

El director de Pemex Octavio Romero Oropeza presumió que la deuda de la petrolera bajó 17.4% en lo que va de esta administración, pero esa forma de presentar la información es engañosa.
Considerando los datos en dólares corrientes, forma en que la petrolera reporta ese dato en informes y frente a inversionistas, la deuda de la petrolera se mantiene en el mismo nivel que al inicio del gobierno de López Obrador.

Las cifras corrientes expresan el valor de la moneda correspondiente para cada año y sin considerar el cambio inflacionario. Mientras que los datos informados a precios constantes expresan valores ajustados por la inflación, según un año de referencia y como si los precios de los bienes no hubieran cambiado.
De acuerdo con los informes trimestrales de Petróleos Mexicanos la deuda financiera al 31 de diciembre del 2018 era de 105.8 mil millones de dólares, exactamente la misma cantidad que Pemex reportó el 30 de septiembre del año pasado en su tercer reporte trimestral del 2023 (últimos datos disponibles).
En el 2020 —año de la pandemia— la deuda de la empresa petrolera aumentó hasta llegar a los 113 mil mdd, cantidad que ha disminuido paulatinamente hasta ubicarse de nuevo en el mismo monto en el que se encontraba al final de la administración del expresidente Enrique Peña Nieto.

Estas cifras demuestran que la deuda de Pemex no ha disminuido luego de cinco años de gobierno del presidente López Obrador, sino que se ha mantenido igual.
“Presentan los datos —que al final de cuentas son reales—, pero los presentan de tal forma que se genera una impresión de que la deuda de Pemex se ha reducido”, indicó en entrevista con Animal Político Diego Díaz, Coordinador de Finanzas Públicas en Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Cuando les conviene presentarla en dólares la van a presentar en dólares, cuando les ha convenido presentarla en pesos, la presentan en pesos, y si les conviene presentarla en pesos corrientes o en pesos constantes, o en dólares corrientes o en dólares constantes, la van a presentar de una u otra manera de tal forma que se genere esta impresión”.
Ello “para contribuir al discurso de que se ha rescatado a la empresa productiva del Estado mexicano”, señaló el especialista.
Inyectan a Pemex 1.45 billones durante gobierno de AMLO
El presidente López Obrador hizo un llamado el pasado jueves a que “todos celebremos que se rescató de nuevo Pemex”. Sin embargo, desde el 2019 el gobierno federal ha inyectado a Pemex un total de 1.45 billones de pesos, según el reporte Pemex en la Mira al tercer trimestre del 2023 elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
De acuerdo con el IMCO del monto anterior 992 mil 800 millones de pesos corresponden a apoyos directos –aportaciones de capital, estímulos fiscales y otras ayudas– y 457.1 mmdp “por recursos que la propia petrolera calcula que ha dejado de pagar al Estado como consecuencia de la reducción progresiva de la tasa del derecho por la utilidad compartida (DUC): pasó de 65% en 2019 a 40% en 2022 y bajará a 30% en 2024”.
Así lo señaló el jueves 4 de enero el director de Pemex en la conferencia matutina:
“Durante esta Administración”, dijo Romero Oropeza, “la tasa aplicable para el Derecho para la Utilidad Compartida ha disminuido en más de la mitad, pasando del 65% vigente en 2019 al 30% que se aplicará en 2024”.
Agregó que tal situación “ha permitido que Pemex cuente cada vez con mayores flujos financieros para sostener sus gastos de operación e inversión, sin necesidad de incurrir en endeudamiento”.
Diego Díaz señaló que durante el 2024 se espera que el gobierno federal siga aportando este tipo de apoyos directos de capital a Pemex, tal y como sucedió durante el 2023, año en el que el gobierno inyectó —de enero a septiembre de 2023— 103 mil mdp a la empresa petrolera.
El analista del IMCO comentó que en el presupuesto de egresos de la federación 2024 “se prevé que Pemex reciba 145 mil millones de pesos de aportaciones de capital, como las que han recibido desde que inició esta administración, precisamente para hacerse cargo de los vencimientos de la deuda de Pemex durante ese año”.
El especialista comentó que para los primeros nueve meses del año pasado aproximadamente el 70% (71.8 mmdp) de las aportaciones del gobierno federal a Pemex (103 mmdp) se han destinado a cubrir la deuda de Pemex.
Señaló que en estos últimos años las tasas de interés “en general han estado sumamente elevadas y más en particular para Pemex, precisamente por estas calificaciones que tiene, que están muy por debajo del grado de inversión, en grado especulativo y en ese sentido puede que sea sumamente costoso para la empresa mover esta deuda de corto a largo plazo y pues de ahí que busque depender de los apoyos del gobierno federal”.
