
Todavía no estamos en el mes del terror, pero la oferta de este género en el cine ya está con todo y entre ellos destaca La hermanastra fea, una versión del clásico cuento de la Cenicienta muy alejado de las versiones de Disney, y más cerca del horror corporal.
La película es escrita y dirigida por Emilie Blichfeldt (en su debut como directora) y se inspira en los horripilantes detalles de la versión de Cenicienta de los Hermanos Grimm enfocando la historia en una de las hermanastras.
La historia se enfoca en Elvira, la hermanastra de la bella Agnes. Cuando el futuro financiero de su familia se vuelve precario después de la repentina muerte de su padrastro, Elvira recibe instrucciones de su madre para tomar todas las medidas necesarias para embellecerse con el fin de llamar la atención del príncipe y asegurar una propuesta de matrimonio.
Lo que sigue es una serie de decisiones drásticas y procedimientos horribles.
La hermanastra fea ha recibido atención por mezclar horror corporal con este cuento tan conocido; sin embargo, la desesperada búsqueda de una belleza canónica de Elvira y el anhelo por la aceptación de todos es algo que definitivamente no es una fantasía, sino algo que vivimos muchas mujeres el día de hoy.
“En una época donde la presión corporal es un problema importante, espero que La Hermanastra Fea sea una fuente de inspiración y genere un nuevo lenguaje y comprensión”, afirmó Blichfeldt en el Festival de Cine de Sundance.
De hecho, añadió en el festival que hizo esta película para su versión más joven, que estaba llena de inseguridades con su físico.
“Hice esta película para todas las chicas que luchan bajo el peso de sentirse feas. Pero espero que esta película vaya mucho más allá. La cuestión de lo que se considera bello nos concierne a todos. Tanto como cuerpos como como miradas”.
Así es como la directora usa una de las historias más conocidas y popularizadas para darnos otra visión sobre la belleza, sobre esta alocada idea que nos repetimos de que “la belleza duele” y a cuestionarnos cómo la industria crea y explota nuestras inseguridades.
Actualmente, La hermanastra fea está en cines, así que no te la pierdas.
Tomando en cuenta lo anterior, aquí abajo te dejamos algunas películas parecidas a La hermanastra fea.
Por un lado, verás títulos que también abordan una crítica hacia la industria de la belleza desde el terror. Pero también te dejamos adaptaciones de cuentos de hadas más brutales y cercanas a sus versiones originales.
Por ejemplo, la versión de Cenicienta de los Hermanos Grimm incluye el detalle de que una de las hermanastras se corta los dedos del pie con tal de que la zapatilla de cristal le quede…
Así que acomódate y busca cómo ver estas películas, si es que te quedaste con ganas de más luego de ver La hermanastra fea.
Cuando pesamos en horror corporal + una crítica a la idea de perfección y belleza no podemos evitar mencionar a esta joya dirigida por Coralie Fargeat y protagonizada por las espectaculares Demi Moore y Margaret Qualley.
Elisabeth Sparkle se enfrenta a un golpe devastador el día de su cumpleaños cuando su jefe la despide. En medio de su angustia, un laboratorio le ofrece una sustancia que promete transformarla en una versión mejorada de sí misma.
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Blancanieves es otro cuento de hadas que los Hermanos Grimm también contaron y el destino de la Reina es peor, pues se ve obligada a usar unas zapatillas al rojo vivo y bailar con ellas hasta caer muerta…
Así es como te dejamos esta versión protagonizada por Sigourney Weaver, Sam Neill y Monica Keena.
Cuando la joven madre de Lillian muere durante el parto, su padre se vuelve a casar con la bella y vanidosa Lady Claudia, pero la buena apariencia de Claudia es sólo eso: pura apariencia lejos de la realidad.
Su objetivo es dar a luz su propio hijo y convertirse en la Reina Claudia con el maléfico espejo mágico. El intento fallido de asesinar a Lillian deja a la joven perdida en el oscuro bosque donde conocerá a siete enanitos…
No solo hay que buscar la belleza absoluta, sino que también hay que cuidar los celos, envidia y amenazas que esta puede ocasionar y eso nos enseña esta película protagonizada por Elle Fanning.
Jesse es una chica que llega a Los Angeles, California, para hacer su sueño realidad: convertirse en supermodelo.
