
Publicaciones en redes sociales que muestran cuatro supuestas manifestaciones en contra de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador dan información equivocada y están sacadas de contexto.
La página de Facebook, La Cuarta Transformación compartió una fotografía que muestra y compara cuatro imágenes pequeñas con los títulos “ Marcha Anti Fox 2005”, “Marcha Anti-Calderón 2006”, “Marcha Anti AMLO 2019”.
Las primeras tres imágenes sobre las supuestas marchas en contra de los expresidentes muestran la explanada del Zócalo repleta con miles de personas.
La cuarta imagen, que corresponde a una marcha en contra de López Obrador, permite ver a los asistentes en la zona del Ángel de la Independencia. Sin embargo, la perspectiva de la imagen muestra un gran espacio de sobra, para resaltar que acudió un bajo número de ciudadanos.
La publicación fue compartida el 5 de mayo, el día en el que se llevó a cabo la “Marcha por el Silencio” en contra de las políticas de López Obrador. Desde entonces, la publicación ha sido compartida 30 mil veces.

La imagen que aparece en la publicación ya mencionada muestra algo que no ocurrió en 2005; además, no se trató de una protesta en contra del entonces presidente Vicente Fox. La fotografía original fue compartida por la página personal de Andrés Manuel López Obrador el 16 de julio de 2006.
Ese día, el entonces candidato a la presidencia convocó a una protesta para exigir el recuento de votos en las elecciones que le dieron el triunfo al contrincante del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón.
De acuerdo con datos de la policía capitalina, 1 millón 100 mil personas acudieron a la manifestación que concluyó con un discurso de López Obrador en el Zócalo capitalino.
Como es evidente en la imagen que circula en redes sociales, los asistentes visten de amarillo, el color del Partido de la Revolución Democrática (PRD), del cual López Obrador fue candidato presidencial en 2006 y 2012.
La fotografía sí es de algo que ocurrió en 2006, pero la marcha no fue en contra del desempeño de Felipe Calderón. La imagen original fue capturada por la fotógrafa de Agence France Presse (AFP), Susana González, el 30 de julio de 2006, cinco meses antes de que Calderón asumiera la presidencia.
Este evento consistió en la tercera protesta, en un lapso de tres semanas, para la exigencia de un recuento de votos de las elecciones presidenciales de 2012. Al final de la protesta a la que acudieron más de 100 mil ciudadanos, López Obrador anunció a la instalación de 47 campamentos en la capital mexicana para acelerar la decisión del Tribunal Electoral.
En la imagen original es posible apreciar que los asistentes visten de amarillo, llevan carteles de apoyo a López Obrador y cuelga una manta sobre los edificios alrededor del Zócalo con la frase “Voto por Voto, casilla por casilla”, una de las consignas de las manifestaciones convocadas por el entonces ex candidato.
La fotografía fue capturada el 27 de junio de 2012, pero en realidad no es de una protesta en contra de Enrique Peña Nieto.
La imagen fue publicada por el diario Proceso, durante el cierre de campaña de López Obrador, entonces candidato por la coalición PRD- Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo. Las elecciones presidenciales ocurrieron el primero de julio de 2012, por lo que Enrique Peña Nieto aún no resultaba electo.
Para el cierre de campaña, López Obrador marchó junto con 400 mil ciudadanos desde el Ángel de la Independencia al Zócalo, en donde ofreció un discurso a las ciudadanos.
En la fotografía original de Proceso y en las fotografías compartidas desde la página de López Obrador, se observan banderas amarillas y naranjas, del color de la coalición, y mantas con la cara y nombre de López Obrador.
El primero de diciembre, cuando Enrique Peña Nieto tomó posesión, ciudadanos protestaron de San Lázaro al Zócalo capitalino, lo que resultó en enfrentamientos entre policías y manifestantes.Sin embargo, la imagen no corresponde a ninguno de los dos eventos.

La fotografía sí es de una protesta que ocurrió en contra del gobierno de López Obrador, pero no el 5 de mayo de 2019.
