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Plástico es plástico: lo que hay detrás de las *bolsas biodegradables*
Plástico es plástico: lo que hay detrás de las *bolsas biodegradables*
Ilustraciones: @Driu_Paredes y @RE_Ilustrador
8 minutos de lectura

Plástico es plástico: lo que hay detrás de las *bolsas biodegradables*

30 de octubre, 2020
Por: Ana Estrada

Para la naturaleza nada es desechable. Para bien o para mal, lo que consumamos volverá al medio ambiente.

En un esfuerzo por disminuir la contaminación por plásticos, en Ciudad de México y Querétaro iniciamos el 2020 con la prohibición de bolsas de un solo uso.

Apenas empezábamos a modificar nuestros hábitos de consumo, cuando la pandemia cayó encima y dimos varios pasos hacia atrás: tan sólo de abril a junio, la producción de bolsas plásticas se incrementó 200% a nivel nacional, según informó el Centro Empresarial de Plástico a Forbes.

Sí, los mexicanos duplicamos el uso de bolsas plásticas en solo tres meses. Eso sin contar que en nuestro país se fabrican más de un millón de cubrebocas desechables por día, según la UNAM.

Podríamos pensar que con la prohibición de bolsas plásticas tradicionales hechas de polietileno y la llegada de las bolsas biodegradables o compostables, el impacto ambiental podría ser menor.

La realidad es que estas opciones son una suerte de espejismo.

Sí, pueden ser más “amigables con el ambiente”, pero únicamente si su destino final cumple con condiciones específicas, como temperatura o humedad, para su degradación.

Bolsas de plástico. Foto: Brian Yurasits para Unsplash
Foto: Brian Yurasits para Unsplash

Plástico tradicional vs. Compostable y biodegradable: ¿cuál conviene?

Desde la prohibición de bolsas de plástico de un solo uso, los comercios han intentado adaptarse y en los supermercados vemos “bolsas biodegradables” en letras grandes y verdes; o en el mercado, la señora de la fruta nos entrega las uvas en una bolsa delgadita con una leyenda que dice “compostable”.

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Pero el hábito de consumir y desechar continúa, sólo se le cambia el branding.

“Cualquier artículo que consumamos, por mucho que desaparezca de nuestras manos, va a terminar en algún lugar, muy probablemente va a terminar en un relleno sanitario”, dice Miguel Rivas, doctor en Ciencias Biológicas por el Instituto de Ecología de la UNAM y divulgador de ciencia.

Para empezar debemos distinguir los diferentes tipos de bolsas. Así lo explica el doctor Rivas:

  • Bolsas tradicionales: hechas de polietileno de baja densidad, que es una película delgadísima, elástica, resistente y muy barata de producir.
  • Bolsas biodegradables: generalmente se fabrican con una mezcla de recursos naturales renovables y derivados del petróleo. Esta combinación ayuda a que se descompongan más rápido, pero ojo, sólo se deforman en fragmentos más pequeños, no quiere decir que sean orgánicos.
  • Bolsas oxo-biodegradables: con la acción del oxígeno se degradan, pero como sus compañeras anteriores, el contaminante sigue existiendo, sólo fragmentado. Estas podrían degradarse en un período de 10 años.
  • Bolsas compostables: significa que pueden integrarse a una composta, por lo que se van a degradar. Sin embargo, se requiere que lleguen a una composta tipo industrial, nada de ponerlo en tu composta casera o dárselo a tus lombrices.

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“Lo principal es que este tipo de bolsas siguen siendo parte de un mismo modelo cultural que se basa en usar y tirar, una cultura de desecho”, dice Miguel Rivas, quien ahora trabaja con Oceana y ha colaborado con Green Peace.

El engaño del plástico biodegradable y compostable

El año pasado, la Universidad de Plymouth, en Reino Unido, publicó una investigación sobre la degradación de bolsas de plástico diferentes.

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El profesor Richard Thompson y la investigadora Imogen Napper probaron bolsas compostables, biodegradables, oxo-biodegradables y las convencionales.

El experimento consistió en enterrarlas en la tierra, exponerlas al aire y al sol y sumergirlas en el mar. Es decir, cualquier ambiente en que una bolsa común pudiera encontrarse.

