Un video en TikTok celebra que se construyó un hospital en Tlapa, Guerrero, con el dinero de la venta del avión presidencial, realizada durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, esta información es falsa, ya que los recursos obtenidos por la venta sólo representan un 34% del costo total de la obra.
“Para todos los prianistas que se la pasan hablando de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, vean el mega hospital que construyó con la venta del avión presidencial de Peña Nieto”, dice una mujer en el video de TikTok que acumula más de 43 mil vistas.
En el 2023, López Obrador vendió el avión presidencial a Tayikistán por mil 659 millones de pesos y aseguró que el dinero se usaría para construir dos hospitales: uno en Tlapa, Guerrero, y otro en Tuxtepec, Oaxaca.
Pero, al momento de la venta el gobierno federal aún debía dinero por el avión, pues en 2012 se estableció un arrendamiento a pagar en un periodo de 15 años. Para el 2024, el adeudo era de 2 mil 273 millones de pesos.
El costo total del hospital en Guerrero fue de 4 mil 868 millones de pesos y el dinero obtenido por la venta del avión cubriría nada más el 34% de lo que costó su construcción y equipamiento, sin considerar la deuda que existe del avión.
Para saber más: Gobierno promete que el dinero de la venta del avión presidencial será para hospitales… pero aún debe por él más de 2 mil mdp.
Como te contamos en esta nota, a través de una solicitud de Transparencia, El Sabueso tuvo respuesta de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) sobre el costo de la construcción y equipamiento de los hospitales en Guerrero y Oaxaca. La suma total fue de 9 mil 639 millones de pesos.
Si evaluamos el costo total de los hospitales, el monto obtenido por la venta del avión presidencial representó apenas el 19% del recurso necesario para construirlos, sin tomar en cuenta el adeudo que se tiene por el arrendamiento del avión.
En conclusión: es falso que el hospital de Tlapa, Guerrero, se construyó únicamente con el dinero de la venta del avión presidencial, ya que esos recursos sólo cubrieron una fracción del costo total.
Protagonizada por Scarlett Johansson y Jonathan Bailey, la última entrega de la exitosa saga de Jurassic Park sigue el modelo de la entrega original, pero no está a su altura.
¡Vaya! La más reciente entrega de la saga de Jurassic Park tiene un claro olor a rancio.
Se esfuerza por ofrecer una nueva visión de una fórmula —un escape del acecho de los dinosaurios— que ha recaudado miles de millones de dólares y con la que claramente no se puede jugar demasiado, pero los cineastas debieron haber jugado un poco más con ella.
Jurassic World Rebirth cuenta con grandes estrellas como Scarlett Johansson y Jonathan Bailey, así como con criaturas mejor diseñadas que nunca, pero ofrece tan pocas emociones que puede que sea la más floja de la saga.
Esta séptima entrega en esencia es un relanzamiento de un relanzamiento y sigue el modelo creado por Steven Spielberg en la primera cinta de Parque Jurásico, aquella protagonizada por Sam Neill y Laura Dern hace 32 años. Le siguió una trilogía de Jurassic World, con Chris Pratt y Bryce Dallas Howard.
Y esta de 2025 parecía prometedora. Johansson, tan vibrante como estrella de acción en Black Widow, interpreta a una mercenaria, Zora Bennett, contratada por una gran empresa farmacéutica para recuperar ADN de dinosaurios.
Bailey encaja perfectamente en el papel del Dr. Henry Loomis, un paleontólogo inteligente que se une a la peligrosa misión. Él puede identificar a los dinosaurios, que deambulan libremente por una isla tropical abandonada donde los experimentos para crear híbridos salieron mal.
En la misión de Bennet, el ADN que busca recuperar se utilizará para crear un medicamento para prevenir enfermedades cardíacas, lo que proporcionará enormes beneficios a la empresa farmacéutica que la contrata.
Rupert Friend interpreta al villano, el codicioso representante de la empresa, lo que lo convierte instantáneamente en el más propenso a ser devorado por un dinosaurio. Y Mahershala Ali interpreta al confiable colega de Bennett, un marinero contratado para llevarlos a la isla.
Pero es un problema cuando la historia principal de una película, repleta de estrellas, se ve eclipsada por la trama secundaria, lo cual es el improbable resultado en Jurassic World Rebirth.
