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¡Nada de ‘regional mexicano’!: La diferencia entre banda, corridos y cumbia norteña
¡Nada de ‘regional mexicano’!: La diferencia entre banda, corridos y cumbia norteña
7 minutos de lectura

¡Nada de ‘regional mexicano’!: La diferencia entre banda, corridos y cumbia norteña

Hablamos con un especialista musical que nos explicó por qué no existe el género "regional mexicano" y las diferencias entre banda, corridos y cumbia norteña.
21 de abril, 2023
Por: Rogelio Loredo
@RogerVk93 

En los últimos días hemos visto cómo el término “regional mexicano” anda a todo lo que da gracias a la creciente fama de Peso Pluma con sus increíbles colaboraciones que lo han llevado a él y a México a la cima de distintos listados musicales mundiales.

Pero así como el éxito de Peso Pluma ha generado una gran conversación sobre la música mexicana, también vale la pena aclarar que esta categoría musical está dividida en varios géneros como la banda, los diferentes tipos de corrido y la cumbia norteña, por lo que no existe como tal el “regional mexicano”.

Para sacarnos de la duda y ayudarnos a comprender más sobre la historia y diferencias entre cada género, en Animal MX hablamos con el distribuidor musical Mario del Toro, que ocupa el cargo de Head of Territory, México, en la compañía Symphonic Distribution.

Lo primero: Nada de “regional mexicano”

Aunque leamos una y otra vez sobre el “regional mexicano”, Mario explica que ese término para referirse a la música de México es incorrecto, ya que es así como los estadounidenses la categorizaron.

“La industria de la música en México debería ser reconocida como música mexicana, no como ‘regional mexicana’, porque el ‘mexican regional’ es un género que los gringos nos pusieron”, señala el experto.

Y sí es importante hacer énfasis en ello, ya que como Mario resalta, la música mexicana tiene muchos matices y muchas diferencias.

“Es importante diferenciarlos, sobre todo por las diferentes escenas o audiencias de donde vienen porque te ayuda mucho a entenderlos. Hay muchas personas que lo juzgan, pero hay que entender de dónde viene esta música y por qué cantan sobre lo que cantan”, agrega.

La banda, un género ayudado por los alemanes

Mario cuenta que la banda nació con ayuda -no intencional- de los alemanes, quienes nos “prestaron” varios instrumentos de viento originarios de su país y que aquí se comenzaron a utilizar para este género.

“El género de banda en México tiene su origen en Mazatlán porque ahí se puso la cervecería Pacífico, que con ella llegaron muchísimos cerveceros alemanes y belgas que traían instrumentos de viento como las tubas, las charchetas, los trombones, las trompetas etcétera, toda esta instrumentación que no es originaria de México”, cuenta el distribuidor musical.

Por otro lado, además de la instrumentación -que también incluye percusiones-, la banda también tiene como inspiración los corridos, los cuales surgieron durante la Revolución Mexicana y contaba lo que sucedía en nuestro país durante esta época.

“Entonces sucede esta mezcla de escena, mezcla de géneros donde se junta el corrido y le incorporan los instrumentos de viento y por eso surge lo que conocemos como música de banda”, explica Mario.

Las melodías y armonías de la cumbia norteña

En el noreste del país nació la cumbia norteña, que como cuenta Mario, tiene muchos parecidos con los corridos tumbados, con la diferencia de que las cumbias cuentan con percusión y bajos eléctricos.

La cumbia norteña también está inspirada en la cumbia colombiana que se hizo muy popular en Monterrey, por lo que hace una fusión de géneros y con su propia instrumentación.

Como dato curioso, la cumbia norteña y la colombiana usan distintos tipos de acordeones y se tocan de formas diferentes.

“Un representante muy claro de la cumbia norteña es Grupo Límite, quien incorpora la forma de cantar del corrido y estos nuevos instrumentos. Pero a diferencia del corrido que tiene un ritmo muy básico con tres acordes, la cumbia tiene tiene otro tipo de melodías y de armonías, es un poquito más elaborada”, detalla Mario, a quien si te interesa contactarlo puedes hacerlo al correo mariodeltoro@symdistro.com.

