
Cada día vemos el surgimiento de nuevos términos, ya sea para referirse a prácticas actuales, a estilos para vestir o incluso a tipos de personas. Te contamos qué es el “hombre performativo” o “performative male” del que tanto se habla últimamente, cuál sería el origen y a qué se refiere exactamente.
Si leyendo el título de la nota ya te estas preguntando qué demonios es este nuevo término, aquí te damos el contexto completo completo.
Se trata de una nueva figura o arquetipo social aplicado a los hombres (más comúnmente los de la generación z), en palabras simples sería una especie de anti-macho tóxico. Hasta ahí suena bastante bien ¿no? El punto es que todo esto no es genuino.
A diferencia del arquetipo hegemónico clásico, este hombre adopta una estética, discursos y hábitos que simulan sensibilidad, deconstrucción y progresismo… pero no siempre de forma genuina, sino como una especie de estrategia de seducción.
Sensibilidad estética y referencias reconocibles son parte de las características. Podríamos describirlo con un look de camisetas boxy, tote bags, cámaras análogas y un libro —de preferencia escrito por una mujer— bajo el brazo. Sin embargo, aquí no hablamos de una simple tendencia estética o de moda, sino de algo más profundo.
Lo que distingue al hombre performativo, y lo vuelve criticable, es la falta de autenticidad: ni sus gestos ni su estética son genuinos. Todo en él responde a un performance, una actuación calculada que busca obtener algo a cambio.
Se muestra vulnerable, pero solo hasta donde conviene. Defiende el feminismo, pero únicamente de forma pública y frente a mujeres. Habla de inteligencia emocional, aunque suele evadir su propia responsabilidad.

Foto: Pinterest.
El concepto tiene raíces en la teoría de la “performatividad de género” de Judith Butler, quien afirmó que el género se construye mediante actos repetidos. Sin embargo, en los últimos tiempos el adjetivo tiene más un tono cargado de ironía.
Ahora se utiliza para señalar comportamientos que aparentan una postura ética, política o estética… sin tener un verdadero compromiso con ella. De esta menanera el hombre performativo de 2025 no es muy distinto del “poser”: alguien que adopta ciertos códigos culturales para resultar deseable.
Ahora, si te preguntas qué es lo que hace que este arquetipo tenga relevancia social te contamos que es el capital cultural, un concepto de Pierre Bourdieu en el que el conocimiento y las cosas que te hacen parecer culto o la deconstrucción tiene un valor más allá del personal, logrando posicionarse incluso como una herramienta de seducción.
Qué mas quisieramos nosotras que darte la fórmula mágica, pero lo cierto es que no existe. Sin embargo, una herramienta que puede funcionar es que más allá de sus discursos mires sus acciones, el respeto por los demás y el trabajo constante por desmontar los privilegios que otorga el género y finalmente hazle caso a tu intuición, cuando una persona es genuina se siente y cuando no aún más.

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
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