Anoche se estrenó el último capitulo de The Last of Us temporada 2, concluyendo el primer acto de la adaptación del segundo videojuego de Naughty Dog, pero si te quedaste con la duda de cómo continuará la historia en la temporada 3, a continuación te dejamos una lista con lo que podrás esperar del futuro del show de HBO.
Esta nota incluye SPOILERS mínimos sobre la temporada 2 The Last of Us, así que si no has terminado de ver la serie de drama inspirada en el juego de PlayStation, lee bajo tu propio riesgo.
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Similar que en el juego, la historia ahora será contada desde la perspectiva de Abby, interpretada por Kaitlyn Dever, y lo que ocurre desde 3 días antes de la conclusión de la segunda temporada.
Craig Mazin, uno de los creadores de la serie, dijo en una conferencia de prensa que “no hay duda que Abby será la heroína de su historia” en la siguiente parte del show.
Tras los sucesos de la temporada 2, la relación de Ellie y Dina evolucionará de lo que vimos en los últimos capítulos y será puesta a prueba, siendo los enfoques principales de la tercera parte.
“Será difícil actuar pretendiendo que no me cae bien Bella (Ramsey). Será difícil porque tengo mucho cariño por la relación de Ellie y Dina. Le pregunté a Craig sobre cómo cambiarán las cosas, pero no creo que aún sepa bien cómo será todo”, dijo Isabela Merced a Variety.
Pedro Pascal interpretó a uno de los personajes más queridos de la franquicia al darle vida a Joel durante las primeras dos temporadas. Sin embargo, tras la muerte de su personaje en el segundo capítulo, su papel se redujo mucho al aparecer únicamente en flashbacks (eso sí, con escenas bien emotivas).
Entonces, en caso de que pudiéramos verlo de regreso, sería obviamente bajo ese mismo formato. Lo bueno es que Mazin nos dio esperanza de que su personaje podría regresar.
“La próxima temporada tendremos probabllemente más flexibilidad (narrativa). Amamos las historias secundarias, entonces podríamos ver un pequeño viaje de Joel y Tommy”, señaló el co-creador del show.
Otro de los ejes centrales de la historia es la guerra librada entre el Frente de Liberación de Washington (W.L.F.) y los Serafitas, una secta religiosa que busca establecer un nuevo orden en el mundo.
Sin embargo, Craig Mazin dijo que será difícil completar toda esta narrativa en una sola temporada.
El mismo Craig Mazin resaltó a Collider que espera que el show sea renovado para una cuarta temporada, con la que podrían terminar de contar adecuadamente todos los hilos narrativos del juego.
En cuanto a por qué la serie tendría 4 temporadas si solo son 2 juegos (especialmente considerando que los sucesos del primer juego se contaron en una sola parte), es porque The Last of Us Parte II (el videojuego), es mucho más largo que el primero y se divide en tres capítulos, entonces tiene lógica que los creadores quieran hacer una temporada por cada acto, aunque la decisión final está en manos de HBO.
Otra cosa a considerar es que el show ya fue renovado para su tercera temporada, pero aún no hay una fecha de estreno, por lo que podrían pasar años para ver nuevos episodios.
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Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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