Sin embargo, en su último reporte trimestral —al 30 de septiembre del 2023— la empresa reportó un pasivo a corto plazo de 1 billón 105 mil 325 millones de pesos, un aumento de 18.8% con respecto a los 929 mil 737 mdp reportados en 2022. De este monto la deuda a corto plazo fue de 553 mil 891 mdp, 18.8% (87 mil 900 mdp) más que los 465,948 mdp que el monto que la empresa reportó para este rubro en 2022.
Por otra parte el pasivo a largo plazo asciende a los 2 billones 678 mil 989 pesos, de los cuales la deuda a largo plazo es de 1 billón 310 mil 887 pesos y el pasivo de pensiones (Reserva de beneficios a los empleados) es de 1 billón 214 mil 351 pesos.
De acuerdo con López Obrador, el acuerdo era apoyar a Pemex hasta el 2021; sin embargo, dos años después fue el gobierno el encargado del pago de la deuda en 2023.
“Llegamos a un acuerdo de apoyar a Pemex hasta el 21, apoyar a Pemex como una prioridad hasta el 21 con presupuesto, todo lo que se necesite y quitándole impuestos para que tenga más recursos e inversión … para que Pemex apoye el financiamiento del desarrollo de México en la segunda parte del gobierno”, dijo el mandatario el 22 de mayo del 2019.
Pero el 27 de julio del año pasado, el presidente López Obrador dijo que aportaría a Pemex “todo lo que se requiera” en lo que restaba del 2023.
Estos apoyos continuarán a través de una reducción de la carga fiscal —del 40% en 2023 al 30% en 2024—, mientras que el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 contempla aportaciones de capital por 145 mil mdp.
De acuerdo con el Reporte Pemex en la Mira, al cierre del tercer trimestre de 2023 el saldo de las obligaciones que la empresa debe pagar a proveedores y contratistas en un plazo menor a un año era de 297.1 mil millones de pesos (mmdp). Un monto 13.1% (34.4 mmdp) mayor al observado en septiembre de 2022 (262.7 mmdp).

Y aunque por segundo año consecutivo Pemex reportó una utilidad neta en los primeros nueve meses del año —entre enero y septiembre de 2023 la petrolera tuvo una ganancia de 3 mmdp— esa ganancia es 98.5% (192.6 mmdp) menor a la observada en ese mismo periodo del 2022 (195.6 mmdp).
Ganancias que “se atribuyen en buena medida a situaciones coyunturales” menciona Díaz, “un poco al tipo de cambio, al precio del petróleo; pero realmente no refleja un desempeño operativo de Pemex que se traduzca en buenos resultados financieros, es meramente coyuntural”.

El número de adolescentes involucrados en el tráfico de drogas se ha cuadruplicado en ocho años, según datos del gobierno.
Advertencia: Este artículo contiene detalles explícitos de violencia.
Un grupo de niños vio el cuerpo de Adel camino a la escuela, justo cuando sus padres se dirigían a la comisaría para denunciar su desaparición.
Se reducía a una silueta grotesca y carbonizada, reclinada, con una rodilla en alto, como si estuviera tumbado, en una de las playas cercanas de Marsella.
Tenía 15 años cuando murió de una forma que aquí es habitual: un disparo en la cabeza, su delgado cuerpo rociado con gasolina y prendido fuego.
Alguien incluso filmó la escena en la playa, en la última de una escalofriante serie de asesinatos a tiros vinculados a la rápida evolución del narcotráfico en esta ciudad portuaria, cada vez más alimentado por las redes sociales y ahora marcado por actos de violencia aparentemente aleatorios y el creciente papel de los menores, a menudo obligados a participar en la venta de drogas.
“Ahora es un caos “, afirmó un pandillero escuálido, levantándose la camisa en un parque cercano para mostrarnos un torso marcado por las cicatrices de al menos cuatro balazos como resultado de un intento de asesinato por parte de una banda rival.
El Ministerio de Justicia francés estima que el número de adolescentes involucrados en tráfico de drogas se ha más que cuadruplicado en los últimos ocho años.
“He estado en una pandilla desde los 15 años. Pero todo ha cambiado ahora. Los códigos, las reglas… ya no hay reglas. Nadie respeta nada hoy en día. Los jefes empiezan… a usar a los jóvenes. Les pagan miserias. Y terminan matando a otros sin ningún motivo aparente. Reina la anarquía en toda la ciudad”, aseguró el hombre, ahora de veintipocos años, quien nos pidió que usáramos su apodo, El Inmortal.
