¿El prometido de Claudia Sheinbaum, Jesús María Tarriba, “representa el más grande peligro de APOYO y LOGÍSTICA FINANCIERA al CRIMEN ORGANIZADO en gran parte del planeta”? No hay pruebas que sustenten el dicho.
En redes como Facebook señalan a Tarriba de lavado de dinero. También lo vinculan con grupos del crimen organizado de Sinaloa y Jalisco y con Amado Carrillo “El señor de los cielos”, líder del Cártel de Juárez. Sin embargo, estas acusaciones, que también circulan por WhatsApp, no incluyen pruebas.
También verificamos: Video en el que Xóchitl Gálvez dice que “la mejor candidata para Morena es Claudia” no es reciente, es del 2017
“TE PRESENTO AL NUEVO ESPOSO DE LA CANDIDATA DE MORENA A LA PRESIDENCIA. SI GANA TENDRÍA LAS RIENDAS DEL PAÍS EN SUS MANOS (sic)”, dice una publicación que fue realizada en Facebook el miércoles 13 de septiembre.
La misma información falsa llegó al VerifiChat de El Sabueso de Animal Político, donde personas usuarias solicitaron a nuestro equipo que verificara la acusación.
“Sin miedo, depende de nosotros, debemos salir a votar, por Xochitl (sic)”, se lee en uno de los 35 comentarios.
El Sabueso realizó una búsqueda en Google con la palabra clave “Jesús María Tarriba” y no encontró resultados acerca de que estuviera vinculado al crimen organizado ni de que fuera conocido como “el banquero”.
La publicación que desinforma menciona que hubo una filtración del Departamento del Tesoro de Estados Unidos acerca de que como apoderado de Amado Carrillo entre 1994 y 1997 lavó dinero dentro de Banamex pero tampoco existen resultados en internet que lo confirmen.
El Sabueso buscó el nombre de Jesús María Tarriba en la “Lista de nacionales especialmente designados y personas bloqueadas” de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés), que forma parte del Departamento del Tesoro, y no encontró registros.
Esta herramienta de la OFAC, entre otras cosas, da a conocer a organizaciones, agrupaciones o personas que pueden estar relacionadas con el crimen organizado bajo programas del gobierno estadounidense.
El Sabueso consultó a Paulina Silva, coordinadora de Comunicación de Claudia Sheinbaum, quien confirmó que son afirmaciones falsas. Silva comentó que la desinformación ya había circulado antes, cuando la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México anunció que se casaría con él.
Como te contamos en una nota de Animal Político, Jesús María Tarriba ha dedicado su vida profesional a la asesoría dentro de la industria financiera.
El Sabueso constató en el Registro Nacional de Profesionistas que es licenciado, maestro y doctor en Física por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Proceso refirió que de acuerdo con su perfil en Linkedin, que ya no está disponible actualmente, Tarriba fue analista cuantitativo en Banamex de 1994 a 1997, fechas que coinciden con la publicación que desinforma. Asimismo, se desempeñó como analista y jefe de modelos de riesgo en Santander durante 16 años, dato que también se usó para desinformar.
Según Proceso, es analista de riesgos financieros en el Banco de México desde 2017.
En conclusión, no hay sustento en internet para afirmar que Jesús María Tarriba, prometido de Sheinbaum, fue apoderado de “El señor de los cielos”. El equipo de la candidata de Morena a la Presidencia de la República confirmó que se trata de desinformación y su nombre no aparece en la lista de personas con las que el gobierno estadounidense identificó vínculos con el crimen organizado.
Para más información: Jesús María Tarriba, el analista y ‘novio de la facultad’ de Claudia Sheinbaum
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Cuantas más opciones, más difícil se hace elegir, y el resultado de nuestra elección nunca es demasiado satisfactorio. ¿Cómo lidiar con el exceso de opciones?
¿Alguna vez te ha costado más escoger una película o una serie en una plataforma de streaming que ver directamente algo? ¿O has dado muchas vueltas antes de comprar un producto online solo para seguir dudando después? En una sociedad con más posibilidades que nunca, elegir se ha convertido en una fuente de ansiedad: lo que en principio parecía una ventaja puede acabar siendo una carga.
La psicología lo define como la “paradoja de la elección”: cuantas más opciones hay, más difícil es decidir… y menos satisfacción genera la decisión tomada.