Pero su juventud y belleza despertará al demonio, y se verá atrapada en un peligroso mundo de envidias y celos en el que las modelos están dispuestas a todo para triunfar.
Siguiendo con las historias de los Hermanos Grimm llegamos a la popular Hansel y Gretel, donde en la versión original la bruja es empujada a un horno por los niños donde es quemada viva.
Esta película es dirigida por Oz Perkins, quien también hizo Longlegs (2024), y protagonizada por Sophia Lillis (It Parte 1 y 2) y Sam Leakey.
Los hermanos Gretel y Hansel deben valerse por sí mismos en el oscuro e implacable bosque. Hambrientos y asustados, encuentran por casualidad un botín de comida abandonado fuera de una casa aislada.
Invitados a entrar por la aparentemente amable dueña, los niños pronto sospechan que su comportamiento generoso pero misterioso forma parte de un siniestro plan para hacerles daño.
Así como en La hermanastra fea vemos cómo Elvira está obsesionada con casarse con el príncipe y es capaz de todo por conseguirlo, aquí vemos cómo a Pearl le pasa lo mismo con tal de ser una estrella.
Atrapada en la granja aislada de su familia, Pearl debe atender a su padre enfermo bajo la amarga y dominante vigilancia de su devota madre. Deseosa de una vida glamorosa como la que ha visto en las películas, las ambiciones, tentaciones y represiones de Pearl chocan.
La película es la segunda de una trilogía dirigida por Ti West y protagonizada por Mia Goth.
Así como La hermanastra fea es una versión de La cenicienta, podemos decir que The Company of Wolves es una versión muy libre de Caperucita Roja.
Lobos y hombres lobo acechan en los sueños de la joven Rosaleen (Sarah Patterson), quien imagina que debe viajar a través de un bosque oscuro para vivir con su abuela (Angela Lansbury).
Cuando Rosaleen conoce a un rudo cazador en el bosque, descubre que siente una atracción casi animal por él, lo que desencadena un macabro giro de los acontecimientos.

El número de adolescentes involucrados en el tráfico de drogas se ha cuadruplicado en ocho años, según datos del gobierno.
Advertencia: Este artículo contiene detalles explícitos de violencia.
Un grupo de niños vio el cuerpo de Adel camino a la escuela, justo cuando sus padres se dirigían a la comisaría para denunciar su desaparición.
Se reducía a una silueta grotesca y carbonizada, reclinada, con una rodilla en alto, como si estuviera tumbado, en una de las playas cercanas de Marsella.
Tenía 15 años cuando murió de una forma que aquí es habitual: un disparo en la cabeza, su delgado cuerpo rociado con gasolina y prendido fuego.
Alguien incluso filmó la escena en la playa, en la última de una escalofriante serie de asesinatos a tiros vinculados a la rápida evolución del narcotráfico en esta ciudad portuaria, cada vez más alimentado por las redes sociales y ahora marcado por actos de violencia aparentemente aleatorios y el creciente papel de los menores, a menudo obligados a participar en la venta de drogas.
“Ahora es un caos “, afirmó un pandillero escuálido, levantándose la camisa en un parque cercano para mostrarnos un torso marcado por las cicatrices de al menos cuatro balazos como resultado de un intento de asesinato por parte de una banda rival.
El Ministerio de Justicia francés estima que el número de adolescentes involucrados en tráfico de drogas se ha más que cuadruplicado en los últimos ocho años.
“He estado en una pandilla desde los 15 años. Pero todo ha cambiado ahora. Los códigos, las reglas… ya no hay reglas. Nadie respeta nada hoy en día. Los jefes empiezan… a usar a los jóvenes. Les pagan miserias. Y terminan matando a otros sin ningún motivo aparente. Reina la anarquía en toda la ciudad”, aseguró el hombre, ahora de veintipocos años, quien nos pidió que usáramos su apodo, El Inmortal.
Policías, abogados, políticos y organizadores comunitarios en Marsella hablan de una psicosis -un estado de trauma o pánico colectivo- que se apodera de partes de la ciudad, mientras debaten si contraatacar con una acción policial cada vez más contundente o con nuevos intentos para abordar la arraigada pobreza.
“Hay un ambiente de miedo. Es evidente que los narcotraficantes dominan y ganan terreno cada día”, declaró una abogada local, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra ella o su familia.
