
La actriz británica Kate Winslet se declaró “orgullosa” de presentar como directora su primera película, Goodbye June, escrita por su hijo Joe Anders, con motivo de la ‘premiere’ mundial organizada el miércoles por la noche en Londres.
Inspirada en el fallecimiento de la madre de la actriz, el filme cuenta la historia de una familia formada por cuatro hijos que se preparan para despedirse de su madre June, que padece cáncer y está hospitalizada durante las fiestas navideñas.
June está interpretada por Helen Mirren, y sus hijos por Toni Collette, Johnny Flynn, Andrea Riseborough y la propia Kate Winslet.
La película se estrenará en los cines de Reino Unido el 12 de diciembre, antes de llegar a Netflix el 24 de diciembre.
Es un largometraje “sobre la pérdida, pero también una historia muy hermosa sobre la familia y la vida, sobre el amor, sobre lo que significa ser humano y afrontar juntos emociones difíciles”, declaró Winslet a la AFP en una entrevista en la alfombra roja.
Kate Winslet ya había “pensado en la dirección” de una película, pero no sabía “cuándo” se sentiría preparada, “técnica y emocionalmente”.
“Lo encontré increíblemente gratificante, estimulante, enriquecedor”, añadió, deseosa de repetir la experiencia.
La actriz ganadora de un Óscar decidió dar el paso tras leer el guion de su hijo, el actor Joe Anders, de 21 años, que la “impresionó enormemente”.
“Cuando estuvo listo para ser enviado a directores, me di cuenta de que no quería dejar pasar la oportunidad”, contó la actriz.
El reparto de la película también incluye al actor Timothy Spall como el marido de June y a Fisayo Akinade como su enfermero.
Como directora, Kate Winslet “fue fenomenal”, elogió Toni Collette. “Superó todas mis expectativas”, añadió.
“Pasé gran parte de mi vida defendiendo a las mujeres”, añadió Kate Winslet, que también quiso situarse detrás de la cámara para contribuir a un “cambio cultural”.
“Tengo 50 años. Lo he hecho y estoy orgullosa”, declaró.

La medida de paralización de los procesos migratorios afecta a las personas provenientes de 19 países no europeos.
El gobierno de Donald Trump anunció este martes la suspensión de las solicitudes de inmigración presentadas por ciudadanos de Venezuela, Cuba, Haití y otros 16 países no europeos, a los que les había restringido la posibilidad de viajar a Estados Unidos a principios de este año.
La decisión paraliza las solicitudes de residencia y ciudadanía pendientes de las personas procedentes de ese grupo de países y exige que todos los inmigrantes procedentes de esos estados “se sometan a un proceso de revisión exhaustiva”.
Además de los países latinoamericanos mencionados, la lista afecta a los ciudadanos de Afganistán, Burundi, Chad, Eritrea, Guinea Ecuatorial, Irán, Laos, Libia, Myanmar, República del Congo, Somalia, Sudán, Yemen, Sierra Leona, Togo y Turkmenistán.
La medida fue formalizada a través de un memorando del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en el que se anuncia un proceso exhaustivo de reevaluación, para analizar a fondo “las amenazas a la seguridad nacional y pública, así como cualquier otro motivo de inadmisibilidad o inelegibilidad”.
El texto oficial que detalla la nueva política hace referencia al ataque armado ocurrido la semana pasada en Washington D.C. contra dos miembros de la Guardia Nacional, uno de los cuales falleció.
Por ese ataque fue detenido como sospechoso Rahmanullah Lakanwal, un hombre afgano que había colaborado con las fuerzas estadounidenses en Kabul y que entró a EE.UU. en 2021, beneficiado por un programa que otorgó protección especial a los migrantes de ese país, tras la retirada de los militares de EE.UU. de ese país.
La oleada de restricciones ocurridas tras el ataque a los miembros de la Guardia Nacional sugiere un enfoque creciente del gobierno de Trump sobre la inmigración legal, enmarcado en la protección de la seguridad nacional.
Desde que volvió a la presidencia en enero, Trump firmó una orden ejecutiva en la que busca “proteger a los ciudadanos estadounidenses de extranjeros que puedan intentar cometer actos terroristas, representar amenazas a la seguridad nacional, promover ideologías de odio o explotar las leyes de inmigración con fines maliciosos”.
En ese contexto, Trump ha ordenado enviar a decenas de agentes federales a las principales ciudades de Estados Unidos para detener migrantes indocumentados y concretar deportaciones.
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