Algunos de los grandes representantes de este género son Selena, Bobby Pulido y Grupo Límite,

Corrido tumbado, el género mexicano que nace en Estados Unidos

El corrido tumbado no nació en México, sino que viene de Compton, California -sí, la misma cuna del hip hop de Dr. Dre, Ice Cube y compañía- y aunque sí tiene influencia de la música mexicana, este género también hablaba de lo que sucedía en Estados Unidos.

Mario cuenta que los primeros grupos, que estaban conformado por las terceras y cuartas generaciones de mexicoamericanos, tenían la influencia de la música que escuchaban sus papás como Los Cadetes de Linares y Los tigres del Norte.

Sin embargo, esa música que nació en México no representaba mucho para estos mexicoestadounidenses, por lo que comenzaron a hablar de sus propias experiencias.

“Este movimiento inició con una disquera muy importante que se llama Rancho Humilde que la dirige Jimmy humilde, quien comenzó a tener algunos grupos. Pero él se molestó porque los integrantes de esos grupos venían disfrazados con su traje tipo Los Tigres del Norte y les dijo ‘a ver, vamos a hacer esta música, pero ¿qué les gusta a ustedes? ¿Andar con estos trajes?’”, relata Mario.

“Ellos le dijeron que no les gustaban los trajes, sino que les gustan los tenis Jordan, la mota, el bling bling, entonces ahí se une el trap y toda la cultura hip hop con los corridos mexicanos, y también el momento histórico en el que sucede esto es durante la legalización de la marihuana en California, y Jimmy Humilde les dice que hablen de eso, no de lo que pasa en México”, agrega.

A raíz de eso, explica Mario, las bandas comenzaron a cambiar el lenguaje, las letras, comenzaron a añadir palabras en inglés para crear su propio género, que tiene como nombre “tumbado” porque toma de influencia los “tumbados” que son los pantalones cholos. Otro aspecto del corrido tumbado es que lleva un ritmo más rápido el cual suena como si fueran galopes en una carrera de caballis,

(Si quieres entrarle a este género, Mario recomienda que escuches a Natanael Cano, quien nació en Hermosillo).

Del corrido tumbado al corrido bélico

Ahora, regresando a Peso Pluma, tenemos el corrido bélico, que aunque está inspirado en el corrido tumbado, es un género más mexicano que habla sobre lo que se vive en la actualidad en el país, como la crudeza de la violencia.

“El corrido se creó cuando empezó la Revolución Mexicana y habla de sus héroes, mientras que el corrido bélico habla sobre cómo las personas no muy privilegiadas, a través de la delincuencia, pueden acceder a esos lugares de poder que no podrían tener de otra forma”, cuenta el experto.

Para Mario, otro gran aspecto, hablando de los corridos -tanto tumbados como bélicos-, es que “musicalmente están muy avanzados” los morros que tocan esta música.

Él explica que para estos géneros se utilizan dos docerolas, que son guitarras de 12 cuerdas (originarias de Estados Unidos y que antes no se usaban en México). Además, de contar con el contrabajo y sin percusión, es decir, no hay baterías.

Sin embargo, al corrido bélico también se le agregan charchetas y trombones.

¿Y en el norteño?

Por otro lado, el corrido o norteño (como Los Tigres del Norte o Los Cadetes de Linares) se usa acordeón, bajo sexto o bajo quinto -o bajo eléctrico -, guitarra y una tarola.

¿Por qué es tan exitosa la música de México?

Mario detalla que a diferencia de las bandas de rock en México, los músicos que se dedican a hacer cumbia norteña, corridos tumbados y banda tienen un gran éxito por la estrategia que llevan los sellos musicales.

Los mayores artistas de estos géneros están firmados por sellos de Estados Unidos como DEL Records y Rancho Humilde, que utilizan una estrategia de marketing “muy gringa” en la cual para una canción se hacen siete lanzamientos: desde el teaser con un pedazo de la rola, la versión en vivo, los remixes con más artistas, etc.

Por eso, como finaliza Mario, al hacer tantas colaboraciones entre los artistas de “regional” y otros géneros como reguetón, rap, etc, las audiencias van creciendo y se dan a conocer ante públicos nuevos.