La imagen fue compartida por un usuario de Twitter el 10 de marzo de 2019. La protesta fue convocada por la organización “Chalecos Amarillos” y “Nosotros somos más” en el marco de los 100 días de gobierno de López Obrador.
La manifestación se llevó a cabo paralelamente en 24 ciudades de México. A la protesta de la Ciudad de México, la cual se muestra en la foto que circula en redes sociales, acudieron cerca de 500 personas que marcharon del Ángel de la Independencia por las calles de Reforma.
El 5 de mayo de 2019 se llevó a cabo “La Marcha del Silencio” para protestar en contra de las políticas implementadas por López Obrador. Según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública, 15 mil personas caminaron desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución. Con respecto a esa marcha han surgido diferentes imágenes sacadas de contexto. Una de ellas, adjudica a la “marcha del silencio”, una fotografía de una manifestación que ocurrió en 2008 para exigir un alto a la ola de secuestros bajo el mandato de Felipe Calderón.

La organización, nacida en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, ha estado en el centro de la atención tras las acusaciones de abuso contra su fundador.
José Antonio Kast, presidente electo de Chile, es un hombre de profundas convicciones religiosas.
Así lo dejó en claro en su primer discurso, apenas se conocieron los resultados de las votaciones del domingo, cuando afirmó: “Nada es posible si no tuviéramos a Dios”.
“Nada ocurre en la vida, para los que somos de fe, que no sea en relación directa con Dios”, prosiguió.
Y a continuación, pidió a su creador que le concediera “humildemente” la “sabiduría, templanza y fortaleza para estar siempre a la altura” del desafío que asumirá el próximo 11 de marzo, cuando releve a Gabriel Boric en el Palacio de La Moneda.
Estas fueron tres de las cinco frases con carga religiosa que el abogado de 59 años pronunció durante la casi hora que habló ante los miles de sus seguidores que se congregaron en Santiago para celebrar su triunfo en las elecciones presidenciales.
Sin embargo, lo anterior no debería sorprender. ¿La razón? El político y varios de sus hermanos se formaron bajo los lineamientos de Schoenstatt, un movimiento católico conservador que tiene presencia en más de 100 países, incluyendo todos los de América Latina.
Los vínculos del mandatario electo con el movimiento comenzaron gracias “a su hermano mayor, Miguel”, aseguró a BBC Mundo el filósofo chileno Álvaro Ramis Olivo. Miguel Kast se unió a Schoenstatt tras conocer a algunos de sus miembros durante su etapa universitaria.
Sin embargo, otras fuentes sostienen que fueron los padres del político, Michael Kast y Olga Rist, quienes tuvieron el primer contacto con Schoenstatt. Ambos eran profundamente religiosos y devotos de la Virgen María, una práctica muy extendida en la Baviera alemana de donde provenían.
Schoenstatt es “un movimiento apostólico de renovación, nacido en el seno de la Iglesia”, con un marcado “carácter mariano”, según se lee en su página web.
“La formación de un hombre y de una comunidad nueva que sirvan a la Iglesia y a la sociedad” constituye el objetivo de la organización, explicó a BBC Mundo el padre Felipe Ríos, coordinador del movimiento en América.
Schoenstatt fue fundado en octubre de 1914, pocos meses después del estallido de la Primera Guerra Mundial, por el sacerdote alemán José Kentenich (1885-1968).
Su nombre proviene de un pueblo ubicado en la zona de Vallendar, a orillas del río Rin, en el actual estado de Renania-Palatinado, al oeste de Alemania y cerca de las fronteras con Luxemburgo y Bélgica.
Kentenich, quien era miembro de la Sociedad del Apostolado Católico -mejor conocida como Padres palotinos-, era profesor en un seminario que la orden tenía en la localidad de Schoenstatt, palabra alemana que se puede traducir literalmente como “lugar hermoso”.
