Falso que Batres informara sobre agua contaminada desde primeras denuncias; vecinos contradicen su dicho sobre apoyos
El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, ha enfrentado la crisis del agua en la alcaldía Benito Juárez con información incompleta o falsa: en contraste con lo que afirma, por ejemplo, tardó cinco días en reconocer siquiera que había un problema.
Y aun cuando ese 5 de abril mencionó el caso, se quedó ahí y no incluyó un llamado específico para que la población evitara el contacto o consumo del líquido, aun cuando ya estaban -según dijo- haciendo pruebas a tomas de agua de 389 domicilios en Benito Juárez, en establecimientos o construcciones, con la presencia de personal de protección civil y de salud en Benito Juárez.
Tampoco se informó sobre algún apoyo o restricciones, como entrega de garrafones o revisión de establecimientos, medidas que luego presumió se activaron desde un inicio.
“Si alguien tiene alguna molestia, el personal de salud puede inmediatamente auxiliar a la persona correspondiente, para saber a qué se debe la molestia o síntoma que presentara”, dijo.
Además, ante las primeras quejas, las autoridades de Sacmex atribuyeron el olor a combustible al “tiempo de almacenamiento y la no renovación cotidiana del agua” en cisternas y tinacos.
Las denuncias comenzaron a circular en redes desde el 31 de marzo, como reconoció el propio Batres en una de sus conferencias. El 2 de abril el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) emitió un comunicado indicando que en una primera revisión en colonias de Benito Juárez no había encontrado agua contaminada.
Y Batres comenzó a hablar del tema hasta el 5 de abril, para luego mencionar el caso también en las conferencias del 6, 7, 8 y 10 de abril, además de publicar mensajes en sus redes sociales y finalmente reconocer que sí había contaminación, aunque sin precisar por qué sustancia.
Quejas de vecinos
En ese lapso vecinos de las colonias afectadas han reclamado por la falta de certeza y apoyo y piden una explicación sobre porqué Sacmex afirmó que se había hecho pruebas, pero dieron resultado negativo.
Thalía Guido, quien vive en un condominio ubicado en la Cerrada San Borja, denunció en entrevista con Animal Político el 6 de abril pasado que no recibían información sobre lo que ocurría con la calidad del agua, y que no había ninguna restricción implementada por las autoridades.
“Porque en los negocios y todas las actividades siguen como si nada, le dan esa agua a niños, a personas mayores y en realidad no sabemos qué riesgos pueda tener”, dijo.
Sin embargo, Batres aseguró que “desde que empezaron los reportes sobre la problemática del agua en el norponiente de Benito Juárez”, el gobierno capitalino ha estado ayudando con “explosímetro, visitas de salud, garrafones, verificaciones de establecimientos, etc”.
Además, difundió en Twitter un video con una vecina “agradecida con el gobierno” de la CDMX.
Animal Político contactó a su equipo y respondieron que a “través de la dependencias correspondientes se estuvo informando de la situación y el Jefe de Gobierno en la sesión de preguntas y respuestas de sus conferencias ha contestado y brindado información del tema”, pero no especificaron en qué momento empezó a hablar del tema.
Cronología de hechos
Vecinos de las colonias Nonoalco, Narvarte, Nápoles y Del Valle, de la alcaldía Benito Juárez en la Ciudad de México, reportaron al menos desde el 31 de marzo que el agua que llegaba a sus hogares tenía un aroma similar al de la gasolina.
Ante las quejas, el 2 de abril el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex CDMX) se comunicó con personal del Laboratorio Central de Calidad y del Agua, que -según informó- decidió realizar una inspección en domicilios de las diferentes colonias, y en su análisis no se encontró que el agua estuviera contaminada.
Las autoridades de Sacmex también atribuyeron el olor al “tiempo de almacenamiento y la no renovación cotidiana del agua” en cisternas y tinacos, y no por alguna falla en el sistema de agua de la alcaldía.
Sin embargo, los vecinos insistieron en que el líquido seguía viéndose grasoso y con un fuerte olor a gasolina, lo que ya les había ocasionado irritación en la piel y ojos, así como el brote de ronchas.
Después de varios días de quejas, el 5 de abril el jefe de gobierno Martí Batres dijo por primera vez en conferencia que tras algunos estudios de agua del tanque de Santa Lucía y de los pozos Rosendo Arnaiz, Miraflores y Jardín Pompouno que suministra agua a la demarcación, se descartó la presencia de hidrocarburos en el líquido.
“Inmediatamente se realizaron pruebas de laboratorio del tanque de Santa Lucía y de los pozos. En dichas pruebas no se presenta ningún tipo de contaminación de hidrocarburos, es decir que el agua que viene del tanque de Santa Lucía y los pozos viene limpia”.
Minimizó el problema e informó que se tomaron muestras de las tomas de agua de 389 domicilios, para realizar pruebas de laboratorio.
En una actualización del reporte, el domingo 7 de abril Batres también informó que ya se había analizado el agua del sistema Cutzamala, el principal en abastecer a los tanques y pozos que suministran agua a la alcaldía y dijo tampoco presentaba anomalías.
Sin embargo, pese a que 5 días antes Sacmex había confirmado que no existían pruebas de que el agua estuviera contaminada en las colonias donde se hicieron los primeros reportes, Batres explicó que ahora la hipótesis era que “esta situación se encuentra en un punto muy focalizado, en alguna de las calles en donde se generaron los primeros reportes”.
