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¿’El brutalista’ es una historia real? La verdad de László Toth
¿’El brutalista’ es una historia real? La verdad de László Toth
Foto: Universal Pictures
5 minutos de lectura

¿’El brutalista’ es una historia real? La verdad de László Toth

Encarnado por Adrien Brody, la cinta sigue el ascenso del arquitecto judío húngaro László Toth. ¿Pero su historia es real?
06 de febrero, 2025
Por: Abigail Camarillo
@aabi_cm 

Con diez nominaciones al Oscar, El brutalista es una de las favoritas de la temporada. La película retrata el mundo de la arquitectura en la gran pantalla contando la vida de László Toth, interpretado por Adrien Brody.

En la historia, Lászlo es un arquitecto húngaro judío que se desarrolló en la ola del Bauhaus que tuvo que huir de su país a Estados Unidos tras sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial.

El brutalista presenta a Lászlo como un genio de su generación que revolucionó la forma de construir edificios, creando el estilo brutalista que le da el nombre a la película.

Contando tres décadas de su vida, en la película vemos cómo lidia con ser un extranjero en un país como Estados Unidos, mientras intenta reunirse con su esposa y seguir haciendo lo que más ama.

‘El brutalista’ llega a cines de México desde este 06 de febrero.

¿El brutalista se basa en una historia real?

Así como en 2022 mucha gente salió del cine preguntándose si Lydia Tár era un compositora/directora de orquesta real, lo mismo pasa con El brutalista y Lászlo Toth.

Sin embargo, tal y como sucedió en Tár, esta película de Adrien Brody no se basa en la vida de una persona real.

No te culpamos si “caíste” en esta creencia, pues la película está construida como una biopic poniendo foco en su protagonista y sus obras.

Es más… hasta el final de la película se siente como su todo fuera basado en hechos reales, pero la realidad es que The Brutalist es una historia 100% ficticia. Lászlo Tóth no existe.

El Laszlo Toth que sí existe, pero no es el de la película

La confusión es todavía más grande si te vas a Google y buscas “Lászlo Tóth”, pues te saldrá al menos una opción, pero esta hace referencia a un geólogo australiano nacido en Hungría.

Una coincidencia muy peculiar, pero que no tienen relación.

Este Laszlo Toth es mejor conocido por destrozar la estatua de “La piedad” de Miguel Ángel, en mayo de 1972, en la Basílica de San Patricio en El Vaticano. Tal cual sacó un martillo y golpeó la estructura mientras gritaba que él era Jesucristo.

Nunca fue acusado de ningún delito, pero de acuerdo a The Guardian fue declarado una persona socialmente peligrosa y se le ordenó ser internado en un hospital psiquiátrico durante dos años.

Lee: Datos curiosos de ‘La tumba de las luciérnagas’, la película más devastadora de Ghibli

¿Entonces cuál fue la inspiración detrás de Lászlo Toth?

El director Brady Corbet pasó siete años haciendo El brutalista y en las notas de producción comparte que quería examinar 
“cómo la experiencia de los inmigrantes refleja la experiencia artística en el sentido de que, siempre que alguien hace algo atrevido, audaz o nuevo (como el Instituto que László construye a lo largo de la película), generalmente recibe críticas por ello”.

“Y luego, con el tiempo, se les ensalza y celebra por ello”, añade el director.

Tomando eso en cuenta, Corbert consultó al erudito en arquitectura Jean-Louis Cohen, que enseña en Princeton.

Al visitarlo Corbet le preguntó si conocía a algún personaje histórico que hubiera fundado un estudio de arquitectura en una parte del mundo y luego hubiera tenido que sufrir el desplazamiento y el exilio para empezar de nuevo en el extranjero.

Cohen no pudo nombrar a nadie en específico, así que Corbert y la guionista Mona Fastvold se pusieron a crear al personaje ficticio que se convertiría en Lászlo Tóth.

Las notas de producción del El brutalista mencionan que, si bien las experiencias de László en Estados Unidos son producto de la imaginación de Corbet y Fastvold, reflejan las de artistas clave del movimiento brutalista, entre ellos Louis Kahn, Mies van der Rohe y, sobre todo, el húngaro Marcel Breuer, que diseñó el Museo Whitney de Nueva York, hoy Met Breuer.

Digamos que Breuer, aunque no le tocó vivir en primera fila la Segunda Guerra Mundial porque fue invitado a trabajar en Estados Unidos en 1937, sería la inspiración más cercana (y real) para Lászlo.