Este fenómeno fue descrito por el psicólogo Barry Schwartz, quien propuso que el exceso de libertad puede tener efectos adversos sobre el bienestar. En lugar de hacernos más felices, una abundancia de opciones tiende a bloquear, frustrar y provocar la sensación persistente de que se podría haber elegido mejor.
Un estudio clásico de Sheena Iyengar y Mark Lepper demostró que ante una variedad de 24 sabores de mermelada frente a solo 6, los consumidores eran menos propensos a comprar. La sobrecarga de alternativas no solo complica la decisión, también reduce la satisfacción con lo elegido.
Este patrón no se limita al consumo. También se observa en decisiones vitales, desde la elección de estudios hasta relaciones personales. En contextos universitarios y profesionales, el exceso de opciones puede generar una sensación de parálisis, dudas constantes y miedo a equivocarse.
La psicología ha identificado diferentes estilos de afrontamiento ante la toma de decisiones. Entre ellos, los dos más estudiados son el perfil del maximizer y el del satisficer.
Esta distinción fue formalizada en un influyente estudio publicado en Journal of Personality and Social Psychology.
Las personas con un estilo maximizer tienden a buscar siempre la mejor opción posible. Evalúan muchas alternativas, comparan exhaustivamente, investigan a fondo y posponen decisiones en busca de una elección óptima. Aunque este comportamiento puede parecer racional o ambicioso, en la práctica suele asociarse a consecuencias negativas para el bienestar emocional.
El estudio citado mostró que los maximizers:
Además, otras investigaciones han asociado este perfil a síntomas depresivos, especialmente cuando las decisiones se toman en contextos complejos o inciertos.
En contraste, el estilo satisficer se basa en elegir una opción que cumpla criterios personales mínimos o razonables, sin necesidad de compararla con todas las demás. Estas personas no buscan lo perfecto, sino algo que encaje con sus necesidades o valores.
Según la misma investigación, los satisficers:
Tienen una mayor estabilidad emocional tras la toma de decisiones.
El estilo satisficer no implica conformismo, sino un enfoque más funcional y adaptativo. Como señalan otras investigaciones, estas personas tienden a conservar recursos cognitivos y emocionales, lo que les permite enfrentar mejor la incertidumbre y reducir la fatiga a la hora de tomar decisiones.
La diferencia entre ambos perfiles no solo influye en cómo se decide, sino en cómo se vive el proceso y sus consecuencias. El estilo maximizer puede ser útil en contextos técnicos o decisiones de alto riesgo, pero su aplicación constante en la vida diaria –donde muchas veces no existe una opción claramente “mejor”– puede deteriorar el bienestar psicológico.
Por el contrario, adoptar una actitud satisficer permite tomar decisiones con más tranquilidad, asumiendo que ninguna será perfecta, pero muchas pueden ser válidas. En tiempos de sobreabundancia de opciones, este enfoque parece más sostenible emocionalmente.
La paradoja de la elección se manifiesta en múltiples aspectos de la vida cotidiana:
Elegir entre muchas alternativas exige recursos cognitivos y emocionales. A mayor número de opciones, mayor probabilidad de experimentar ansiedad anticipatoria, dudas persistentes, arrepentimiento posterior a la decisión, disminución del placer con lo elegido y fatiga mental.
Además, en contextos de presión social o autoexigencia elevada, esta dificultad se agrava. La sensación de que “todo depende de una elección correcta” puede derivar en estrés crónico o evitación.
El fenómeno de la fatiga decisional ha sido descrito también en el ámbito clínico. Algunos estudios muestran cómo el esfuerzo mental acumulado por tomar muchas decisiones reduce la capacidad de autocontrol y aumenta la vulnerabilidad al estrés.
Desde la psicología aplicada, se han propuesto diversas estrategias para reducir el impacto negativo de la sobreabundancia de opciones:
En un contexto cultural que asocia libertad con cantidad, puede parecer contradictorio que reducir opciones aumente el bienestar. Sin embargo, numerosos estudios lo confirman: un exceso de alternativas genera ruido, fatiga y frustración.
Apostar por una toma de decisiones más simple, más conectada con lo personal y menos centrada en encontrar lo “óptimo” puede ayudar a mejorar la salud mental y la calidad de vida. En este sentido, elegir menos no es conformarse, sino decidir con más sentido.
*Oliver Serrano León es director y profesor del Máster de Psicología General Sanitaria de la Universidad Europea de Canarias, Universidad Europea
*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia creative commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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