Después de décadas con una de las jornadas más largas del mundo, México se prepara para dar un paso histórico: avanzar hacia una semana laboral de 40 horas. El anuncio oficial, hecho por el nuevo gobierno el pasado 1 de mayo, fija como meta el año 2030. Es un horizonte esperanzador, pero también un compromiso que no puede quedarse en el discurso.
Bajo la promesa de “devolver ocho horas a la semana y a los trabajadores”, el gobierno federal ha convertido esta reforma en una de sus banderas. Y aunque aún faltan detalles técnicos, el mensaje político es potente: el trabajo digno incluye también el derecho al descanso.
Durante años, millones de personas en México han trabajado jornadas excesivas, sin ver reflejado ese esfuerzo en su salud, en su calidad de vida o en su salario. Quienes laboran en maquilas, call centers, cadenas de producción o servicios saben que trabajar seis días a la semana deja poco espacio para cuidar hijos, atender enfermedades o simplemente descansar.
Reducir la jornada legal a 40 horas semanales sin bajar el sueldo no es un lujo: es una medida de justicia, y no es una idea nueva ni descabellada. Países como Bélgica y Japón han iniciado pruebas piloto con semanas laborales más cortas, demostrando que la productividad puede mantenerse o incluso mejorar si se garantiza el bienestar. En España, por otro lado, pequeñas empresas de tecnología ya aplican modelos de cuatro días laborales, con buenos resultados.
Esta transición requerirá ajustes y acuerdos. No será suficiente con modificar la ley; hará falta voluntad de todas las partes. Por eso será clave el diálogo entre empleadores y personas trabajadoras para diseñar esquemas de horarios que funcionen en cada empresa, sin sobrecargas ni simulaciones.
Las personas trabajadoras no deben pagar el costo de este cambio. No puede permitirse que las ocho horas “liberadas” se recuperen con horas extra disfrazadas o con recortes de salario encubiertos. Esa trampa quitaría sentido a la reforma.
La meta del 2030 obliga a una planificación seria. ¿Cómo se implementará la medida en sectores con alta rotación o sin horarios fijos? ¿Qué tipo de acompañamiento recibirán las pequeñas empresas? ¿Qué papel jugarán los gobiernos estatales? ¿Habrá medidas para que también en el sector informal —donde trabaja más de la mitad del país— se empiece a reconocer este derecho?
La experiencia nos dice que las mejores reformas laborales se construyen con participación, no solo desde el poder. Hasta ahora, por ejemplo, muchos sindicatos grandes han permanecido al margen de esta discusión. Es hora de que se sumen y respalden este cambio con propuestas y vigilancia.
Durante más de 25 años hemos acompañado a personas trabajadoras en sectores donde las jornadas largas y los turnos rotativos son la norma. Sabemos que el cansancio crónico, la ansiedad y el abandono del hogar no son problemas individuales, sino consecuencias directas de un modelo de trabajo que exprime cuerpos y tiempo.
La posibilidad de trabajar menos y vivir más no es una utopía. Es una exigencia razonable y alcanzable. Pero requiere compromiso, vigilancia y una voz activa de las personas trabajadoras. Que esta promesa no se quede en el archivo de reformas pendientes. Que se convierta en un verdadero parteaguas para quienes llevan años sosteniendo al país con jornadas que no dejan espacio para la vida. La cuenta regresiva ha comenzado.
* Centro de Reflexión y Acción Laboral A. C. es una organización que, desde el servicio de la Fe, la promoción y la formación de los derechos humanos laborales busca construir un mundo incluyente, hospitalario e igualitario, en donde se respete la dignidad de todas las personas y se promueve su desarrollo humano integral. Proporcionan servicios gratuitos de asesoría legal, formación y organización en la promoción y defensa de los derechos humanos laborales a toda persona trabajadora que lo requiera, así como la formación de personas promotoras y defensoras de derechos humanos laborales.
El actor francés había sido acusado por dos mujeres de agredirlas sexualmente durante un rodaje.
El actor francés Gérard Depardieu fue declarado culpable de agredir sexualmente a dos mujeres en un rodaje y fue condenado a 18 meses de cárcel con suspensión de la pena.
Las dos mujeres acusaron a Depardieu, de 76 años, de haberlas manoseado durante la filmación de una película en 2021. El actor había negado las acusaciones en su contra y su abogado afirmó que apelaría la sentencia.
El tribunal de París consideró que una de las víctimas, una escenógrafa llamada Amélie, había aportado pruebas coherentes, mientras que las versiones de Depardieu habían cambiado con el tiempo.