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Adrien Brody como László Tóth y Felicity Jones como Erzsébet Tóth en ‘El brutalista’. Foto: Universal Pictures

Y no solo su vida profesional les atrajo a Corbert y Fastvold, sino también les llamó la atención la relación de Breuer con su esposa, así como la volátil relación con sus propios críticos, que a menudo eran despiadados con su obra tanto en Europa como en América.

“En la última parte de su vida, Breuer no fue un arquitecto especialmente célebre”, dice Corbet. “Ahora se le considera uno de los mejores arquitectos del siglo XX”.

Te interesa: La historia detrás de ‘Celda 211’, inspirada en el motín del Cereso 3 de Ciudad Juárez

El estilo arquitectónico real que vemos en El brutalista

La arquitectura brutalista se puso de moda en el Reino Unido en la década de 1950, entre los proyectos de reconstrucción de la era de posguerra.

Los edificios brutalistas se caracterizan por ser construcciones minimalistas que muestran elementos desnudos (como el hormigón o el ladrillo a la vista); el brutalismo enfatiza los elementos estructurales por encima del diseño decorativo.

Entre los principales representantes están las obras de Le Corbusier, Marcel Breuer, William Pereira, Moshe Safdie, Denys Lasdun y Alison y Peter Smithson.

brutalismo arquitectura brutalista
Parte de la construcción que realiza Láslo Toth en ‘El brutalista’.

Corbet y Fastvold quedaron fascinados por la arquitectura brutalista por su resonancia física y psicológica.

“Para nosotros, la psicología de posguerra y la arquitectura de posguerra, incluido el brutalismo, están vinculadas, algo que damos vida en la película a través de la construcción del Instituto, una manifestación de 30 años de trauma en László Tóth y la ramificación de dos guerras mundiales”, dice Corbet en las notas de producción.

“Nos pareció poético que los materiales que se desarrollaron para la vida durante la guerra se incorporaran luego a las residencias y proyectos corporativos en los años 50 y 60 por parte de personas como Marcel Breuer y Le Corbusier”, añade.

Además, el brutalismo lo ve como un excelente reflejo de la experiencia migrante.

“El brutalismo puede ser austero, pero también tiene un estilo monumental: estos objetos extraños que son amados y odiados en igual medida y que tardan en desplegarse en la imaginación del público porque la gente parece no poder descifrarlos en el momento. Para mí, esto refleja la experiencia de los inmigrantes, y el brutalismo es un estilo de arquitectura que fue creado predominantemente por inmigrantes. En cuanto a su alcance y escala, los edificios brutalistas piden a gritos ser vistos, pero las personas que los diseñaron o construyeron luchaban por su derecho a existir“.

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Imagen BBC
El nuevo y lujoso barrio de Mónaco de más de $2 mil millones de dólares construido sobre el mar
8 minutos de lectura

Mareterra, construido sobre el Mediterráneo e inaugurado en diciembre de 2024, combina ecología con belleza natural.

22 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
0

Era poco más del mediodía en Mareterra , el barrio más nuevo de Mónaco, y una multitud se agolpaba en la terraza de Marlow, el primer restaurante británico de alta cocina del principado.

Cerca de allí, los oficinistas descansaban en los amplios escalones junto al agua en su hora de almuerzo. El Paseo Príncipe Jacques, la pasarela peatonal de 800 metros que rodea el perímetro marítimo de Mareterra, estaba concurrida con corredores y padres empujando cochecitos por el pavimento de hormigón.

Me detuve para disfrutar de la vista sobre la extensión del mar azul hacia el frondoso cabo de Roquebrune-Cap-Martin e Italia más allá. La zona se integraba tan perfectamente con el paisaje circundante que me costó recordar cómo hace seis meses, esto todavía era una obra sin terminar, y que hace ocho años, donde yo estaba parada, estaba el mar Mediterráneo.

Este barrio, un proyecto de 2.000 millones de euros (unos US$2.260 millones) que se inauguró en diciembre de 2024, es la última respuesta de Mónaco a una pregunta que se ha planteado durante más de 150 años: ¿cómo expandirse cuando ya se ha quedado sin terreno?

Caminé por el paseo marítimo y me agaché por una puerta que daba al sendero, entrando en una oscura antecámara de hormigón. Otra puerta conducía al interior hueco de uno de los 18 cajones, las cámaras de 10.000 toneladas y 26 metros de altura que se asientan una junto a la otra como gigantescas piezas de Lego en el fondo marino para crear la infraestructura marítima del nuevo barrio.

