Hace sólo unas semanas, la ONU alertó que, de seguir al mismo ritmo, la vida en la Tierra será insostenible para el 2050. Ante esta crisis climática, una acción tan simple como usar popotes biodegradables o eliminarlos por completo, ¿realmente ayuda al planeta? La respuesta parece sencilla, pero nuestro archienemigo de plástico es un poco más complicado de lo que pensábamos.
Se estima que, desde el comienzo de su producción masiva en 1950, se han generado en el mundo unas 8 mil 300 millones de toneladas métricas de plástico. Algo así como 80 millones de ballenas azules o mil millones de elefantes. Sí, es en serio.
Anualmente llegan al mar unas 8 millones de toneladas de plástico, en su mayoría en forma de microplásticos (fragmentos menores a 5 mm), Su impacto al medio ambiente y a la salud humana apenas comienza a estudiarse. De seguir con este ritmo, advierte la ONU, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar.
Gran parte de ello lo conforman los llamados plásticos de un sólo uso, artículos que se utilizan una vez (generalmente por unos minutos) y después son desechados. De ellos, muy pocos llegan a reciclarse (10%) y el resto van a tiraderos donde tardan muchísimo tiempo en degradarse. ¡Un popote tarda 100 años!
En realidad, el verdadero villano para los océanos es un ‘personaje’ poco conocido. Según la ONG internacional The Ocean Cleanup, las redes de pesca representan el 46% del plástico en los mares, en su mayoría abandonadas por pescadores ilegales. Estas van atrapando otros desechos y crean una trampa mortal para la fauna marina.
Pero aún dejando de lado a las redes, las pajillas no son el desecho que más flota en los mares. Según The International Coastal Cleanup, ONG que limpia playas y ríos en todo el mundo, los más comunes son las colillas de cigarro, seguidas de envoltorios de comida, botellas, tapas, bolsas plásticas y (¡por fin!) popotes.
Estos utensilios representan menos del 1% de todos los desechos plásticos a nivel mundial. Según datos de Euromonitor, los mexicanos usamos unos 48 kilos de popotes al año. Puede no parecer mucho, pero al ser algo tan ligero, significan muchos.
El detonante parece haber sido un video de YouTube, publicado en 2015, que muestra a un grupo de biólogos tratando de sacar un popote de la nariz de una tortuga golfina. Las imágenes muestran cómo el animal sufre, sangra y hasta parece llorar mientras le retiran los 10 centímetros de plástico.
A continuación te compartimos el video (imágenes sensibles):
El clip se volvió viral y con ello comenzó una ola mundial de campañas contra los popotes. En México, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) lanzó en 2018 la campaña “Sin popote está bien”. Diversas organizaciones, empresas y cadenas de la industria alimenticia se sumaron a la iniciativa.
“Dejar de usar popotes no va a resolver por sí solo el problema global, pero es algo que realmente no nos afecta. Acciones pequeñas como esta pueden ayudar a que más gente salga de su comodidad e integre poco a poco nuevas prácticas a su vida cotidiana”, aseguró a AnimalMX Christine Figgener, la bióloga y autora del famoso video de la tortuga.
Estefanía Arriaga Ramos, jefa de la Unidad de Gestión Sustentable de Residuos Sólidos de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), asegura que “sin el video de la tortuga y las campañas que inspiró, la gente seguiría usando popotes indiscriminadamente.
A veces necesitamos ver el impacto de nuestras acciones para cambiar de hábitos. No por dejar de usarlos vamos a salvar al mundo, pero ayuda a generar un cambio”.
Para la bióloga y funcionaria capitalina, lo más importante es la participación de la ciudadanía. Durante la reciente crisis por los altos niveles de ozono en la CDMX, la primera solución de muchos fue plantar más árboles.
“Eso está muy bien, pero cuando se dijo que había que reducir el uso de autos, muchos se molestaron. Se requiere que la gente cambie de hábitos y sea consciente de que eso puede implicar salir de su zona de confort.
