Vicente Martínez, un joven periodista de Barcelona de 22 años con baja visión, recorre como mochilero medio mundo y ofrece recomendaciones para viajeros con discapacidad en una web y en redes sociales.
“Llamé a la web ‘Tullitour’ y ha sido mi trabajo de fin de grado este pasado mes de junio”, comparte el recién graduado en periodismo en una entrevista concedida a Servimedia desde Malasia, hasta donde se ha desplazado para informar acerca de este país. “Al estar de vacaciones, lo que estoy haciendo es recopilar información y a mi regreso me centraré en optimizar el sitio web para hacerlo más accesible”.
Entre tanto, Vicente no pierde el tiempo y desempeña las dos actividades que más le apasionan: el periodismo y viajar por todo el mundo. Suiza, Bruselas, Laponia, Nueva York, Singapur, Malasia… Y comparte sus experiencias a través de las redes sociales.
“Creo que es fundamental mostrar que una persona con discapacidad puede viajar de una forma autónoma y a través de mis posts señalo las dificultades que se pueden llegar a encontrar en un determinado viaje y cómo solventarlas porque previamente las he detectado yo. Ofrezco consejos y trucos para que la experiencia sea un poquito más sencilla”, asevera.
Vicente es un chico con recursos y, si unas cataratas congénitas le han dejado casi en la penumbra, a él siempre se le ilumina la mente cuando se trata de buscar soluciones para salvar cualquier obstáculo. “A la hora de buscar un autobús para poder leer la dirección a la que se dirige o en el caso de un tren para saber la vía, lo que hago es fotografiar el cartel con mi smartphone y lo amplío a tope”, reconoce. “Como los móviles de ahora tienen una ampliación de hasta 30 veces más hacen de lupa”.
También aconseja “llegar con antelación a cada salida o excursión y preguntar, confirmar y reconfirmar”, lo que no exime de que en alguna ocasión se haya embarcado en el transporte equivocado. Pero quizá así la aventura resulta aún más sorprendente. Este barcelonés está acostumbrado a superar cualquier reto; a salir a la carrera cuando se le escapa el último autobús porque es un joven de amplia zancada. Es Campeón de Atletismo Paralímpico de España en la categoría T12 (personas con discapacidad visual) en la modalidad de 800 metros y medalla de plata en 1.500 metros. Y puede presumir de ostentar el título de tercer puesto en el Campeonato Mundial en la misma categoría en la modalidad de 800 metros.
Vicente se muestra sorprendido cuando las personas, especialmente los que no le conocen bien, le dicen “eres un héroe”. “Yo no soy ningún valiente. Cualquier persona puede viajar sola. Es cierto que yo con un resto visual de un 5% tengo mis limitaciones, pero tenemos un turismo muy accesible y resulta muy cómodo moverse de mochilero incluso con una discapacidad”.
“Viajar solo siempre es una aventura y puede ser también un descubrimiento para cualquiera”. Eso sí, este joven inquieto reconoce que existen grandes diferencias entre recorrer Europa en interrail o viajar por los Estados Unidos que hacerlo por Malasia, donde se encuentra ahora, y desde donde concede esta entrevista a Servimedia.
“De entrada, en todos los países miembros de la Unión Europea además de estar perfectamente adaptados para las personas con discapacidad me he podido beneficiar de multitud de descuentos por mi condición de persona con discapacidad”, confiesa el joven. “Y Nueva York es una ciudad con un transporte absolutamente accesible”.
Al hablar de su estancia en Malasia, la cosa cambia. “Estoy contento. No he tenido ningún percance importante, pero reconozco que he venido a este país con cierto temor, ya que aquí los peatones no tienen ninguna importancia y te pueden arrollar en cualquier momento”.
En cuanto regrese de su periplo malayo, Vicente tiene previsto, además de continuar con su labor informativa en redes sociales, darle un empujón a su web viajera, en la que quiere incluir vídeos y entrevistas a personas con discapacidad de los países visitados para que expliquen, en primera persona, cómo es su vida diaria. El sueño de Vicente sería hacer “un Callejeros Viajeros con discapacidad”, confiesa.
De momento, a sus 22 años y con el título de periodista recién ‘estrenado’, Vicente ya ha callejeado y viajado a más rincones del planeta que otras personas sin ningún tipo de discapacidad. Es una cuestión de actitud y él la tiene toda.
Esta información ha sido elaborada por la agencia de noticias Servimedia y publicada previamente en sus portales de información www.servimedia.es y www.discamedia.es
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La Universidad de sus sueños estaba a más de 4 mil kilómetros de su hogar y aún así Mamadou Safayou Barry decidió montarse en su bicicleta y atravesar 6 países para llegar hasta ella.
En mayo, partió de Guinea hacia el prestigioso centro Al-Azhar, situado en Egipto con la esperanza de ser aceptado.
En el camino de esta aventura, el joven de 25 años y padre de un niño, soportó un calor abrasador durante 4 meses y hasta fue detenido en uno de los países repletos de militantes islamistas o golpes de estado.
Pero valió la pena.
Cuando finalmente llegó a El Cairo recibió una beca por parte de la institución.
Estoy “muy, muy” feliz, le dijo a la BBC.
Agregó que pese a no poder pagar el curso de Estudios Islámicos en Al-Azhar, ni los vuelos a Egipto, la reputación de la universidad lo impulsó a arriesgarse en un viaje a través de Mali, Burkina Faso, Togo, Benin, Níger y Chad.
Al-Azhar es uno de los centros de aprendizaje islámico sunita más influyentes del mundo.
También es uno de los más antiguos. Fue fundado en el año 670 d.C.
Barry salió de su casa “en busca de conocimientos islámicos”, pero en Malí, Burkina Faso o Níger, los ataques de militantes islamistas contra civiles son frecuentes y los recientes golpes de estado han provocado inestabilidad política.
“Viajar por estos países es muy difícil porque no tienen seguridad en este momento”, dijo.
“Tienen muchos problemas y la gente está muy asustada. En Mali y Burkina Faso la gente me miraba como si fuera una amenaza. Veía a los militares por todas partes portando armas grandes y coches“, dijo Barry.
Dijo que fue arrestado y detenido tres veces sin una buena razón: dos en Burkina Faso y una en Togo.
Sin embargo, la suerte de Barry cambió cuando llegó a Chad.
Un periodista lo entrevistó y publicó su historia en internet, lo que llevó a algunos buenos samaritanos a financiarle un vuelo a Egipto.
Esto le evitó andar en bicicleta por Sudán, dónde algunas áreas son actualmente zonas de guerra.
El 5 de septiembre llegó finalmente a El Cairo.
Su determinación le valió una reunión con la decana de estudios islámicos, Nahla Elseidy.
Después de hablar con él, Elseidy le ofreció una plaza en el curso de Estudios Islámicos de Al-Azhar, con una beca completa.
La decana dijo en las redes sociales que la universidad estaba dispuesta a ofrecer sus conocimientos a estudiantes de todo el mundo
Y que esta filosofía “no sólo cubre a los estudiantes internacionales en Egipto sino que también se extiende más allá. Al-Azhar recibe estudiantes de todos los países, los cuida y les ofrece ayudas”.
Barry dijo que estaba “muy, muy feliz” de haber recibido la beca.
“No puedo expresar lo feliz que estoy. Le di gracias a Dios“, dijo.
Barry añadió que los problemas que se encontró durante su expedición quedaron olvidadas hace mucho tiempo y borrados por la alegría de poder convertirse en un becario de Al-Azhar.
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