En el espacio oscuro y sin luz, mis ojos tardaron un rato en captar lo que mis oídos reconocieron de inmediato: olas que se estrellaban contra un muro.

Miré por encima de una gruesa barandilla que me separaba de la caída al mar. El Mediterráneo emergía como si llamara mi atención, mientras la cámara de hormigón armado permanecía silenciosa e inmóvil, absorbiendo el impacto del oleaje.

La parte superior de cada cajón, conocida como cámara Jarlan, se encuentra por encima de la línea de flotación para permitir el flujo de agua a través de estrechas aberturas verticales en el lado exterior. El diseño está concebido para actuar como un rompeolas que absorbe y dispersa la energía de las olas.

“Eso significa que, incluso durante tormentas históricas, las olas no se elevarán demasiado ni sumergirán [a Mareterra] “, dijo Guy Thomas Levy-Soussan, director gerente de SAM L’Anse du Portier, los desarrolladores de Mareterra, mientras estábamos en La Gruta Azul, como se llama este espacio, en honor a la Gruta Azul de Capri.

“Cuando el sol brilla a través de las aberturas de la cámara Jarlan por la mañana, el espacio adquiere un tono ligeramente azul”, dijo, explicando la elección del nombre.

Un edificio y debajo las cámaras de hormigón sobre el mar en Mareterra
Getty Images
El distrito de Mareterra está construido sobre gigantes cámaras de hormigón.

La Guta Azul no brilla como las cuatro paredes adornadas con cuarzo rosa pastel y morado lavanda, en la cercana sala de meditación y contemplación silenciosa diseñada por la artista vietnamita Tia-Thủy Nguyễn.

Y probablemente me sentiría un poco incómoda estando sola en ese espacio oscuro. Sin embargo, se ha convertido rápidamente en uno de los lugares más inusuales y menos llamativos del principado mediterráneo, atrayendo a un flujo constante de personas como yo, curiosas por ver entre bastidores el ingenio técnico que implica recuperar tierra del mar.

Construyendo sobre el mar

La recuperación de tierras no es nueva en Mónaco, el segundo país más pequeño del mundo después de la Ciudad del Vaticano, donde 38.000 habitantes se apiñan en un territorio de poco más de 22 km².

Si bien una gran proporción de ellos son millonarios, siguen viviendo en el país más densamente poblado del mundo.

Acorralado por Francia, la solución habitual de Mónaco a su problema de espacio es adentrarse en el agua. Desde 1907, el 25% del territorio monegasco se ha ganado al mar, incluyendo la zona de playa, Le Larvotto, el Puerto Hércules -repleto de superyates-, y el barrio de Fontvieille, al oeste del Palacio del Príncipe de Mónaco.

Si Rainiero III, quien llegó al poder en 1949, se forjó la reputación de ser “el príncipe constructor”, su hijo, el actual soberano Alberto II, continúa la tradición. Fue en 2013 cuando anunció sus planes de recuperar estas seis hectáreas frente a la costa, cerca de Larvotto, en el extremo oriental de Mónaco, bautizándolas posteriormente como Mareterra para reflejar su conexión con el mar y la tierra.

El barrio ha incrementado el territorio del principado en un 3% y comprende dos bloques de apartamentos residenciales (incluido uno diseñado por el célebre arquitecto italiano Renzo Piano), 10 villas y cuatro casas adosadas, un pequeño puerto deportivo, 14 locales comerciales y tres hectáreas de espacio público.

Mareterra encaja como la pieza que faltaba en un rompecabezas en este tramo del litoral monegasco. Se encuentra junto al Foro Grimaldi, un espacio para eventos que a menudo alberga exposiciones itinerantes de arte y espectáculos, y al Jardín Japonés, plantado en 1994 con pinos mediterráneos, granados y olivos según los principios del diseño zen.

Ambos sitios han podido crecer gracias a la ampliación.

Ecológico

En consonancia con el compromiso del Príncipe de lograr la neutralidad de carbono en el Principado para 2050, Mareterra también se ha concebido como el rincón más verde de Mónaco.

El príncipe Alberto II de Mónaco (centro) corta la cinta junto a la princesa Charlene de Mónaco (izq.) y el príncipe Jacques (centro) durante la inauguración del nuevo distrito «Mareterra» en Mónaco, el 4 de diciembre de 2024.
Getty Images
El príncipe Alberto y su esposa, la princesa Charlene, inauguraron el nuevo barrio el 4 de diciembre de 2024.