Lo mejor es reducir desechos y buscar opciones más ecológicas. Ya existen popotes biodegradables como los de agave, semilla de aguacate, papel o bambú“, detalla. Además, existen popotes de acero inoxidable o comestibles.
“No pedir un popote en un restaurante o cafetería no cambia nada. No salvamos a las tortugas ni al planeta, pero es un primer paso para crear conciencia sobre el daño que significan los plásticos. Lo realmente importante es eliminar el modelo de ‘usar y tirar’, asegura Miguel Rivas, coordinador de la campaña Océanos de Greenpeace México.
Reformas como las de CDMX, Jalisco, Veracruz y otros estados para prohibir la distribución de popotes, bolsas y otros desechables “abonan a un cambio cultural. Pero es una medida parcial porque se genera ‘basura ecológica’. Ya no de derivados del petróleo, sino de desechables de maíz y otros cultivos. Entonces no cambia el modelo de fondo”, apunta Rivas.
Para la organización ambientalista el mejor residuo es el que no se genera. La verdadera solución sería “cambiar la manera en la que se ofrecen los productos a los consumidores. Se requiere fomentar una economía circular en la que los envases y empaques duren mucho más, sean canjeables, rellenables, y nos impidan generar residuos”.
¡No, por favor! Aunque reducir o eliminar el uso de estos utensilios no va a salvar por sí sólo al planeta, los expertos coinciden en que es una acción simbólica -sencilla pero necesaria-, que puede ayudar a cambiar nuestros hábitos de consumo, transporte, uso de energía, etc.
Comienza dejando de utilizarlo u opta por opciones reusables o popotes biodegradables. Si ya lo haces, analiza qué otro artículo de plástico o desechable puedes eliminar de tu vida o sustituir por una opción más sustentable.
El chisme es un comportamiento presente en casi todas las culturas, desde las ciudades bulliciosas hasta las comunidades hortícolas remotas. Pero ¿por qué nos atrae tanto?
Puede arruinar tu reputación. Puede justificar tu comportamiento. Es entretenido. Y para muchos es un pecado.
El chisme (cotilleo o chusmear, como también se dice en algunos países de América Latina) es un comportamiento que los antropólogos han observado en muchas culturas, desde asentamientos urbanos hasta los más lejanos poblados rurales.
“El chisme está presente en todos nosotros y en cada cultura cuando se dan las circunstancias adecuadas”, le explica a la BBC Nicole Hagen Hess, profesora de Antropología de la Universidad Washington State en EE.UU.
Cuando pensamos en el chisme, podemos pensar en la imagen de una persona hablando a espaldas de otros con malas intenciones. Pero para Hess es algo más amplio.
El cotilleo es un intercambio de “información relevante para la reputación”.
Eso puede significar lo que amigos, familia, colegas o incluso rivales dicen sobre nosotros, pero también incluye lo que se dice en las noticias o en un evento deportivo.
“Bajo mi definición, no se necesita la ausencia de una tercera parte o de la persona que estés hablando, puede estar tranquilamente enfrente tuyo”, explica.
“Si estás hablando sobre esa persona, ya sea sobre su vestimenta o de lo que ha hecho, eso cuenta como chismear”, agrega.
Pero, por qué los humanos hemos llegado a este tipo de comportamientos es una pregunta que los investigadores quieren responder. Estas pueden ser algunas pistas.
La idea de que el chisme puede tener un rol positivo en la sociedad fue popularizado por el académico Robin Dunbar, un antropólogo británico.
De acuerdo a su teoría, en los primates, el aseo es un comportamiento higiénico, pero también social. Junto a crear vínculos, también puede ser usado para reconciliaciones después de peleas, diluir las tensiones y establecer la posición de cada uno de los primates en la jerarquía social.
Este proceso es conocido como “acicalado social” (allogrooming en inglés).
Pero como los humanos no tenemos pelo como el de los primates, el chisme y las conversaciones livianas pueden ser los equivalentes humanos de este “acicalado social”, que tiene el mismo propósito de crear vínculos, establecer el lugar en la jerarquía social e intercambiar información sobre otros, como por ejemplo en quién confiar y en quién no.