Todas fueron monitoreadas por períodos regulares para anotar si había pérdidas visibles, si se desintegraban, perdían fuerza, elasticidad o si acaso su estructura química se modificaba.

Sorpresa, sorpresa: después de tres años, las bolsas seguían funcionando perfectamente. Estaban sucias, eso sí, pero todavía sostenían lo de una ida al súper.

Ninguna de las bolsas se desintegraron por completo y, ¿adivina? La bolsa que decía “biodegradable” salió casi ilesa.

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Este experimento es uno de los más famosos, pero no es el único.

En 2018, Joseph Greene, profesor del departamento de Ingeniería Mecánica y Mecatrónica y Fabricación Sustentable de la Universidad Estatal de California, publicó un análisis que hizo sobre la biodegradación de plásticos biodegradables y compostables bajo composta industrial y un ambiente marino anaeróbico y aeróbico.

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Greene hizo sus experimentos con plásticos fabricados a base de ácidos que, generalmente, tienen el nombre de “biodegradables”, los llamados PLA (ácido poliláctico), PHA (polihidroxialcanoato) y PHB (ácido polihidroxibutírico); también usó el plástico de polietileno (la bolsita tradicional que ya conocemos) y celulosa.

Sus resultados tampoco fueron muy alentadores.

Los plásticos biodegradables sí lograron desintegrarse en un ambiente controlado en el laboratorio y en la composta industrial, sin embargo los oxo-biodegradables y los UV-degradables, así como las bolsas tradicionales, no se descompusieron por completo ni presentaron una degradación importante.

Verdades ¿a medias?

El experimento del profesor Joseph Greene nos da algunas direcciones: muchos de estos plásticos que nos venden como más amables para el medio ambiente sí podrían degradarse, peeeero bajo condiciones controladas.

¿Cuánto tiempo les llevará? La respuesta no es sencilla, pues depende del tipo de plástico, cómo se fabricó y que cumpla ciertas normativas, como la UNE-EN 13432 de la Unión Europea, la cual explica que para que un plástico sea compostable debe degradarse al 90% en seis meses en un ambiente rico en dióxido de carbono.

Lo que sí es seguro es que si tú pones una bolsa compostable en la composta de tu casa o se lo das a tus lombrices no se va a descomponer.

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Pueden pasar meses o años y va a seguir existiendo, tal vez no intacta, pero sí en fracciones, porque para lograr su desintegración se requiere una composta de tipo industrial que tenga condiciones de humedad y temperatura específicas (entre 50ºC y 60ºC) que no se pueden dar de forma casera.

“El hecho de tener una bolsa biodegradable, que en este caso se composte, no es una garantía de que esto va a suceder, insisto, esto puede suceder en condiciones controladas y que el fabricante se ocupe para que esto ocurra”, dice el doctor Miguel Rivas.

El plástico de las bolsas compostables y biodegradables no se desintegra fácilmente. Foto: Universidad de Plymouth
Foto: Universidad de Plymouth

En México, el plástico es libre: leyes sin dientes e iniciativas congeladas

Apenas este año, la CDMX prohibió el uso de bolsas de plástico en un primer intento por disminuir la contaminación que generan.

Pero hay un detalle: es una ley sin dientes.

Es decir, en la Gaceta Oficial de la CDMX se publicó el decreto de la Ley de residuos sólidos y sí, es muy clara en la prohibición de comercialización, distribución y entrega de bolsas de plástico al consumidor.

Te explicamos más: Ley que prohíbe bolsas en CDMX opera con reglas provisionales, no habrá multas por ahora

Por supuesto, tiene sus excepciones: las bolsas compostables están permitidas “siempre y cuando cumplan con las especificaciones de compostabilidad establecidas a través de normas ambientales”.

La cuestión es que esas especificaciones aún no llegan.

A la fecha, y con una pandemia atravesando al mundo, no existen reglas claras en la CDMX para saber qué es una bolsa compostable, ¿cuánto tiempo tarda en degradarse?, ¿de qué está hecha?, ¿quién certifica si es o no compostable?

Aún no hay una normativa y, hasta ahora, la única forma de “reconocer” una de estas bolsas es que sea verde y tenga la leyenda “compostable”.

Y esto sólo en lo que corresponde a la capital. A nivel federal la cosa pinta más difícil.