Amélie declaró a la prensa que estaba “conmovida” y satisfecha con el veredicto, que para ella era una victoria.
Mira: Kylian Mbappé, estrella del Real Madrid, es investigado en Suecia por violación y agresión sexual
El actor también fue condenado por agredir a una ayudante de dirección llamada Sarah.
Depardieu no acudió al tribunal para escuchar la sentencia, sino que se encontraba trabajando en el rodaje de una película en las Azores.
Carine Durrieu-Diebolt, abogada de las dos mujeres, le dijo a la prensa que espera que el veredicto marque el fin de la impunidad para un artista de la industria cinematográfica.
“Es una victoria para dos mujeres en un plató de cine, pero es una victoria para todas las mujeres que están detrás de este caso y pienso en todas las demás víctimas de Depardieu”, señaló.
La abogada también afirmó que el caso había llegado a su fin horas antes de que comenzara el festival de cine de Cannes.
Las supuestas agresiones tuvieron lugar en septiembre de 2021, cuando Depardieu rodaba una película titulada Les Volets Verts (Las persianas verdes) sobre un actor que envejece y se enfrenta a la decadencia de sus facultades.
Este es el primer juicio contra Depardieu por agresión sexual. Varias otras mujeres han hecho acusaciones similares en los medios de comunicación, y un presunto caso de violación podría llegar a los tribunales en el futuro.
Al final del juicio, celebrado en París a fines de marzo, el fiscal Laurent Guy declaró que “es perfectamente posible ser un excelente actor y un gran padre, y aun así cometer un delito”.
“No están aquí para juzgar al cine francés. Están aquí para juzgar a Gérard Depardieu, como harían con cualquier otro ciudadano”.
El fiscal había solicitado una pena de prisión suspendida de 18 meses, así como una multa de 20 mil euros y la inclusión en la lista de delincuentes sexuales.
Claude Vincent, representante de una de las dos denunciantes, describió a Depardieu como un “misógino” y un “ejemplo de sexismo”.
Por parte de la defensa, Jérémie Assous pidió la absolución y calificó al equipo de demandantes de ser “más militantes que abogados”.
“No soportan que haya siquiera una defensa. Creen que cualquier defensa es una agresión suplementaria”, declaró ante el tribunal.
La primera demandante —una escenógrafa llamada Amélie— dijo ante el tribunal que, tras una pequeña discusión con Depardieu, el actor la agarró entre sus piernas y la sujetó por las caderas.
La segunda mujer, una ayudante de dirección llamada Sarah, declaró que Depardieu le tocó las nalgas y los pechos a través de la ropa en tres ocasiones distintas.
El actor negó las acusaciones, limitándose a decir que podría haber tocado a las mujeres accidentalmente o para mantener el equilibrio.
“Mi nombre ha sido arrastrado por el barro con mentiras e insultos”, afirmó Gérard Depardieu al final de las audiencias.
“Un juicio puede ser una experiencia muy especial para un actor. Ver toda esta ira, la policía, la prensa. Es como estar en una película de ciencia ficción, salvo que no es ciencia ficción. Es la vida”.
Depardieu dio las gracias a los equipos de la acusación y la defensa por haberle enseñado cómo funcionan los tribunales. “Estas lecciones pueden servirme de inspiración algún día si llego a interpretar a un abogado”, dijo.
El actor afirmó que llevaba tres años sin trabajar desde que empezaron a circular las acusaciones sexuales contra él.
Sin embargo, a principios de este mes se informó de que había empezado a trabajar en las Azores en una película dirigida por su amiga, la actriz Fanny Ardant. Según los medios de comunicación, Depardieu interpreta a un mago en una isla misteriosa.
Ardant trabaja con Depardieu en Les Volets Verts y habló en su defensa en el juicio.
“El genio, sea cual sea su forma, lleva en sí un elemento de extravagancia, indomabilidad y peligro. (Depardieu) es el monstruo y el santo”, dijo.
Otra veterana actriz francesa se puso el lunes del lado de Gérard Depardieu.
En una inusual entrevista con la televisión francesa, Brigitte Bardot, de 90 años, deploró cómo “las personas con talento que tocan las nalgas de una chica son relegadas a la mazmorra más profunda”.
“El feminismo no es lo mío”, dijo Bardot. “Personalmente, me gustan los hombres”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.
Utilizamos cookies propias y de terceros para personalizar y mejorar el uso y la experiencia de nuestros usuarios en nuestro sitio web.