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Imagen BBC
¿Por qué ‘Requiem por un sueño’ sigue causando polémica a 25 años de su estreno en el cine?
9 minutos de lectura

Esta película sobre la adicción a las drogas fue muy aclamada y criticada cuando se estrenó en 2000. Hoy, no es menos polémica.

10 de junio, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Cuando el filme Réquiem por un sueño se estrenó hace 25 años, generó excelentes críticas y una acalorada polémica.

La proyección de medianoche en el Festival de Cine de Cannes culminó con una efusiva ovación de pie por parte de los 3 mil espectadores del auditorio.

Cuando se encendieron las luces y se vio a Hubert Selby Jr., autor de la novela de 1978 en la que se basó la película, las lágrimas corrían por sus mejillas.

La admiración de la crítica llegó pronto, y Peter Bradshaw, del diario británico The Guardian, dijo con entusiasmo que el director Darren Aronofsky había alcanzado las legendarias alturas de Orson Welles en cuanto a “energía, consistencia y dominio absoluto de la técnica”.

Sin embargo, la recepción fue muy distinta en el Festival de Cine de Toronto, donde algunos espectadores vomitaron de asco.

Con una clasificación para mayores de 17 años, la película recaudó apenas 7.5 millones de dólares con un presupuesto de 4.5 millones, y fue criticada duramente por algunos detractores por, como expresó Jay Carr en el Boston Globe, “refugiarse en una visión del infierno nacida de la comodidad burguesa”.

Lo que dividió la opinión de la crítica fue la forma en que Réquiem por un sueño retrataba a los drogadictos, con detalles desgarradores y en primer plano.

La película presenta a una viuda, Sara Goldfarb (interpretada por Ellen Burstyn), que se vuelve adicta a las pastillas para adelgazar con el objetivo de participar en un concurso televisivo.

Mientras tanto, su hijo Harry (Jared Leto) y su mejor amigo Tyrone (Marlon Wayans) traman un plan para enriquecerse vendiendo heroína. Cuando las cosas se complican, presionan a Marion (Jennifer Connelly), la novia de Harry, para que intercambie sexo por drogas.

La trama se arremolina como un torbellino que los arrastra hacia sus espantosos destinos: torturas con electrochoques, amputación de un brazo gangrenoso, reclutamiento en una cuadrilla de trabajo penitenciario supervisada por un guardia racista y explotación sexual.

Darren Aronofsky quiso ofrecer al público un bombardeo sensorial que imitara la experiencia de la adicción.

Pero terminó haciendo mucho más, provocando serios debates sobre el libre albedrío del adicto, la línea entre la observación compasiva y el voyerismo explotador, y el tóxico canto de sirena del propio sueño americano.

Veinticinco años después, estos debates siguen latentes.

La idea de la película surgió cuando el productor Eric Watson vio una copia de la novela de Selby en la estantería de Aronofsky en 1998.

“Darren me dijo que había tenido que dejarla a la mitad; era demasiado oscura e implacable, y eso me intrigó”, le dice Watson a la BBC.

“Le pregunté si podía prestármela para leer en un viaje de esquí con mis padres. Me arruinó las vacaciones por completo. Al volver, le dije a Darren: ‘Esta es la indicada; tenemos que hacer esta película’. Así que adquirimos los derechos de la novela por 1.000 dólares, y Darren escribió el guion”.

Jared Leto interpretando a Harry en la película
Alamy
La película provocó ovaciones y repulsión en la misma medida, y lo sigue haciendo.

Aronofsky y Watson enviaron el guion a todos los grandes estudios. ¿La respuesta?

“¡Silencio!”, recuerda Watson. “Nadie se molestó en llamarnos para rechazarlo”.

Sin desanimarse, consiguieron la mitad de la financiación que necesitaban de Artisan Entertainment y contrataron a un productor independiente, Palmer West, para que les ayudara a reunir el resto de un presupuesto ajustado.

El proceso de casting también resultó complicado.