Nueve mil metros cuadrados de paneles solares, 200 estaciones de carga para vehículos eléctricos y 800 árboles se encuentran entre las iniciativas ecológicas del distrito.

Justo en la entrada de La Gruta Azul se reproduce en bucle un vídeo de cinco minutos que presenta cómo el proyecto abordó la inevitable perturbación marina que conlleva este tipo de construcción.

Los cajones también desempeñan un papel fundamental; se moldearon relieves y ranuras en su construcción para fomentar la colonización de la flora y fauna marinas.

Incluso se lijaron a mano algunos segmentos para añadir textura. Las cámaras de Jarlan tienen una ventaja adicional: recrean zonas poco profundas donde los peces pueden entrar y salir rápidamente.

Sin embargo, el reto más delicado consistió en trasplantar 384m² de Posidonia oceanica, una pradera marina endémica que desempeña un papel fundamental en el ecosistema mediterráneo y está protegida por la legislación de la Unión Europea (UE).

Una técnica pionera utilizó una pala para árboles modificada para extraer las plantas de Posidonia y colocarlas en cestas que luego pudieron replantarse a 200m de distancia, en el Área Marina Protegida de Larvotto.

“Normalmente transportamos las plantas de Posidonia una a una”, explicó Sylvie Gobert, oceanóloga de la Universidad de Lieja (Bélgica), quien colaboró en el proyecto. “Lo realmente innovador es que nos llevamos la Posidonia, junto con todo su ecosistema radicular y aproximadamente un metro cúbico de sedimento”.

Armonía

Si la Posidonia finalmente se ha asentado en su nuevo hogar, también lo ha hecho Mónaco en Mareterra. Al observar la zona, me di cuenta de la rapidez con la que los suaves azules y grises de Le Renzo, el llamativo bloque residencial de Piano que se alza como un centinela sobre el vecindario, se han convertido en una parte familiar del paisaje local.

Cerca de allí, Quatre Lances, una escultura del artista estadounidense Alexander Calder que fue comprada por la madre del príncipe Alberto, Grace Kelly, en la década de 1960 y que había estado languideciendo almacenada, se ha convertido en un punto de encuentro al que la gente gravita.

Un pequeño paseo natural, La Pinède, serpentea a través de un jardín rocoso plantado con pinos carrascos y pinos paraguas, las mismas especies que encontrarías si estuvieras caminando por la campiña provenzal.

Imagen aérea de Mareterra cuando aún estaba siendo construido, en noviembre de 2024.
Getty Images
Mareterra fue construido como el distrito más ecológico del principado.

Una fuente de agua goteaba suavemente entre nidos de pájaros y hoteles para insectos instalados entre la maleza mediterránea.

Estas no son las atracciones llamativas por las que Mónaco es famoso, como el dorado Casino de Montecarlo. Es una zona que ha sido diseñada para los locales, con sólo un puñado de tiendas y restaurantes, aunque los visitantes vienen a disfrutar de los tranquilos jardines, las vistas al mar y el ingenio que hizo posible Mareterra.

A pesar de sus ambiciones ecológicas, Mareterra plantea interrogantes sobre su necesidad. Aunque se presenta como la solución de Mónaco a sus problemas de vivienda, se especula con que los precios de las propiedades parten de los US$100.000 euros (unos US$112.000) por metro cuadrado, lo que la convierte en una de las áreas residenciales más caras del mundo.

Además, ninguna de las nuevas residencias se ha reservado para los monegascos, que son casi 10.000 y tienen derecho a vivienda social.

Sin embargo, en Mónaco están seguros de que Mareterra no es el fin de su historia de crecimiento.

“Para el Príncipe Alberto, si no hay construcción, el país está paralizado”, declaró Nancy Heslin, cofundadora de Carob Tree Publishing , la primera editorial monegasca compuesta exclusivamente por mujeres, quien ha entrevistado al Príncipe en varias ocasiones.

“El país siempre buscará seguir expandiendo su territorio”, afirmó.

“Mientras tenga el deseo y el presupuesto para ampliar los límites de lo posible, tanto a escala tecnológica como ecológica, el principado será un ejemplo a seguir para otras ciudades costeras, como laboratorio de este tipo de innovación”, dijo por su parte Levy-Soussan,

“Mónaco es un país pequeño que ha logrado cosas extraordinarias”.

Línea gris
BBC

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