“El Estado de derecho está ahora subordinado a las bandas. Hasta que no tengamos un Estado fuerte de nuevo, debemos tomar precauciones”, puntualizó, sobre su reciente decisión de dejar de representar a las víctimas de la violencia de las bandas.
“Ya no hay reglas”
Durante el verano, varias ciudades francesas impusieron toques de queda nocturnos a los adolescentes tras una oleada de violencia relacionada con el narcotráfico.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo conversaciones el jueves para intentar responder a la crisis.
“Hay tanta competencia en el narcotráfico que la gente está dispuesta a todo”, aseveró el organizador comunitario Mohamed Benmeddour.
Y agregó: “Tenemos chicos de 13 o 14 años que vienen como vigías o traficantes. Los jóvenes ven cadáveres, oyen hablar de ellos, todos los días. Y ya no tienen miedo de matar ni de que los maten”.
El detonante de la actual psicosis en Marsella fue el asesinato, el mes pasado, de Mehdi Kessaci, un policía en prácticas de 20 años sin vínculos con el narcotráfico.
Se cree que su muerte pretendía ser una advertencia para su hermano, un destacado activista antipandillas de 22 años y aspirante a político llamado Amine Kessaci.
Bajo estrecha protección policial, Kessaci habló con la BBC sobre la muerte de Mehdi y la culpa que siente.
“¿Debería haber obligado a mi familia a irse de Marsella? La lucha de mi vida será esta lucha contra la culpa”, lamentó.
Amine Kessaci saltó a la fama en Francia en 2020 tras el asesinato de su hermano mayor, un pandillero llamado Brahim.
“Llevamos años con esta psicosis. Sabíamos que nuestras vidas pendían de un solo hilo. Pero todo cambió desde el covid-19. Los agresores son cada vez más jóvenes. Las víctimas son cada vez más jóvenes”, afirmó.
“Mi hermano pequeño fue una víctima inocente. Hubo una época en que los verdaderos matones tenían un código moral. No se mata de día. No delante de todos. No se queman cadáveres. Primero se amenaza con un tiro en la pierna. Hoy en día, todas estas reglas han desaparecido”.
Ante los actuales niveles de violencia sin precedentes, la policía francesa está respondiendo con lo que denominan “bombardeos” de seguridad en zonas de alta criminalidad de Marsella.
Aunque una banda, la DZ Mafia, parece dominar el negocio, opera una especie de sistema de franquicias con una red fragmentada de pequeños distribuidores, a menudo compuestos por adolescentes e inmigrantes indocumentados, que se enfrentan violentamente por territorio.
Según una estimación, hasta 20.000 personas podrían estar involucradas en el negocio de la droga en la ciudad.
El año pasado, las autoridades confiscaron a las bandas 42 millones de euros (unos US$49 millones) en bienes de origen delictivo.
Videos compartidos en redes sociales muestran habitualmente a miembros de las pandillas armados con rifles automáticos disparándose entre sí en las diversas cités de Marsella: barrios pobres caracterizados por edificios de gran altura y una gran concentración de viviendas sociales.
En una fría tarde de la semana pasada acompañamos a un grupo de policías antidisturbios armados en una de sus misiones habituales de “bombardeo”.
Los agentes se dirigieron a toda velocidad a un bloque de pisos en ruinas en sus furgonetas, mientras un joven pandillero que vigilaba la entrada huía a pie. Divididos en dos grupos, los policías corrieron por ambos lados del edificio intentando atrapar a los traficantes en las escaleras.
“El objetivo es desmantelar los puntos de venta de droga. Hemos clausurado más de 40… y hemos encerrado a mucha gente”, explicó Sébastien Lautard, jefe de la policía regional.
“Denle la vuelta”, ordenó un agente bruscamente, mientras su equipo acorralaba a un joven de 18 años contra una puerta.
En un sucio sótano cercano, la policía encontró docenas de viales y pequeñas bolsas de plástico utilizadas para distribuir cocaína.
Más tarde, un policía explicó que el joven detenido pedía ser arrestado, alegando que había llegado a Marsella desde otra ciudad y que ahora estaba retenido contra su voluntad y obligado a trabajar para una banda de narcotraficantes.
Los agentes se lo llevaron en una furgoneta.
“Esto no es El Dorado. Tenemos muchos jóvenes reclutados en redes sociales. Vienen a Marsella pensando que ganarán dinero fácil. Les prometen 200 euros (US$233) al día. Pero a menudo terminan en miseria, violencia y, a veces, la muerte”, declaró el fiscal jefe de la ciudad, Nicolas Bessone.