Organizaciones no gubernamentales llevan años empujando, sin éxito, una reforma a la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de Residuos que obligue a los fabricantes e importadores de plásticos a asumir su responsabilidad en la cadena de uso.

Hay 40 iniciativas, tanto en Diputados como en Senadores, desde que inició esta legislatura y todas están en la congeladora”, explica Esteban García Peña, biólogo con posgrados en Política Pública y Ecología y Manejo de Medio Ambiente.

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Hay un cabildeo muy potente por parte de la industria, hay intereses creados con senadores y diputados dentro de la Cámara que están congelando estas 40 iniciativas”, continúa Esteban, quien también es director de Campañas de la organización Oceana México.

A grandes rasgos, explica, estas iniciativas buscan que con la reforma de ley el plástico se reduzca desde su origen, que los usuarios tengamos más alternativas para consumir productos libres de plástico y que exista una mayor responsabilidad para los productores e importadores, porque sí, la responsabilidad del uso del plástico es compartida entre gobierno y sociedad, pero también los industriales deben reconocer su parte del daño ambiental.

Entonces, ¿qué hacer?

Mientras esas iniciativas congeladas comienzan a “agarrar calorcito”, los usuarios también tenemos que poner manos a la obra.

Cambiar nuestros hábitos de consumo es clave: esas bolsas de plástico que te dan en el mercado o en la tienda pueden cambiarse por las de tela; tal vez los cacahuates que vienen en un empaque de celofán que dice “reciclable” puedan sustituirse por los que venden a granel; o qué tal que esa bolsa chiquita de plástico delgadito la cambias por una bolsa de red más grande que puedas usar incontables veces y hasta lavarla.

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Como dice el doctor Miguel Rivas: “no se trata de satanizar el plástico, como dice la industria“. Si una bolsa está bien hecha, con materiales altamente durables que sirvan por muchos años, está bien usarlas, “no se trata de que el plástico es malo porque es plástico. El plástico es malo porque se está quedando en el medioambiente más allá de su vida útil“.

Y sí, una buena parte de la chamba está en manos de que el gobierno ponga reglas claras y que los industriales asuman su responsabilidad, pero los usuarios también podemos presionar.

“Sí hay un impacto significativo si la gente dejamos y reducimos nuestro consumo de productos desechables. La industria se daría cuenta que ya no consumen tanto y entonces tiene que cambiar la narrativa, la producción y su forma de vender, y cambiar incluso su forma de mercadeo”, dice Esteban García Peña.

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Imagen BBC
EU logra con Reino Unido el primer acuerdo comercial en medio de la ofensiva de aranceles de Trump
5 minutos de lectura

Washington y Londres acordaron una reducción de aranceles y facilidades para la entrada de productos en ambos países. Sin embargo, el gobierno de Trump mantuvo un 10 % de impuestos general.

08 de mayo, 2025
Por: BBC News Mundo
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Estados Unidos y Reino Unido alcanzaron un acuerdo comercial por el cual Washington redujo los aranceles de un número determinado de automóviles de origen británico y permite la importación de un porcentaje de acero y aluminio británico sin aranceles.

El anuncio, hecho este jueves, supone un alivio para las principales industrias británicas frente a algunos de los nuevos aranceles anunciados por el presidente Donald Trump desde su llegada al poder en enero.

Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos mantiene en vigor un arancel del 10 % sobre la mayoría de los productos procedentes de Reino Unido.

Los analistas dijeron que las nuevas condiciones no parecían alterar significativamente los términos del comercio entre ambos países, tal y como estaban antes de la ofensiva arancelaria de Trump de las semanas previas.

El jueves no se firmó ningún acuerdo formal y ni Washington ni Londres dieron muchos detalles. Los líderes de ambos países, sin embargo, celebraron el nuevo entendimiento.

Desde una fábrica de Jaguar Land Rover en West Midlands, el primer ministro británico, Keir Starmer, describió el acuerdo como una “plataforma fantástica”.

En la Casa Blanca, Trump lo calificó como un “gran acuerdo” y rechazó las críticas que le acusaban de exagerar su importancia.

“Es un acuerdo que hemos llevado al máximo y que vamos a ampliar”, aseveró el mandatario estadounidense. Refirió que este era el primero de muchos acuerdos por venir.

¿Qué incluye el acuerdo?