Policías, abogados, políticos y organizadores comunitarios en Marsella hablan de una psicosis -un estado de trauma o pánico colectivo- que se apodera de partes de la ciudad, mientras debaten si contraatacar con una acción policial cada vez más contundente o con nuevos intentos para abordar la arraigada pobreza.
“Hay un ambiente de miedo. Es evidente que los narcotraficantes dominan y ganan terreno cada día”, declaró una abogada local, que pidió permanecer en el anonimato por temor a represalias contra ella o su familia.
“El Estado de derecho está ahora subordinado a las bandas. Hasta que no tengamos un Estado fuerte de nuevo, debemos tomar precauciones”, puntualizó, sobre su reciente decisión de dejar de representar a las víctimas de la violencia de las bandas.
“Ya no hay reglas”
Durante el verano, varias ciudades francesas impusieron toques de queda nocturnos a los adolescentes tras una oleada de violencia relacionada con el narcotráfico.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, mantuvo conversaciones el jueves para intentar responder a la crisis.
“Hay tanta competencia en el narcotráfico que la gente está dispuesta a todo”, aseveró el organizador comunitario Mohamed Benmeddour.
Y agregó: “Tenemos chicos de 13 o 14 años que vienen como vigías o traficantes. Los jóvenes ven cadáveres, oyen hablar de ellos, todos los días. Y ya no tienen miedo de matar ni de que los maten”.
El detonante de la actual psicosis en Marsella fue el asesinato, el mes pasado, de Mehdi Kessaci, un policía en prácticas de 20 años sin vínculos con el narcotráfico.
Se cree que su muerte pretendía ser una advertencia para su hermano, un destacado activista antipandillas de 22 años y aspirante a político llamado Amine Kessaci.
Bajo estrecha protección policial, Kessaci habló con la BBC sobre la muerte de Mehdi y la culpa que siente.
“¿Debería haber obligado a mi familia a irse de Marsella? La lucha de mi vida será esta lucha contra la culpa”, lamentó.
Amine Kessaci saltó a la fama en Francia en 2020 tras el asesinato de su hermano mayor, un pandillero llamado Brahim.
“Llevamos años con esta psicosis. Sabíamos que nuestras vidas pendían de un solo hilo. Pero todo cambió desde el covid-19. Los agresores son cada vez más jóvenes. Las víctimas son cada vez más jóvenes”, afirmó.
“Mi hermano pequeño fue una víctima inocente. Hubo una época en que los verdaderos matones tenían un código moral. No se mata de día. No delante de todos. No se queman cadáveres. Primero se amenaza con un tiro en la pierna. Hoy en día, todas estas reglas han desaparecido”.
Ante los actuales niveles de violencia sin precedentes, la policía francesa está respondiendo con lo que denominan “bombardeos” de seguridad en zonas de alta criminalidad de Marsella.
Aunque una banda, la DZ Mafia, parece dominar el negocio, opera una especie de sistema de franquicias con una red fragmentada de pequeños distribuidores, a menudo compuestos por adolescentes e inmigrantes indocumentados, que se enfrentan violentamente por territorio.
Según una estimación, hasta 20.000 personas podrían estar involucradas en el negocio de la droga en la ciudad.
El año pasado, las autoridades confiscaron a las bandas 42 millones de euros (unos US$49 millones) en bienes de origen delictivo.
Videos compartidos en redes sociales muestran habitualmente a miembros de las pandillas armados con rifles automáticos disparándose entre sí en las diversas cités de Marsella: barrios pobres caracterizados por edificios de gran altura y una gran concentración de viviendas sociales.
En una fría tarde de la semana pasada acompañamos a un grupo de policías antidisturbios armados en una de sus misiones habituales de “bombardeo”.
Los agentes se dirigieron a toda velocidad a un bloque de pisos en ruinas en sus furgonetas, mientras un joven pandillero que vigilaba la entrada huía a pie. Divididos en dos grupos, los policías corrieron por ambos lados del edificio intentando atrapar a los traficantes en las escaleras.
“El objetivo es desmantelar los puntos de venta de droga. Hemos clausurado más de 40… y hemos encerrado a mucha gente”, explicó Sébastien Lautard, jefe de la policía regional.
“Denle la vuelta”, ordenó un agente bruscamente, mientras su equipo acorralaba a un joven de 18 años contra una puerta.
En un sucio sótano cercano, la policía encontró docenas de viales y pequeñas bolsas de plástico utilizadas para distribuir cocaína.
Más tarde, un policía explicó que el joven detenido pedía ser arrestado, alegando que había llegado a Marsella desde otra ciudad y que ahora estaba retenido contra su voluntad y obligado a trabajar para una banda de narcotraficantes.