En su oficina, cerca del antiguo puerto de la ciudad, Bessone describió una industria que alcanza un estimado de 7.000 millones de euros a nivel nacional (unos US$8.200 millones) y se caracteriza por dos novedades: un creciente énfasis en el reclutamiento, la venta y la entrega a domicilio en línea; y un número cada vez mayor de adolescentes obligados a participar en el negocio.
“Ahora vemos cómo los traficantes esclavizan a estos pequeños soldados. Crean deudas ficticias para que trabajen gratis. Los torturan si roban 20 euros para comprar un sándwich. Es ultraviolencia. La edad promedio de los agresores y las víctimas es cada vez menor”, afirmó Bessone.
Instó a la población local a no sucumbir a la psicosis, sino a “reaccionar, a rebelarse”.
La abogada, que nos pidió que ocultáramos su identidad, describió un caso que ella había llevado.
“Un joven, que se negaba rotundamente a formar parte de una red, fue recogido después de la escuela, obligado a participar en el tráfico de drogas, violado, amenazado y su familia también fue amenazada. Se utilizan todos los medios para crear una fuerza laboral”, declaró.
En TikTok decenas de vídeos con música anuncian la venta de drogas en las cités de Marsella “de 10:00 a medianoche”, cada producto con su propio emoji: cocaína, hachís y marihuana.
Otros anuncios buscan reclutar nuevos miembros de bandas con mensajes como “se busca trabajador”, “250€ para vigilantes”, “500€ para transportar drogas”.
Para algunos políticos locales, la solución a los problemas de Marsella es el estado de emergencia y normas de inmigración mucho más estrictas.
“Hay que restaurar la autoridad. Necesitamos acabar con la cultura de la permisividad en nuestro país. Necesitamos dar más libertad y más poder a la policía y al poder judicial”, sentencia Franck Alissio, diputado local del partido populista de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y posible candidato a la alcaldía.
Aunque la antigua ciudad mediterránea de Marsella ha sido conocida durante siglos por su numerosa comunidad inmigrante, Alissio argumenta que “hoy en día, el problema es que ya no somos capaces de integrarnos económicamente ni asimilarnos. Hay demasiada inmigración. El problema es la cantidad (de inmigrantes). Y, de hecho, los narcotraficantes, los traficantes, los vigilantes, los líderes de estas mafias, son casi todos inmigrantes o extranjeros con doble nacionalidad”.
Es una afirmación controvertida y difícil de verificar en un país que se esfuerza por evitar incluir ese tipo de detalles en las cifras oficiales.
Alissio sostiene que los sucesivos gobiernos invirtieron miles de millones de euros en los barrios más pobres de Marsella sin ningún resultado. Culpa a los padres y a las escuelas por permitir que los niños se involucren en el narcotráfico, pero añade que su objetivo era “resolver el problema, no hacer sociología”.
Los partidos de extrema derecha han gozado durante mucho tiempo de un fuerte apoyo en el sur de Francia, pero no tanto en la diversa ciudad de Marsella. Críticos de RN, como la abogada cuya identidad hemos ocultado, acusaron al partido de “explotar la miseria y el miedo” y de culpar erróneamente a los inmigrantes de una “gangrena” generalizada en todas las comunidades de Francia.
Philippe Pujol, escritor local y experto en el narcotráfico en Marsella, también recibió protección policial tras el asesinato de Mehdi Kessaci el mes pasado.
“No estoy seguro de que haya una buena razón para este terror. Pero… el terror se está extendiendo. Prefiero tener miedo y ser precavido que correr riesgos innecesarios”, declaró.
Pero refutó las peticiones de una acción policial más contundente, argumentando que solo aliviaba los síntomas de una sociedad en crisis, en lugar de abordar las causas del problema.
Al describir la pobreza arraigada como un “monstruo”, Pujol pintó una imagen de una sociedad radicalizada por décadas de abandono.
“El monstruo es una mezcla de clientelismo, corrupción y decisiones políticas y económicas tomadas en contra del interés público”, opinó Pujol.
“Estos chicos pueden ser unos imbéciles cuando están en grupo, pero cuando estás a solas con ellos, siguen siendo niños, con sueños, que no quieren esta violencia”, aseguró.
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