En el contexto de la toma de protesta de Donald Trump como el 47° presidente de los Estados Unidos y el inicio de su segundo mandato, surgió una imagen dónde aparece Javier Milei, presidente de Argentina, besando la bandera estadounidense, pero la imagen fue creada con Grok, una inteligencia artificial (IA) generativa de la red social de ‘X’.
En una búsqueda inversa en Google Lens, El Sabueso encontró que la imagen tiene de fondo la silueta de Trump mientras se ve a Milei inclinando su cabeza hacia el estandarte estadounidense que sostiene entre sus manos. Sin embargo, tiene como marca de agua el imagotipo de Grok, lo cual indica que la imagen fue generada con IA.
“”Si malo es el gringo que nos compra, peor es el criollo que nos vende”. Arturo Jauretche.(sic.)” es la frase que acompaña la imagen que circula en ‘X’, hasta el momento tiene 34 mil “me gusta”, se ha compartido 5 mil veces y tiene más de 567 mil visualizaciones, pero la imagen fue creada digitalmente.
El Sabueso analizó la imagen y se muestran inconsistencias propias de contenido generado a partir de IA, por ejemplo, la mano desproporcionada de la silueta de Donald Trump; el lóbulo, el dedo índice de Milei, y las estrellas y los bordes de la bandera igualmente asimétricos.
El Sabueso encontró imágenes de medios internacionales sobre la ceremonia en el Capitolio de Washington D.C. donde se puede observar que el mandatario argentino luce su cabello con canas y más largo que la imagen generada por IA.
De igual forma, la herramienta de detección de contenido generado por IA fakeimagedetector, analizó la imagen y arrojó que “parece ser generada o modificada por computadora”.
El presidente Argentino, Javier Milei asistió a la ceremonia de asunción del ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que de acuerdo con medios especializados, la relación bilateral entre ambas naciones se debe a las afinidades que tienen en común al ser gobiernos de derecha.
Ejemplo de ello, es la decisión de Milei de rechazar el consenso de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), proyecto que respalda la soberanía del Canal de Panamá. Su postura se alinea a lo señalado por el mandatario estadounidense, ya que durante su discurso de investidura se amenazó con recuperar el control operativo de esta importante vía interoceánica.
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En conclusión, la fotografía de Javier Milei besando la bandera de Estados Unidos fue generada con Grok, inteligencia artificial de ‘X’.
El chisme es un comportamiento presente en casi todas las culturas, desde las ciudades bulliciosas hasta las comunidades hortícolas remotas. Pero ¿por qué nos atrae tanto?
Puede arruinar tu reputación. Puede justificar tu comportamiento. Es entretenido. Y para muchos es un pecado.
El chisme (cotilleo o chusmear, como también se dice en algunos países de América Latina) es un comportamiento que los antropólogos han observado en muchas culturas, desde asentamientos urbanos hasta los más lejanos poblados rurales.
“El chisme está presente en todos nosotros y en cada cultura cuando se dan las circunstancias adecuadas”, le explica a la BBC Nicole Hagen Hess, profesora de Antropología de la Universidad Washington State en EE.UU.
Cuando pensamos en el chisme, podemos pensar en la imagen de una persona hablando a espaldas de otros con malas intenciones. Pero para Hess es algo más amplio.
El cotilleo es un intercambio de “información relevante para la reputación”.
Eso puede significar lo que amigos, familia, colegas o incluso rivales dicen sobre nosotros, pero también incluye lo que se dice en las noticias o en un evento deportivo.
“Bajo mi definición, no se necesita la ausencia de una tercera parte o de la persona que estés hablando, puede estar tranquilamente enfrente tuyo”, explica.
“Si estás hablando sobre esa persona, ya sea sobre su vestimenta o de lo que ha hecho, eso cuenta como chismear”, agrega.
Pero, por qué los humanos hemos llegado a este tipo de comportamientos es una pregunta que los investigadores quieren responder. Estas pueden ser algunas pistas.
La idea de que el chisme puede tener un rol positivo en la sociedad fue popularizado por el académico Robin Dunbar, un antropólogo británico.
De acuerdo a su teoría, en los primates, el aseo es un comportamiento higiénico, pero también social. Junto a crear vínculos, también puede ser usado para reconciliaciones después de peleas, diluir las tensiones y establecer la posición de cada uno de los primates en la jerarquía social.
