El gobierno de los Estados Unidos afirmó que pactó con la administración de Claudia Sheinbaum intensificar la seguridad mediante la cooperación para desmantelar los cárteles mexicanos.
En un escueto comunicado, la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce, indicó que hoy viernes, el secretario de Estado, Marco Rubio, conversó vía telefónica con el canciller mexicano Juan Ramón de la Fuente en donde coincidieron en la necesidad de mejorar la seguridad y el bienestar de ambas naciones.
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“Hoy, el secretario de Estado, Marco Rubio, conversó con el secretario de Relaciones Exteriores de México, Juan Ramón de la Fuente, para impulsar el progreso en nuestras prioridades de seguridad compartidas, incluyendo los esfuerzos para asegurar la frontera entre Estados Unidos y México”, comentó.
Precisó que se tienen que desmantelar las organizaciones de cárteles y promover la seguridad económica en América del Norte.
Por su parte, la Secretaría de Relaciones Exteriores indicó que De la Fuente resaltó la importancia que tienen las remesas para las familias mexicanas y las razones por las cuales México se opone al proyecto de gravarlas con un impuesto del 3.5 %.
“También conversaron sobre la visita a Washington, D. C., de las y los legisladores mexicanos que tendrá lugar la próxima semana, para dialogar con sus contrapartes sobre el tema”, indicó la dependencia mediante X.
Agregó que, el secretario Rubio reconoció los avances en materia de migración y seguridad, y destacó el trabajo realizado en materia de combate al tráfico de armas. Ambos convinieron en continuar el diálogo a través de los respectivos equipos.
El gobierno de Estados Unidos designó a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, cumpliendo así con la orden ejecutiva firmada por el presidente Donald Trump el pasado 20 de enero.
La orden que fue firmada por Rubio, sostiene que existe una base fáctica suficiente para determinar que estos cárteles cumplen con las características descritas en la sección 219 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (INA, por sus siglas en inglés).
La lista incluye a ocho organizaciones criminales entre las que se encuentran seis mexicanas: el Cártel de Sinaloa, Cártel de Jalisco Nueva Generación, Carteles Unidos, Cártel del Noreste, Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana.
A estas se suman la banda criminal de Venezuela conocida como Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha de El Salvador.
El documento sobre la designación se encuentra en el Registro Federal y entró en vigor el jueves 20 de febrero.
La jefa de Patrulla del Sector del Valle Río Grande de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por siglas en inglés), Gloria Chávez, advirtió que detectaron a 155 mil drones presuntamente de cárteles mexicanos que vigilan las operaciones de agentes fronterizos y militares.
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“155 mil drones que se han registrado hasta la fecha, los estamos captando desde febrero del 2022, fue cuando se notó que había drones que están vigilando nuestras operaciones a lo largo de la frontera no es exclusivo a la frontera del sur del valle de Texas, eso se ha visto a lo largo de la frontera suroeste con México donde se ha registrado la mayoría de este tipo de táctica que se está utilizando por los cárteles o por las organizaciones criminales”, comentó.
Explicó que los aparatos podrían atacar a los agentes fronterizos y militares, pues intentan cruzar drogas hacia los Estados Unidos. Dijo que el 80% de los oficiales están resguardando la frontera mediante patrullajes, pero tienen la amenaza de dichos drones.
“Sabemos perfectamente cómo están operando estos criminales aquí en esta zona, el sector del Río Grande. (…) Es muy peligroso para nosotros, es muy desconcertante para mí como jefa de esta región porque yo he visto videos donde los drones se arman y entonces causan daño a seres humanos, entonces mi gran preocupación es que esa táctica se utilice contra nuestros oficiales o nuestros soldados militares que están patrullando en la frontera”, indicó.
El nuevo aeropuerto Jorge Chávez quiere mejorar las conexiones de la capital peruana y ser vanguardia en la región.
El nuevo aeropuerto Jorge Chávez de Lima comienza a funcionar a pleno rendimiento este primero de junio con la promesa de convertirse en uno de los aeródromos más modernos y con más tránsito de Sudamérica.
Después de varias semanas de pruebas, en las que un grupo reducido de aerolíneas internacionales han estado operando vuelos en las nuevas instalaciones, el nuevo Jorge Chávez entrará plenamente en funcionamiento con el objetivo de mejorar la capacidad de atracción de visitantes y la conectividad de Perú.
Tras su inauguración oficial este viernes 30 de mayo, en un acto en que se espera la participación de la presidenta Dina Boluarte, el domingo a la 1pm hora local el aeropuerto estará totalmente operativo.
El camino hasta la inauguración del nuevo aeropuerto no ha sido fácil ni ha estado exento de retrasos y contratiempos. Estaba inicialmente prevista para diciembre de 2024, pero se aplazó hasta junio de este año para garantizar la seguridad y un eficiente desarrollo de las operaciones.
Y han surgido dudas sobre el impacto de algunas carencias aún no resueltas, como el escaso espacio destinado a los funcionarios de Inmigración, que podría provocar retrasos en la admisión de pasajeros al país, las esperas por la acumulación de vuelos tras las horas sin actividad del primer día o la falta de un acceso peatonal a la terminal.
