Fue coincidencia, pero desde principios de febrero tanto a nivel global como a nivel nacional, el tema de políticas de control para los cigarros tradicionales y la regulación o no de los productos alternativos, o de riesgo reducido, como vapeadores, ha cobrado un nuevo auge.
De hecho, mientras en México el presidente Andrés Manuel López Obrador presentaba una iniciativa para que, desde la Constitución, se prohíba la producción, distribución, comercialización y enajenación de cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos electrónicos análogos; en Panamá se llevaba a cabo la décima reunión de la
Conferencia de las Partes (COP10), que es el órgano rector del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En ambas instancias se ha privilegiado un enfoque prohibitivo a las llamadas alternativas de productos de nicotina de riesgo reducido como los vapeadores, cigarrillos electrónicos o dispositivos de calentamiento de tabaco en lugar de buscar su regulación, a pesar de que, si bien no se trata de productos inocuos, sí hay estudios y experiencias internacionales que indican que estos productos generan menos efectos en la salud que el cigarro tradicional.
La ciencia y los vapeadores
De acuerdo con expertos como Riccardo Polosa, profesor titular de medicina interna en la Universidad de Catania en Italia y fundador del Centro de Excelencia para la Aceleración de la Reducción de Daños, el principal problema del consumo de tabaco es la combustión que se genera cuando se enciende.
“El enemigo es claramente la combustión, no es siquiera un cigarrillo lo que es peligroso. Necesitas encenderlo e inhalar y eso te dará más de 7,000 químicos. Nuestro organismo, el cuerpo humano, está diseñado para defenderse de ataques químicos. Pero cuando sigues atacando tu cuerpo humano durante muchos años, por muchas décadas, con más de 7,000 químicos, llega a un punto en el que se rinde y entonces es el momento en el que desarrollas cáncer, EPOC y enfermedades cardiovasculares”, dijo en entrevista durante uno de los foros alternos que se llevaron a cabo en Panamá durante la COP10.
El especialista, que durante los últimos 15 años ha investigado sobre las enfermedades relacionadas con el tabaco, la prevención y el abandono del hábito de fumar, así como la reducción de los daños del tabaco y los productos de vapor electrónico, califica como “criminal” el ignorar el concepto de reducción de riegos para los fumadores que no pueden o no quieren dejar de hacerlo.
“¿Qué tipo de política nacional de salud puedes proponer para personas que no quieren dejarlo o no pueden dejarlo? ¿Los dejas morir? No, estamos en 2024. Tenemos nuevas tecnologías con un riesgo muy reducido que pueden sustituir los combustibles del tabaco y pueden marcar una gran diferencia. Lo hemos demostrado repetidamente, en muchos estudios. Hemos mostrado mejoras en la calidad de vida de las personas que han cambiado de combustibles de tabaco a herramientas de reducción de riesgo”, cuestionó.
Alejandro Chávez, integrante de la clínica de cuidados coronarios del Hospital de México, mencionó que países que han adoptado alternativas al cigarro tradicional han sido exitosos en la reducción de daños a la salud. Por ejemplo, el caso de Suecia, que desde 1992 adoptó el snus y en 20 años logó una reducción importante de enfermedades cardiovasculares y de 90% de cáncer de pulmón.
Al hacer mención del vapeo, mencionó que este hábito puede generar 90% menos de daño vascular; no obstante, reconoció que “es una aberración que una persona que no fuma, comience a vapear y es doble aberración que niños y adolescentes comiencen a vapear”.
De hecho, consideró durante el Segundo Foro Latinoamericano Nicotina y Reducción de Riesgo que se llevó a cabo en Panamá de manera paralela a la COP10, que la ausencia de regulación al vapeo y productos alternativos al cigarro tradicional puede generar no saber qué tipo de compuestos ingiere la persona al hacerlo.
Por ello, dijo, es necesario legislar estas alternativas de riesgo reducido para que las personas pueden tener acceso a la tecnología, a la información, a la decisión al producto y a la variedad.