“Tobey Maguire, Adrien Brody, Joaquin Phoenix, Giovanni Ribisi… todos exploraron el proyecto o se presentaron a la audición para interpretar a Harry, pero rechazaron el papel”, recuerda Watson. “Era un riesgo demasiado grande para sus carreras”.

Una vez elegidos, Leto, Connelly, Wayans y Burstyn se esforzaron por lograr autenticidad en sus interpretaciones.

Leto perdió 11 kg y convivió con heroinómanos sin hogar en el East Village de Nueva York.

Wayans recorrió sin camisa las gélidas calles de Brighton Beach, en Brooklyn, en febrero.

Al comenzar el rodaje, Burstyn simuló la pérdida de peso poco saludable de su personaje poniéndose un traje de 18 kg para sus primeras escenas, luego cambiándolo por uno de 9 kg y, finalmente, tomándose dos semanas de descanso y perdiendo 4.5 kg con una estricta dieta de sopa de repollo.

Representando la adicción a las drogas

Aronofsky, inspirado por los planos de Spike Lee en “Haz lo que debas”, utilizó tomas SnorriCam (cámaras acopladas al cuerpo del actor) para transmitir una sensación de disolución de la realidad externa.

A esto añadió pantallas divididas, aceleraciones y desaceleraciones, fundidos a blanco, tarjetas de título, espirales de cámara, lentes ojo de pez, planos generales extremos, pixelaciones y puestas en escena surrealistas.

Todas eran herramientas para imitar las distorsiones sensoriales inducidas por los opioides.

Pero aunque estos efectos visuales generaron entusiasmo, la visión de la película sobre la adicción a las drogas generó controversia.

Mientras que Trainspotting (1996) había sido criticada por glorificar la estética de la “heroína chic”, Réquiem por un sueño se percibía como un retrato incesantemente sombrío del consumo de sustancias.

Ewan McGregor, quien interpretó a Renton en la película Trainspotting
Getty Images
Ewan McGregor, quien interpretó a Renton en la película Trainspotting.

La imagen de una “espiral” se convirtió en la metáfora preferida de la crítica para describir la idea de la película de que los adictos, una vez enganchados, son arrastrados casi inexorablemente hacia finales horribles.

“Lamento decir que la forma en la que describe la trayectoria de la adicción a la heroína es notablemente precisa”, afirma David J. Nutt, profesor de neuropsicofarmacología en el Imperial College de Londres.

“La mayoría empieza a consumir por desesperación o desesperanza, pero muchos, como Harry y Tyrone, ven el narcotráfico como una aventura empresarial, como una forma de ganar dinero rápido y luego seguir adelante con sus vidas. Pero rara vez termina bien”.

Por otro lado, el profesor Nutt considera a Sara Goldfarb un símbolo de toda una generación de amas de casa de las décadas de 1950 y 1960 a las que se les recetaron anfetaminas sin supervisión médica adecuada.

En cuanto al destino de Marion, afirma que hoy en día “los proxenetas siguen controlando y abusando de las mujeres explotando sus adicciones”.

Pero lo fundamental de la película, añade Nutt, es que dramatiza la adicción como un trastorno químico cerebral que induce conductas compulsivas.

“No recurres a la reutilización de puntos de inyección extremadamente dolorosos a menos que seas presa de impulsos irresistibles”, afirma.

No todos los expertos en adicciones están de acuerdo.

Gene Heyman, profesor titular del departamento de Psicología y Neurociencia del Boston College, le dice a la BBC que Réquiem por un sueño describe admirablemente la euforia de la iniciación en las drogas, seguida de episodios de abstinencia cada vez más intensos y dolorosos.

Pero ahí termina su precisión.

“Esta película cuenta una historia conocida: una vez adicto, siempre adicto, y es necesariamente una trayectoria descendente de la que nadie se recupera”, dice Heyman.

“Y eso es completamente falso. Todos los datos epidemiológicos muestran que, a los 30 años, la mayoría de los consumidores habituales de drogas maduran y dejan de consumir, no vuelven a consumir, y lo hacen sin tratamiento ni intervención profesional. “Eso son solo los datos, no mi opinión. Están ahí para que todos lo vean”.