Como siempre en una película de esta saga, hay una familia en peligro. Aquí, el padre es Reuben (Manuel García-Rulfo, de la serie de Netflix The Lincoln Lawyer). Está de viaje en barco con sus hijas, Teresa (Luna Blaise), que está en la universidad, e Isabella (Audrina Miranda, muy buena interpretando el miedo), de 11 años, y el novio de Teresa, Xavier (David Iacono).
Su historia es la más llena de suspenso desde el principio, cuando su barco es atacado y volcado por un enorme pez dinosaurio —oficialmente un mosasaurio, más grande que una ballena y más feroz que un tiburón— en una secuencia con niveles de peligro similares a los de Tiburón.
Son rescatados por la tripulación de Bennet, pero en la isla se separan. Durante la mayor parte de la película, la trama de la familia discurre en paralelo a la de la expedición, y se desarrolla de forma más a medida que avanzan con dificultad por el bosque, sobresaltándose ante cualquier rugido y descubriendo que lo que parece un tronco de árbol podría ser un dinosaurio durmiendo.
Las amenazas son más viscerales para la familia, en parte porque sus personajes podrían ser víctimas en cualquier momento. ¿Qué probabilidades hay de que Scarlett Johansson o Jonathan Bailey sean devorados? Las situaciones peligrosas de las estrellas tienen que ser especialmente tensas para compensar su supervivencia segura, como ocurre en la mayoría de las películas de Jurassic Park.
Aquí, sus percances no son lo suficientemente aterradores como para mantener a los espectadores en vilo. El director, Gareth Edwards (director de Rogue One: Una historia de Star Wars y, más recientemente, The Creator), no suele situarlos tan cerca de los dinosaurios como a la familia y la acción es mala.
Cuando Henry se aferra al borde de un acantilado con la punta de los dedos, se podría pensar generosamente que es un homenaje a muchas cosas, pero resulta ser un cliché. Y Edwards añade algunos detalles que distraen. En dos momentos diferentes, Henry mastica ruidosamente una pastilla de menta, un intento fallido y vergonzoso de hacer humor.
El texto al comienzo de la película explica que, en los años transcurridos desde el regreso de los dinosaurios, estos se han visto amenazados por los cambios del medioambiente y también por el “desinterés del público”.
La frase suena como un pretexto para que el director cree monstruos más grandes y aterradores. Zora y Henry tienen que sedar y obtener ADN de un titanosaurio, el carnívoro más grande que haya existido, y del quetzalcoatlus, un ave voladora, feroz y con pico, así como del mosasaurio, un reptil acuático.
Junto con muchas otras criaturas, no son tan aterradoras ni impresionantes, y a veces resultan hermosas de contemplar por su gigantesco tamaño. En un momento dado, vemos a docenas de dinosaurios de cuello largo pastando pacíficamente.
La majestuosa música original de John Williams, que el compositor Alexandre Desplat inserta con elegancia en su nueva partitura, se eleva, y podemos sentir el asombro de Loomis mientras contempla a unas criaturas que nunca antes había visto.
Pero esa escena, que evoca deliberadamente la sensación de asombro que experimentaron los personajes de Neill y Dern —y el público del cine— al ver manadas de dinosaurios pacíficos en Jurassic Park, es un recordatorio de lo bien que se mantiene la original de Spielberg.
De las siete películas, es insuperable a la hora de crear tensión y mantener al público cautivado. Las secuelas han tenido altibajos, sin llegar nunca a igualar a la original en cuanto a emoción pura.
Edwards ha dicho que Spielberg le asesoró en la historia y que estuvo “muy involucrado” en la realización de Jurassic Wordl Rebirth, pero eso obviamente no es lo mismo que dirigirla.
Si no se puede mejorar a Spielberg —y, realmente, cuando se trata de este tipo de películas, ¿quién puede hacerlo?— es mejor intentar algo atrevido para evitar que decaiga el interés por los dinosaurios.
★★☆☆☆
Jurassic World Rebirth
Director: Gareth Edwards
Reparto: Scarlett Johansson, Jonathan Bailey, Mahershala Ali
Duración: 2 h 14 m
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