Las dos partes dijeron que Estados Unidos había acordado reducir el impuesto a la importación de automóviles -que Trump había aumentado en un 25 % el mes pasado- al 10 % sobre unos 100 mil automóviles al año.

Esto ayudará a los fabricantes de automóviles de lujo como Jaguar Land Rover y Rolls Royce, pero podría limitar el crecimiento en los próximos años, ya que equivale aproximadamente a lo que Reino Unido exportó el año pasado.

Los aranceles sobre el acero y el aluminio, que Trump también había elevado a principios de este año al 25%, también se han recortado, según la Oficina del Primer Ministro.

Una fábrica de Rolls-Royce en Reino Unido
Getty Images
Marcas británicas, como Rolls-Royce, se beneficiarán por la reducción de impuestos.

Londres también dijo que las dos partes habían acordado un “acceso recíproco” para las exportaciones de carne bovina, con una cuota de 13 mil toneladas métricas para los agricultores británicos.

Estas cifras no fueron confirmadas por la Casa Blanca, que afirmó que esperaba ampliar sus ventas de carne bovina y etanol a Reino Unido, una antigua demanda por parte de Estados Unidos.

Estados Unidos dijo que el acuerdo crearía una “oportunidad” de negocios de US$5.000 millones para las exportaciones, incluidos US$700 millones en etanol y US$250 millones en otros productos agrícolas.

“No se puede subestimar la importancia de este acuerdo”, declaró Brooke Rollins, secretaria de Agricultura estadounidense.

Dudas en la industria

El director general de la acerera UK Steel, Gareth Stace, acogió con satisfacción el acuerdo, afirmando que supondrá un “gran alivio” para el sector siderúrgico. “La serenidad y perseverancia del gobierno británico en las negociaciones con Estados Unidos han dado sus frutos”, declaró.

Otros grupos empresariales expresaron más incertidumbre.

“Es mejor que ayer, pero definitivamente no es mejor que hace cinco semanas”, dijo Duncan Edwards, director ejecutivo de BritishAmerican Business, que representa a empresas de los dos países y apoya el libre comercio.

“Intento estar entusiasmado, pero me cuesta un poco”.

El ministro británico de Comercio, Douglas Alexander, subrayó que el acuerdo “salvaba puestos de trabajo”.

Donald Trump anuncia aranceles mundiales
Getty Images
Trump mantuvo el 10 % de aranceles general para Reino Unido que anunció el 2 de abril.

¿Ganancia para los ganaderos estadounidenses?

Estados Unidos y Reino Unido llevan discutiendo un acuerdo comercial desde el primer mandato de Trump. Estuvieron cerca de firmar un acuerdo limitado en ese momento.

Pero Estados Unidos lleva tiempo presionando para que se introduzcan cambios que beneficien a sus agricultores y a las cuestiones farmacéuticas, algo que políticamente no había sido viable hasta ahora en Reino Unido.

No está claro hasta qué punto habían avanzado estas cuestiones.

La Asociación Nacional de Ganaderos de Bovinos afirmó que el acuerdo en principio había supuesto una “gran victoria” para los ganaderos estadounidenses, pero la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos, que realiza un seguimiento de las barreras comerciales para los ganaderos de su país, declaró que aún estaba intentando obtener información sobre los cambios.

Por su parte, Reino Unido afirmó que no se debilitarían las normas alimentarias aplicables a las importaciones.

Estante de carne en un supermercado británico
Getty Images
Los productores de carne de Estados Unidos esperan poder acceder al mercado británico.

Aunque los británicos parecen haber asumido algunos compromisos, “el diablo estará en los detalles”, dijo Michael Pearce, economista jefe adjunto de Oxford Economics, que consideró que no modificaba sus previsiones económicas como consecuencia del anuncio.

También se avecinan otras cuestiones.

Trump ha dicho en repetidas ocasiones que quiere gravar las importaciones de productos farmacéuticos, en un intento de garantizar que Estados Unidos tenga una base sólida de fabricación de medicamentos esenciales.

Reino Unido dijo que Estados Unidos había acordado dar a las empresas británicas un “trato preferencial”.

Pero Ewan Townsend, abogado de Arnold & Porter, que trabaja con empresas de atención sanitaria, dijo que la industria ahora “queda a la espera de ver exactamente lo que significará este trato preferencial”.

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