Para Dunbar, el lenguaje incluso evolucionó para permitirle a la gente chismorrear.
En 2021, un estudio de la Universidad de Dartmouth en EE.UU. reveló que la gente que cotillea junta, además de influenciar en el otro, también se une más en el proceso.
“Especulamos que los participantes de este estudio establecieron un sentido de comunidad entre ellos, creando una ‘realidad compartida’ que sirvió para influir en el comportamiento y las perspectivas de cada uno, al tiempo que satisfacía el deseo inherente de cada uno de tener una conexión social”, se puede leer en la investigación.
Esta investigación también descubrió que el chisme ayuda a promover la cooperación dentro de un grupo, después de observar que los participantes estaban dispuestos a contribuir con más dinero en un juego grupal cuando tuvieron la oportunidad de cotillear entre ellos.
“El chisme no es una construcción monolítica y su definición es mucho más compleja y va más allá de que simplemente es hablar mal del otro como lo hemos aprendido”, concluye la investigación.
Kelsey McKinney, fundadora del podcast Normal Gossip en el que personas comunes y corrientes comparten sus chismes, sabe como una anécdota con contenido puede juntar a varios extraños.
Cuando comenzó la pandemia del covid-19 y las personas tuvieron que estar encerradas, la necesidad por historias se hizo más grande.
“Me di cuenta de que estábamos hambrientos”, explica McKinney.
“Mucho de nuestras vidas y de cómo percibimos el mundo es através de la narrativa que nos contamos y el chisme es la narrativa. Nos contamos las cosas entre nosotros, y por supuesto hay peligro, pero también hay muchas cosas buenas”, añade.
Los humanos han evolucionado durante millones de años para aprender cómo es la mejor forma de protegernos de un potencial daño o peligro.
Para algunas mujeres, el chisme es una herramienta vital de estrategia para sobrevivir, particularmente cuando se navega en amenazas como una situación riesgosa en una cita.
“Las mujeres están en una situación de desventaja física cuando se trata de pelear con un hombre. Eso es una información importante que deseas compartir con tus amigas o con tus más cercanas aliadas”, explica Hess.
La supervivencia y nuestro lugar en la sociedad también depende mucho de la reputación.
Tener mala reputación puede ser devastador, señala la experta.
De acuerdo a ella, puede dañar tu posición social, limitar tus oportunidades económicas e incluso afectar tu acceso a recursos como los alimentos.
“Si la gente habla de forma negativa en los chismes sobre ti puede causar un daño substancial”, anota Hess.
Además argumenta que el chisme es una forma social de control usada para mantener o mejorar la posición en una jerarquía social.
Para ella la gente trata de manejar cómo es percibida en sus entornos sociales, así que se vigilan unos a otros a través del cotilleo.
Y agrega que el chisme también sirve para proteger su propia reputación y, en algunos casos, socavar a los rivales.
“Los humanos son competitivos por naturaleza con otros miembros de su especie y el conflicto no es algo de lo que se van a desprender”, explica.
Para la mayoría de la gente, el chisme puede parecer una diversión inofensiva.
“Ese es el tipo de chisme en el que me especializo”, dice la podcaster McKinney.
Su fascinación por este tema, y su pasión por contar historias, proviene de haber crecido en un hogar religioso donde le enseñaron que el chisme era pecaminoso.
“Un buen chisme es algo que inmediatamente sale de tu boca y se lo dices a otra persona”, argumenta.
¿Y un mundo sin él?
“¡Dios mío! ¡Qué aburrido!”, responde riendo.
Ya sea por diversión, supervivencia o vínculos sociales, el chisme se ha convertido en una constante en nuestras vidas: un “universal humano” que no debe ignorarse, dice la doctora Hess.
“El chisme tiene consecuencias reales”, explica. “Si solo fuera una conversación informal, aleatoria y falsa, no afectaría la forma en que las personas deciden distribuir beneficios a otros miembros de sus comunidades”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
También puedes seguirnos en YouTube, Instagram, TikTok, X, Facebook y en nuestro nuevo canal de WhatsApp.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.