La película Emilia Pérez (Jacques Audiard, director, 2024) puede ser examinada desde la óptica de la bioética y el derecho. La presente columna excluye el análisis de los aspectos narrativos, temáticos, técnicos, interpretativos y estéticos de la película; enfatiza la influencia de las determinantes sociales de salud en la transición de género, y la relación entre la vulnerabilidad social y la violencia estructural y estructurante que no se refleja de forma seria en la temática.
¿Por qué Emilia Pérez se relaciona con la bioética? Porque el tópico aborda cómo los avances biomédicos y biotecnológicos están al alcance de las personas en relación con las determinantes sociales de salud que expone las desigualdades en el acceso a tratamientos médicos, cirugías de afirmación, y transición social y legal de género, todo lo cual plantea dilemas bioéticos y jurídicos sobre justicia y no discriminación.
Así, el personaje principal Juan “Manitas” del Monte se somete a cirugías de afirmación de género en un tiempo récord, ya que cuenta con los medios económicos y la posibilidad de efectuarlas e incluso para contratar a la abogada que lo ayuda con las gestiones de su transición y la desaparición social del “Manitas”.
La película aborda el derecho a decidir sobre el propio cuerpo e identidad, reflejando principios bioéticos y legales de autonomía y libre desarrollo de la personalidad, al tiempo que expone la desigualdad de acceso a la salud, ya que sin el dinero suficiente es muy complejo que una persona pueda agilizar su transición, debido a que los costos aproximados de las terapias integrales (endocrinológicas, psicológicas, etcétera) y las operaciones de reasignación de sexo van desde los 400 000 pesos mexicanos en adelante.
En 2019, Gabriela Quiroga, diputada del Partido de la Revolución Democrática, presentó una propuesta de reforma al Artículo 24 de la Ley de Salud de la Ciudad de México para que las cirugías de reasignación de sexo se realicen de forma gratuita en hospitales públicos, siempre que se haya recibido, al menos, dos años de terapia hormonal y psicoterapia. Esta reforma propuesta incluía la realización de procedimientos quirúrgicos como la faloplastia, vaginoplastia, escrotoplastia, mastectomía bilateral (remoción de mamás) y gaginectomía (remoción de la vagina). Esta iniciativa no tuvo acogida, por lo que en la actualidad el acceso a dichas intervenciones está reservado para quien tiene los medios económicos. No obstante, en 2021, en la Ciudad de México (CDMX) se publicó la Ley para el Reconocimiento y Atención de las Personas LGBTTTI, que en sus objetivos señala la protección a la diversidad sexo-genérica y la prevención de la discriminación por transfobia. Además, existe en la CDMX la Unidad de Salud Integral para las Personas Trans (USIPT), inaugurada en 2021 con la misión de garantizar el acceso a la salud de la población trans, para lo cual brinda servicios de salud individual integral, por ejemplo de salud mental a través de psicoterapia y apoyo en la transición, y salud comunitaria mediante el apoyo de pares para población trans y sus familiares, que incluye actividades culturales y recreativas, asesoría legal y capacitaciones.
Otro aspecto que aborda la cinta es la relación del bienestar físico, psíquico y emocional de Emilia. Su transición mejora su salud y calidad de vida; sus decisiones están orientadas a su felicidad y autorrealización; cambia su personalidad y busca una nueva identidad con lo que busca reparar el daño que el anterior “Manitas” (como jefe de un cartel de narcotráfico) había ocasionado. Dicha transición es posible por su capacidad económica y sus conexiones, pero no es una opción para la mayoría de las personas afectadas por el narcotráfico o la marginalidad en América Latina, lo que invisibiliza la realidad de quienes no pueden huir del sistema.
Este renacimiento personal y resarcimiento social de Emilia se refleja en la creación de una fundación que apoya a los familiares de personas desaparecidas, una problemática real en México y que a nivel global se relaciona con la vulnerabilidad estructural social y la violencia, ya que el crimen organizado y la desaparición forzada afectan principalmente a personas en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica, con poco poder de injerencia, incluso para el acceso a la justicia.
La película también refuerza la visión extranjera de México como un país dominado por el narcotráfico y la corrupción, sin profundizar en las causas estructurales de la violencia: contexto social, económico, político, gobernanza y gobernabilidad, los cuales se conjugan creando una estructura en la que la vulnerabilidad social es un producto evidente de las jerarquías políticas, socioeconómicas y culturales basadas en la discriminación. Además, no considera que el fenómeno del narcotráfico es global porque responde a la demanda internacional de drogas, financia corrupción y violencia transfronteriza, impacta la salud pública y debilita economías y gobiernos. Su alcance va más allá de México, afectando a países productores, distribuidores y consumidores en todo el mundo.
La falta de tutela judicial efectiva para los familiares de personas desaparecidas refleja una vulnerabilidad estructural vinculada a la corrupción en sectores públicos y privados, generando inseguridad jurídica y social. Sin embargo, la película presenta una visión simplista de las autoridades y el sistema judicial, reduciéndolos a figuras ineficaces o corruptas, sin mostrar los esfuerzos internos por combatir la impunidad. Al punto que plantea la paradoja en la cual un exnarcotraficante, con varios delitos cometidos, queda impune y se convierte en una “santa” al querer resarcir, de alguna manera, los crímenes de la identidad anterior de Emilia.