El sueño americano

Por su parte, Watson se exaspera al responder preguntas sobre la veracidad de la adicción en Réquiem por un Sueño.

“Hubert Selby fue muy activo en AA y NA [Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos], pero nuestra película nunca tuvo la intención de ser un documental ni un panfleto sobre el camino a la recuperación”, dice.

“No, no es realista. Es surrealista. Relájense”.

El propio Selby siempre insistió en que consideraba la drogadicción solo una manifestación del poder seductor del sueño americano y de lo que consideraba sus efectos tóxicos.

Antes del estreno de la película, escribió un nuevo prólogo para su novela, que decía: “Obviamente, creo que perseguir el sueño americano no solo es inútil, sino autodestructivo, porque en última instancia lo destruye todo y a todos los que lo componen”.

Muchos críticos han llegado a considerar que Réquiem por un sueño está en la misma línea que El gran Gatsby (1925) y Revolutionary Road (1961), obras que exponen el lado oscuro del mito estadounidense.

Con su televisión y su comida basuras, la película se circunscribe en un ambiente de adicciones específicamente estadounidense, afirma Kevin Hagopian, profesor de Estudios de Medios en la Universidad Estatal de Pensilvania.

Los personajes transportando equipos en una calle
Alamy
Tyrone (Marlon Wayans) y Harry (Jared Leto) inicialmente ven el tráfico de drogas como una forma de ganar dinero rápido antes de seguir adelante con sus vidas.

“El concurso televisivo que cautiva a Sara se centra en crear una alegría ansiosa, exagerada y falsa”, dice.

“Aquí hay una búsqueda desmedida de panaceas irrealistas, un atajo hacia una solución rápida para no tener que pensar nunca en el propósito de la vida. Aquí, el sueño americano no es lo que hay que perseguir, sino el villano definitivo. Y esa crítica es tan devastadora para los mitos que nos sostienen que no es de extrañar que mucha gente no la acepte”.

Danny Leigh, ahora crítico de cine del diario Financial Times, elogió efusivamente Réquiem por un sueño en la revista Sight and Sound cuando se estrenó.

“Me cautivó lo que era: sin duda, una obra cinematográfica con estilo, con un crudo brío cinematográfico”, le dice Leigh a la BBC.

Trainspotting había sido un acontecimiento cultural trascendental, que desencadenó un momento de vértigo en la cultura británica del momento, y vi ‘Réquiem por un sueño’ como una poderosa corrección, una advertencia casi paródica que golpeó con fuerza”.

Sin embargo, con el paso de los años, Leigh ha desarrollado recelos sobre la obra de Aronofsky.

“He llegado a sentir que hay cierta lascivia en su cine, como si se entrometiera en situaciones emocionalmente desesperadas y aplicara una condescendencia desagradable, incluso voyerista, a circunstancias trágicas”.

Leigh señala que este impulso alcanzó su extremo más grotesco en La Ballena (2022) de Aronofsky, en la que un profesor de inglés solitario y con obesidad mórbida, interpretado por Brendan Fraser, come hasta morir.

Hagopian, en cambio, considera que Aronofsky ha demostrado una genuina curiosidad por comprender a las personas marginadas de la sociedad.

“Muchas películas experimentales crean lo que yo llamaría ‘pesadillas de distanciamiento psíquico'”, opina.

“Piensen en Terciopelo azul (1986) de David Lynch, La pianista (2001) de Michael Haneke o Tenemos que hablar de Kevin (2011) de Lynn Ramsay; en todas ellas, nunca sabemos qué piensan o sienten realmente los personajes”.

Réquiem por un sueño, añade, adopta el enfoque opuesto al lograr lo que él llama una “pesadilla de intimidad psíquica”.

“Nos vemos tan cerca de los personajes que, en algún momento, su dolor y trauma parecen filtrarse en nuestra conciencia.

“Puede resultar claustrofóbico, incluso invasivo. Pero para mí, ese es el tipo de cine más valiente, y explica por qué esta obra de arte, ya sea que la admires o la detestes, queda grabada para siempre en la mente de las personas”.

*Si quieres leer el artículo en inglés en BBC Culture, haz clic aquí

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