El religioso, junto a un grupo de estudiantes, restauró una pequeña capilla ubicada en los jardines del seminario y pidió a la Virgen María que la convirtiera en un lugar de peregrinación.
Uno de los signos distintivos de este grupo es que en donde tienen presencia levantan replicas idénticas a la capilla alemana.
“Mucho antes de que cadenas de comida rápida como McDonald’s descubrieran el efecto cultural de establecimientos totalmente idénticos, el Espíritu Santo en Schoenstatt comenzó a hacerlo”, se lee en el sitio web de la agrupación, en el cual se asegura que actualmente hay 200 “santuarios filiales” en todo el mundo.
Pero, ¿qué es exactamente Schoenstatt? ¿Se trata de una congregación religiosa o de algo distinto?
“Es una organización dentro de la Iglesia católica que nació con la idea de que los laicos podían realizar tareas similares a las de las órdenes religiosas, pero con autonomía respecto de los jerarcas eclesiásticos”, explicó a BBC Mundo el filósofo chileno Ramis.
“El movimiento cuenta con una rama laica -personas que no han tomado los hábitos- y otra religiosa, que incluye una orden sacerdotal y una comunidad de mujeres laicas consagradas. Estas se asemejan mucho a las monjas, aunque no lo son, ya que no toman votos”, añadió el experto en teología, quien es rector de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano de Chile.
La historiadora italiana Alexandra von Teuffenbach, además de confirmar que el grupo está conformado por “varias ramas”, señaló que algunas de ellas son “institutos seculares”; es decir, organizaciones cuyos miembros, sin ser religiosos, se comprometen a vivir en pobreza, castidad y obediencia, permaneciendo al mismo tiempo en su entorno social y profesional habitual.
“Comparar a Schoenstatt con el Opus Dei es acertado”, afirmó la investigadora a BBC Mundo, cuando se le mencionaron otras agrupaciones católicas que podrían considerarse equiparables.
Sin embargo, Ramis advirtió que existen diferencias significativas entre Schoenstatt y la organización fundada por el español Josemaría Escrivá de Balaguer.
“Aunque existen semejanzas, Schoenstatt no ha intentado influir en la política. En cambio, durante el franquismo en España, el Opus Dei aprovechó la coyuntura para ubicar a sus miembros en puestos clave de la economía y la banca, los llamados ‘tecnócratas'”, puntualizó el académico chileno.
Hasta la elección de Kast, solo otro miembro de este movimiento católico había ocupado un alto cargo en Chile: su hermano mayor, Miguel, quien se desempeñó como ministro y presidente del Banco Central durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Este grupo prioriza la vida familiar más que la vida pública”, explicó Ramis.
“Y aunque comparte con el Opus Dei el rigorismo sexual y moral, no tiene un tono tan culpabilizador. No recurre a penitencias como las flagelaciones o el silicio como se denuncia del Opus Dei”, dijo.
“Tiene una fuerte implantación en clases adineradas, aunque también en sectores medios, profesionales y empresariales. No es progresista, sino bastante conservador, pero en algunos elementos se ve un mayor pluralismo ideológico que otras organizaciones de la Iglesia”, remató.
Los calificativos de “ultracatólico” o “ultraconservador” que desde algunos sectores de la sociedad y de la prensa se le da a Schoenstatt no le quitan el sueño a Ríos.
“Somos un movimiento dentro de la Iglesia católica y, por lo tanto, seguimos sus lineamientos. En mi opinión, no somos de los más conservadores dentro de la Iglesia”, remató.
Sudamérica fue la primera región fuera de Europa a la que Schoenstatt se extendió, de acuerdo con los registros de la organización.
En la primera mitad de la década de 1930, uno de los seguidores del padre Kentenich llegó a Argentina y, para 1935, se le sumaron cuatro Hermanas de María, integrantes de una de las organizaciones religiosas femeninas que forman Schoenstatt.
Casi simultáneamente arribaron miembros del movimiento a Brasil y, dos años después, ya estaban presentes en Uruguay.