Pese a todo, el nuevo aeropuerto tendrá previsiblemente un gran impacto en Perú y en su capital, así como en el transporte aéreo en Sudamérica.
Según Raúl Pérez Reyes, ministro peruano de Transportes, “la inauguración de este moderno aeropuerto marcará un hito para el desarrollo económico y turístico del país”.
El nuevo aeropuerto es el resultado básicamente del agotamiento de la capacidad del antiguo aeródromo, que entró en funcionamiento en 1960.
“En 2014 ya comprobamos que el número de pasajeros estaba creciendo a un ritmo superior a lo de que se había planeado para la infraestructura”, le cuenta a BBC Mundo Norbert Onkelbach, jefe comercial de Lima Airport Partners, la empresa de capital alemán que tiene la concesión de la explotación del aeropuerto.
En 2017, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones peruano y la empresa concesionaria acordaron una extensión de la concesión hasta 2041 con el compromiso de que esta construiría una nueva terminal.
Para entonces el viejo Jorge Chávez ya recibía unos 17 millones de pasajeros al año.
Con más de US$2.000 millones de inversión, el nuevo Jorge Chávez tiene 270.000 metros cuadrados de superficie y 46 puertas de embarque.
Con capacidad para 40 millones de pasajeros anuales, futuras ampliaciones podrían elevar esa cifra hasta los 50 millones anuales.
La segunda pista construida, que se suma a la del viejo aeropuerto, que seguirá operativa, ha dejado a la nueva terminal en medio de dos pistas que pueden utilizarse simultánea y coordinadamente.
“Esto nos permitirá llegar a los 54 movimientos por hora, desde los 35 que ahora se realizan”, señala Onkelbach.
La nueva terminal cuenta con avances que deberían facilitar el tránsito y la experiencia de los pasajeros, como equipos de tomografía computerizada tridimensional que permiten inspeccionar los equipajes en el control de seguridad sin que haya que sacar los dispositivos electrónicos de su interior, como ahora sucede en muchos aeropuertos del mundo.
También contará con puntos de control electrónicos en los que peruanos y extranjeros residentes en el país podrán completar el trámite migratorio tan solo con mostrar sus documentos ante un escáner.
El viejo Jorge Chávez dejará de recibir pasajeros y sus instalaciones se convertirán en áreas de estacionamiento y mantenimiento de las aeronaves, y dependencias administrativas y logísticas de las aerolíneas y otros agentes aeroportuarios.
Para Perú, país donde el comercio exterior y el turismo representan un 2,9% de su Producto Interno Bruto anual, contar con un aeropuerto moderno y con gran capacidad en su capital es un asunto de gran importancia.
La compañía que opera el de Lima tiene como objetivo llegar a los 38 millones de pasajeros en 2030, lo que acercaría el nuevo Jorge Chávez a los 40 millones que pasan cada año por el aeropuerto de Sao Paulo, o los 46 del aeropuerto de El Dorado, en Bogotá, actual líder en la región.
El objetivo, dice Onkelbach, “es convertir al de Lima en el aeropuerto que conecta Norteamérica y Sudamérica”.
Actualmente, solo alrededor de un 10% de quienes aterrizan en Lima toman después un vuelo de conexión y Lima Airport Partners quiere elevar esa cifra hasta el 30 ó 35% con el nuevo aeródromo. “Aunque eso dependerá las condiciones de mercado de las aerolíneas con las que trabajamos”, advierte Onkelbach.
La chilena Latam es la principal usuaria y se espera que su actividad y presencia aumenten.
Lima tiene algunas ventajas para las aerolíneas.
Por su ubicación geográfica, les permite alcanzar destinos desde Canadá hasta Chile y Argentina con aviones de fuselaje estrecho, lo que les permite un mejor aprovechamiento de su flota sin tener que recurrir a aparatos más grandes habitualmente utilizadas en vuelos de larga distancia.
Su clima, caracterizado por una casi total ausencia de lluvias, facilita las operaciones y la puntualidad de los vuelos.
Sin embargo, el aeropuerto tendrá que superar algunos hándicaps propios de la zona en la que se ubica.
Los atascos y problemas de movilidad son habituales en el área urbana de Lima-El Callao, lo que obliga a los pasajeros a trasladarse con mucha antelación hacia el aeropuerto si quieren llegar a tiempo.
Y los críticos señalan que las autoridades deberán mejorar los accesos si quieren evitarse las filas de autos y escenas de caos circulatorio que formaban parte del día a día en el viejo aeropuerto.
Tanto las autoridades peruanas como la compañía concesionaria se muestran optimistas sobre el futuro del nuevo aeropuerto.
El ministro Pérez Reyes creen que colocará a Perú como “un hub más competitivo en la región”.
Sin embargo, su entrada en funcionamiento no tendría por qué ser una amenaza para otros “hubs” consolidados como Bogotá, Ciudad de Panamá o Sao Paulo.
“Podemos conectar con las ciudades secundarias de Norteamérica, Sudamérica y Centroamérica. No vamos a quitarle cuota de mercado a nadie porque en Sudamérica hay margen de crecimiento para todos siempre que no se produzca una recesión”, dice Onkelbach.
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