Las normas y la prohibición
Christopher Snowdon, jefe de Economía del Estilo de Vida en el Instituto de Asuntos Económicos en Londres, Inglaterra (otro país que ha regulado las alternativas de riesgo reducido al cigarro tradicional como los vapeadores, logrando reducción de siete puntos porcentuales en la tasa de fumadores de ese país) enfatizó que al momento no hay evidencia de que el vapeo destruya los sistemas respiratorios, como lo afirmó el presidente López Obrador, e indicó que un gobierno que promueve la prohibición de estos productos puede estar basado en malentendidos de la evidencia científica.
“Es perfectamente razonable regular estos productos de una manera que prohíba ciertos químicos que se usen en cigarrillos electrónicos. Eso es lo que hacemos en Gran Bretaña, en la Unión Europea, en muchos otros países, no hay necesidad de ciertos químicos que puedan resultar causar daño. En Gran Bretaña tenemos una lista bastante larga de cosas que no puedes poner en cigarrillos electrónicos”, explicó.
Konstantinos Farsalinos, investigador del Centro de Cirugía Cardiaca Onassis y del departamento de Farmacología de la Universidad de Patras, Grecia, señalo que desde la OMS se ha impuesto una visión prohibitiva a las alternativas de riesgo reducido a los cigarros como la única forma de evitar el daño e hizo una analogía:
“La premisa de la OMS es que todos los productos de nicotina son dañinos, lo cual es muy diferente de lo que dice la ciencia. Sienten que solamente hay una opción que no tenga riesgos; es como combatir accidentes de autos diciendo que nadie debe manejar un coche, o sea no ofrecer ningún otro método para reducción de riesgo”, consideró durante el Segundo Foro Latinoamericano Nicotina y Reducción de Riesgo.
El especialista añadió que los esfuerzos para evitar que la gente fume, que llevan más de 60 años desde que se informa de los riesgos del cigarro,no han sido exitosos, pues hay en el mundo más de mil millones de fumadores y no se ha cuestionado este resultado. No obstante, señaló que la OMS y muchos países no han adoptado el concepto de reducción de riesgo para regular los productos alternativos al cigarro.
“La reducción de riesgo ha sido ampliamente no aceptable por parte del movimiento del control de tabaco con pocas excepciones. Pero la reducción de riesgo no se trata de utilizar una sustancia menos dañina, se trata de abordar a la estigmatización, marginalización, criminalización, igualdad y represión, y hoy vemos que para el movimiento del control de tabaco en su mayoría, el fumador es el enemigo, no es el fumar. Y si se aplican reglas y regulaciones la reducción de riesgos es un esfuerzo de proteger la salud pública y la salud persona, pero también es una estrategia de proteger la dignidad y las libertados de las personas”, afirmó.
| Foto: Especial
El debate sobre vapeadores
Viene para México el análisis de la iniciativa presidencial. Los activistas del vapeo y productos similares coinciden en que una prohibición total solo generará un mercado negro en el cual las autoridades no podrán verificar el contenido de estos dispositivos.
En cambio, una regulación permitiría poner reglas claras del contenido y límites para que los menores de edad no puedan acceder a estos productos. En tanto en las próximas semanas México se debatirá entre prohibir y regular.
De hecho, el pasado 12 de marzo activistas e integrantes de asociaciones civiles se manifestaron en la Cámara de Diputados en rechazo a la prohibición de vapeadores, promovida por el presidente López Obrador.
La manifestación fue liderada por la organización civil mexicana ALLVAPE (Alianza por la Libertad de Vapeo) y por World Vapers’ Alliance (Alianza Mundial de Vapeadores).
Nota del editor: Esta publicación se realiza con información de las entrevistas realizadas a los personajes citados, así como de Philip Morris International como parte de las alianzas estratégicas de Grupo Editorial Criterio.
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