Actualmente, el movimiento católico tiene presencia en todos los países de América Latina, salvo “algunas islas del Caribe, las dos Guyanas y Surinam”, aseveró Ríos.
“Funcionamos más bien desde los santuarios; solo entre Chile, Argentina y Brasil hay casi 80”, agregó el representante de Schoenstatt, quien indicó que también administran más de una docena de colegios en cuatro países (Chile, Argentina, Ecuador y México), así como un hospital en Buenos Aires (Sanatorio Mater Dei) y otras obras dedicadas a “los más pobres”.
La expansión por la región fue impulsada por el propio fundador, quien la visitó en varias ocasiones, según se lee en su biografía.
“Chile, por ejemplo, es uno de los lugares donde Schoenstatt tiene mayor fuerza internacional, debido a que su fundador vivió un tiempo aquí”, explicó Ramis.
En 1941, agentes de la Gestapo detuvieron al religioso por sus enseñanzas y, meses después, fue enviado al campo de concentración de Dachau, donde permaneció hasta el final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Tras el conflicto bélico, los años de persecusión sufridos en manos de los nazis le otorgaron un nuevo prestigio a Kentenich pero, para finales de la década de 1940, sectores de la jerarquía católica alemana comenzaron a ver con preocupación la forma en que este hombre dirigía el movimiento y el control que ejercía sobre sus miembros.
“La autoridad suprema, a saber, el director general (Kentenich) y la superiora general, son los ‘padres’, es decir, ‘padre de la familia’ y ‘madre de la familia’. Las Hermanas son hijas o niñas. Pero, en la práctica, la ‘madre de la familia’ está totalmente sometida a la voluntad del ‘padre de la familia’, que para todas las Hermanas se equipara a Dios”, alertó en 1949 monseñor Bernhard Stein, obispo auxiliar de Tréveris, a sus colegas de la Conferencia Episcopal de Alemania.
Además, algunas de las hermanas señalaron al sacerdote de haber abusado de ellas.
En 1951 el papa Pío XII separó a Kentenich de su posición dentro de Schoenstatt y lo envió al exilio en Estados Unidos donde permaneció 14 años hasta que se le permitió regresar a Alemania, donde murió en 1965.
“Los seguidores de Kentenich nunca han negado este episodio, pero lo presentaron como un conflicto de poder, donde Kentenich fue víctima de celos y envidias de jerarcas de la Iglesia”, afirmó Ramis.
Sin embargo, en 2020 la historiadora italiana Von Teuffenbach publicó el primero de sus dos libros sobre Schoenstatt y su fundador.
En su obra, la investigadora afirmó que Kentenich abusó sexualmente de una integrante de Schoenstatt en Chile en 1947, según la información contenida en los diarios de uno de los investigadores que el Vaticano envió en la década de 1950 para indagar sobre él y su movimiento, así como a partir de archivos del pontificado de Pío XII (1939-1958).
Desde Schoenstatt han negado los señalamientos, aunque han admitido que algunos aspectos del comportamiento de su fundador son controvertidos. Sin embargo, la experta considera que los hechos le dan la razón.
“En el caso de Kentenich, el proceso que llevó a los decretos y al exilio en EE.UU., como también a la prohibición de tener contactos con las monjas, se basa en motivaciones que no están escritas en los decretos. Pero vienen explicadas en los ‘actos’, y en ellos se detallan todas las pruebas que se encontraron. Y sobre esta base los jueces (del Santo Oficio) decidieron”, agregó.
Los señalamientos de Von Teuffenbach contribuyeron a paralizar el proceso de beatificación del sacerdote, iniciado en 1975.
“Cuando la Iglesia beatifica a alguien afirma: este hombre o mujer es un ejemplo para todos. Yo reconozco ciertamente que Kentenich escribió cosas interesantes y seguramente hizo cosas buenas, pero no querría en absoluto que fuera considerado como ejemplo de vida cristiana”, remató la historiadora.
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