Este proceso es conocido como “acicalado social” (allogrooming en inglés).
Pero como los humanos no tenemos pelo como el de los primates, el chisme y las conversaciones livianas pueden ser los equivalentes humanos de este “acicalado social”, que tiene el mismo propósito de crear vínculos, establecer el lugar en la jerarquía social e intercambiar información sobre otros, como por ejemplo en quién confiar y en quién no.
Para Dunbar, el lenguaje incluso evolucionó para permitirle a la gente chismorrear.
En 2021, un estudio de la Universidad de Dartmouth en EE.UU. reveló que la gente que cotillea junta, además de influenciar en el otro, también se une más en el proceso.
“Especulamos que los participantes de este estudio establecieron un sentido de comunidad entre ellos, creando una ‘realidad compartida’ que sirvió para influir en el comportamiento y las perspectivas de cada uno, al tiempo que satisfacía el deseo inherente de cada uno de tener una conexión social”, se puede leer en la investigación.
Esta investigación también descubrió que el chisme ayuda a promover la cooperación dentro de un grupo, después de observar que los participantes estaban dispuestos a contribuir con más dinero en un juego grupal cuando tuvieron la oportunidad de cotillear entre ellos.
“El chisme no es una construcción monolítica y su definición es mucho más compleja y va más allá de que simplemente es hablar mal del otro como lo hemos aprendido”, concluye la investigación.
Kelsey McKinney, fundadora del podcast Normal Gossip en el que personas comunes y corrientes comparten sus chismes, sabe como una anécdota con contenido puede juntar a varios extraños.
Cuando comenzó la pandemia del covid-19 y las personas tuvieron que estar encerradas, la necesidad por historias se hizo más grande.
“Me di cuenta de que estábamos hambrientos”, explica McKinney.
“Mucho de nuestras vidas y de cómo percibimos el mundo es através de la narrativa que nos contamos y el chisme es la narrativa. Nos contamos las cosas entre nosotros, y por supuesto hay peligro, pero también hay muchas cosas buenas”, añade.
Los humanos han evolucionado durante millones de años para aprender cómo es la mejor forma de protegernos de un potencial daño o peligro.
Para algunas mujeres, el chisme es una herramienta vital de estrategia para sobrevivir, particularmente cuando se navega en amenazas como una situación riesgosa en una cita.
“Las mujeres están en una situación de desventaja física cuando se trata de pelear con un hombre. Eso es una información importante que deseas compartir con tus amigas o con tus más cercanas aliadas”, explica Hess.
La supervivencia y nuestro lugar en la sociedad también depende mucho de la reputación.
Tener mala reputación puede ser devastador, señala la experta.
De acuerdo a ella, puede dañar tu posición social, limitar tus oportunidades económicas e incluso afectar tu acceso a recursos como los alimentos.
“Si la gente habla de forma negativa en los chismes sobre ti puede causar un daño substancial”, anota Hess.
Además argumenta que el chisme es una forma social de control usada para mantener o mejorar la posición en una jerarquía social.
Para ella la gente trata de manejar cómo es percibida en sus entornos sociales, así que se vigilan unos a otros a través del cotilleo.
Y agrega que el chisme también sirve para proteger su propia reputación y, en algunos casos, socavar a los rivales.
“Los humanos son competitivos por naturaleza con otros miembros de su especie y el conflicto no es algo de lo que se van a desprender”, explica.
Para la mayoría de la gente, el chisme puede parecer una diversión inofensiva.
“Ese es el tipo de chisme en el que me especializo”, dice la podcaster McKinney.
Su fascinación por este tema, y su pasión por contar historias, proviene de haber crecido en un hogar religioso donde le enseñaron que el chisme era pecaminoso.
“Un buen chisme es algo que inmediatamente sale de tu boca y se lo dices a otra persona”, argumenta.
¿Y un mundo sin él?
“¡Dios mío! ¡Qué aburrido!”, responde riendo.
Ya sea por diversión, supervivencia o vínculos sociales, el chisme se ha convertido en una constante en nuestras vidas: un “universal humano” que no debe ignorarse, dice la doctora Hess.
“El chisme tiene consecuencias reales”, explica. “Si solo fuera una conversación informal, aleatoria y falsa, no afectaría la forma en que las personas deciden distribuir beneficios a otros miembros de sus comunidades”.
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