La película también aborda la muerte social a través de la desaparición forzada y la transformación del “Manitas” en Emilia, evidenciando qué vidas merecen ser reconocidas y cuáles son borradas. Esto refleja cómo los determinantes sociales generan privilegios y vulnerabilidades en un contexto de violencia estructural. Además, estos ejemplos resaltan el principio bioético de la solidaridad: mientras las familias de los desaparecidos luchan colectivamente por justicia, Emilia encuentra apoyo en quienes la validan y reconocen. Ambas narrativas subrayan el papel crucial de las redes de apoyo en escenarios de violencia y exclusión.
Por lo tanto, la película Emilia Pérez muestra cómo los avances tecnocientíficos en medicina y sociedad dependen de los determinantes sociales en salud, generando exclusión en el acceso a la biomedicina y biotecnologías. Además, evidencia cómo la violencia estructural —no sólo en México, sino a nivel global— refuerza la discriminación, desigualdad, pobreza e injusticia, y normaliza la violencia. Aunque la película no profundiza en ello, la solidaridad y las redes de apoyo son clave para resistir este sistema, donde los intereses de los grupos de poder no deben prevalecer sobre los derechos humanos, la dignidad y la justicia.
* Claudia Orellana Robalino es abogada políglota con cédula profesional en Ecuador y México; es asesora legal en temas de bioética y derecho; máster en Bioética y Derecho por la Universidad de Barcelona, y cuenta con estudios en Estados Unidos, Ecuador, México y España. Además, es autora de artículos académicos, profesora de bioética, editorialista en el diario digital Tiempo Real, miembro de asociaciones de bioética y derecho en América Latina, y activista por la libertad y principios de derechos humanos.
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El desastre que ha azotado Blatten es la peor pesadilla para las comunidades de los Alpes.
El pueblo suizo de Blatten quedó prácticamente destruido tras el derrumbe de un enorme trozo de glaciar en el valle en el que se encuentra.
Aunque el pueblo había sido evacuado hace unos días por temor a que el glaciar Birch se estuviera desintegrando, se ha reportado la desaparición de una persona y muchas casas han quedado completamente sepultadas.
El alcalde de Blatten, Matthias Bellwald, declaró que “ha ocurrido lo inimaginable”, pero sdijo que el pueblo aún tiene futuro.
Las autoridades locales han solicitado el apoyo de la unidad de socorro del ejército suizo y miembros del gobierno suizo se dirigían al lugar.
El desastre que ha azotado Blatten es la peor pesadilla para las comunidades de los Alpes.
Los 300 habitantes del pueblo tuvieron que abandonar sus hogares el 19 de mayo después de que los geólogos que monitoreaban la zona advirtieran que el glaciar parecía inestable. Ahora, muchos de ellos podrían no regresar jamás.
Conteniendo las lágrimas, Bellwald declaró: “Hemos perdido nuestro pueblo, pero no nuestro corazón. Nos apoyaremos y consolaremos mutuamente. Tras una larga noche, volverá a amanecer”.
El gobierno suizo ya ha prometido financiación para garantizar que los residentes puedan quedarse, si no en el pueblo, al menos en la región.
Sin embargo, Raphaël Mayoraz, director de la oficina regional de Riesgos Naturales, advirtió que podrían ser necesarias más evacuaciones en las zonas cercanas a Blatten.
El cambio climático está provocando que los glaciares (ríos de hielo congelados) se derritan cada vez más rápido, y el permafrost, a menudo descrito como el pegamento que mantiene unidas las altas montañas, también se está descongelando.
Imágenes de drones mostraron el colapso de una gran sección del glaciar Birch alrededor de las 15:30 hora local del miércoles. La avalancha de lodo que arrasó Blatten sonó como un rugido ensordecedor al descender hacia el valle, dejando una enorme nube de polvo.
Los glaciólogos que monitorean el deshielo llevan años advirtiendo de que algunas localidades alpinas podrían estar en riesgo, y Blatten ni siquiera es la primera en ser evacuada.
En el este de Suiza, los residentes del pueblo de Brienz fueron evacuados hace dos años porque la ladera de la montaña se estaba desmoronando.
Desde entonces, solo se les ha permitido regresar por períodos cortos.
En 2017, ocho excursionistas murieron y muchas casas quedaron destruidas cuando el mayor deslizamiento de tierra en más de un siglo azotó las cercanías del pueblo de Bondo.
El informe más reciente sobre el estado de los glaciares suizos sugirió que podrían desaparecer por completo en un siglo si no se logra mantener la temperatura global dentro de un aumento de 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, acordado hace diez años por casi 200 países en el marco del Acuerdo de París sobre el Clima.
Muchos científicos del clima sugieren que este objetivo ya se ha incumplido, lo que significa que el deshielo de los glaciares seguirá acelerándose, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos de tierra, y amenazando a más comunidades como Blatten.
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