Los agentes se lo llevaron en una furgoneta.
“Esto no es El Dorado. Tenemos muchos jóvenes reclutados en redes sociales. Vienen a Marsella pensando que ganarán dinero fácil. Les prometen 200 euros (US$233) al día. Pero a menudo terminan en miseria, violencia y, a veces, la muerte”, declaró el fiscal jefe de la ciudad, Nicolas Bessone.
En su oficina, cerca del antiguo puerto de la ciudad, Bessone describió una industria que alcanza un estimado de 7.000 millones de euros a nivel nacional (unos US$8.200 millones) y se caracteriza por dos novedades: un creciente énfasis en el reclutamiento, la venta y la entrega a domicilio en línea; y un número cada vez mayor de adolescentes obligados a participar en el negocio.
“Ahora vemos cómo los traficantes esclavizan a estos pequeños soldados. Crean deudas ficticias para que trabajen gratis. Los torturan si roban 20 euros para comprar un sándwich. Es ultraviolencia. La edad promedio de los agresores y las víctimas es cada vez menor”, afirmó Bessone.
Instó a la población local a no sucumbir a la psicosis, sino a “reaccionar, a rebelarse”.
La abogada, que nos pidió que ocultáramos su identidad, describió un caso que ella había llevado.
“Un joven, que se negaba rotundamente a formar parte de una red, fue recogido después de la escuela, obligado a participar en el tráfico de drogas, violado, amenazado y su familia también fue amenazada. Se utilizan todos los medios para crear una fuerza laboral”, declaró.
En TikTok decenas de vídeos con música anuncian la venta de drogas en las cités de Marsella “de 10:00 a medianoche”, cada producto con su propio emoji: cocaína, hachís y marihuana.
Otros anuncios buscan reclutar nuevos miembros de bandas con mensajes como “se busca trabajador”, “250€ para vigilantes”, “500€ para transportar drogas”.
Para algunos políticos locales, la solución a los problemas de Marsella es el estado de emergencia y normas de inmigración mucho más estrictas.
“Hay que restaurar la autoridad. Necesitamos acabar con la cultura de la permisividad en nuestro país. Necesitamos dar más libertad y más poder a la policía y al poder judicial”, sentencia Franck Alissio, diputado local del partido populista de extrema derecha Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) y posible candidato a la alcaldía.
Aunque la antigua ciudad mediterránea de Marsella ha sido conocida durante siglos por su numerosa comunidad inmigrante, Alissio argumenta que “hoy en día, el problema es que ya no somos capaces de integrarnos económicamente ni asimilarnos. Hay demasiada inmigración. El problema es la cantidad (de inmigrantes). Y, de hecho, los narcotraficantes, los traficantes, los vigilantes, los líderes de estas mafias, son casi todos inmigrantes o extranjeros con doble nacionalidad”.
Es una afirmación controvertida y difícil de verificar en un país que se esfuerza por evitar incluir ese tipo de detalles en las cifras oficiales.
Alissio sostiene que los sucesivos gobiernos invirtieron miles de millones de euros en los barrios más pobres de Marsella sin ningún resultado. Culpa a los padres y a las escuelas por permitir que los niños se involucren en el narcotráfico, pero añade que su objetivo era “resolver el problema, no hacer sociología”.
Los partidos de extrema derecha han gozado durante mucho tiempo de un fuerte apoyo en el sur de Francia, pero no tanto en la diversa ciudad de Marsella. Críticos de RN, como la abogada cuya identidad hemos ocultado, acusaron al partido de “explotar la miseria y el miedo” y de culpar erróneamente a los inmigrantes de una “gangrena” generalizada en todas las comunidades de Francia.
Philippe Pujol, escritor local y experto en el narcotráfico en Marsella, también recibió protección policial tras el asesinato de Mehdi Kessaci el mes pasado.
“No estoy seguro de que haya una buena razón para este terror. Pero… el terror se está extendiendo. Prefiero tener miedo y ser precavido que correr riesgos innecesarios”, declaró.
Pero refutó las peticiones de una acción policial más contundente, argumentando que solo aliviaba los síntomas de una sociedad en crisis, en lugar de abordar las causas del problema.
Al describir la pobreza arraigada como un “monstruo”, Pujol pintó una imagen de una sociedad radicalizada por décadas de abandono.
“El monstruo es una mezcla de clientelismo, corrupción y decisiones políticas y económicas tomadas en contra del interés público”, opinó Pujol.
“Estos chicos pueden ser unos imbéciles cuando están en grupo, pero cuando estás a solas con ellos, siguen siendo niños, con sueños, que no quieren esta violencia”, aseguró.
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