El lunes 8 de abril, el jefe de gobierno insistió en que las investigaciones indicaron que el origen estaba localizado en algún punto del poniente de la demarcación. Pero descartó la presencia de gasolina, con base en el análisis de las muestras tomadas hasta ese momento.
Dijo que había cero riesgo de explosividad por el líquido del suministro de agua, aunque aceptó que los reportes se referían a algo que pertenece a la “familia de los aceites y lubricantes”, algo que contradecía el primer informe de Sacmex el 2 de abril.
También lee: Vecinos de la Benito Juárez reportan mala calidad de agua: tiene olor a gasolina y aspecto grasoso
Ante el reporte del mandatario, al día siguiente los vecinos de la demarcación realizaron un bloqueo en avenida Insurgentes y Xola, que afectó más de nueve horas la circulación. A la manifestación también acudió el alcalde de Benito Juárez, Jaime Isael Mata Salas, quien propuso la limpieza de cisternas y tinacos para suministrar agua limpia con pipas a los vecinos
“No queremos más preguntas, no queremos más análisis. Queremos respuestas para los vecinos y que no los pongan en riesgo”, dijo Mata Salas en la manifestación.
Finalmente, Martí Batres informó el 10 de abril que fue identificado y cerrado el punto donde se originó la problemática del agua reportada por vecinos del poniente de la alcaldía Benito Juárez.
“Ampliamos la búsqueda a la Alcaldía Álvaro Obregón, donde ubicamos que la problemática se encontraba en el pozo Alfonso XIII, el cual solo abastecía a la Benito Juárez y ya fue cerrado”, dijo Batres en conferencia de prensa.
“No es que dijéramos que no había ninguna afectación en el agua, sino que, en estos lugares, en estos tres eslabones [Cutzamala, Tanque de Santa Lucía, tres pozos] no la había”, dijo.
Explicó que se habían mapeado las gasolineras, descartado fugas por huachicol y visitado domicilios, hasta que se dio con el origen en el el pozo de Alfonso XIII que, dijo, fue cerrado y limpiado.
“Lo más importante de todo es que estamos ya en otra etapa, una vez que se cerró el pozo de Alfonso XIII y a lo largo de las próximas dos semanas, aproximadamente, se estará dando todo el proceso para que vaya saliendo esta sustancia que se encuentra en algunos puntos de la red hidráulica de esta región”, señaló.
Sin embargo, el jefe de gobierno no precisó qué sustancia fue la que contaminó el agua en la alcaldía, cómo sucedió y qué medidas temporales pueden tomar los habitantes afectados mientras el agua vuelve a ser potable. Por lo que, por segundo día consecutivo, vecinos de colonias del poniente de la alcaldía Benito Juárez protestaron para exigir una pronta solución.
En la noche del mismo 9 de abril mientras los vecinos levantaron la protesta en Insurgentes y Xola, elementos de la Guardia Nacional y el Ejército fueron desplegados para resguardar el pozo Alfonso XIII donde fue localizado el problema de agua contaminada con aceites y lubricantes.
En medio de la crisis de agua que atraviesa la Ciudad de México y el Área Metropolitana, el mandatario señaló que “a lo largo de las próximas dos semanas se estará dando todo el proceso para que vaya saliendo esta sustancia que se encuentra en algunos puntos de la red hidráulica de esta región”.
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El suceso se conoció la semana pasada y desde entonces se han multiplicado los mensajes que hablan de horarios interminables, maltrato y precariedad en el sector.
“¡Ustedes sí pueden! Ánimo”.
La frase con que la Catalina Gutiérrez Zuluaga se despidió de sus compañeros residentes de medicina de la Universidad Javeriana de Bogotá antes de morir lleva días conmocionando a la opinión pública en Colombia.
El suicidio de Gutiérrez, conocido a fines de la semana pasada, desató una ola de denuncias sobre los supuestos maltratos y precariedades que sufren estudiantes y residentes de medicina en el país sudamericano y que no se tardó en vincular a la tragedia.
“Hay muchas cosas que hemos normalizado, que son difíciles de pensar hasta que pasan estas cosas tan radicales”, le dice a BBC Mundo una exresidente de cirugía de la Javeriana, el prestigioso centro de estudios privado en el centro de la polémica.
“Pero esto pasa en muchas partes”, añade la exresidente pidiendo anonimato.
Desde que se conoció el destino de Gutiérrez, residente de cirugía, la indignación, la condena y el debate sobre la educación en el área de la salud han sido temas recurrentes de conversación entre los colombianos.
El presidente Gustavo Petro lo calificó como “muestra de la podredumbre en la política pública, en la política de educación del sistema de salud”.
Y la Asociación Nacional de Internos y Residentes de Colombia comunicó que observa “con preocupación cómo situaciones de maltrato han sido constantes durante el proceso formativo en el pre y postgrado”.
La Javeriana, además de ofrecer condolencias a familiares y allegados de Gutiérrez, reconoció que este acontecimiento les llama a “reflexionar profundamente” sobre “los modos de proceder” en la formación de médicos especialistas.
La tragedia se produce pocos meses después de un caso similar en la región, cuando el suicidio de la interna Catalina Cayazaya en abril generó múltiples denuncias sobre las condiciones de los estudiantes del área de la salud en Chile.
Conmoción
En la plazoleta de la Javeriana reina un silencio solemne a pesar del ruido del tráfico de la concurrida carrera Séptima donde se encuentra.
Desde la muerte de Gutiérrez, estudiantes y curiosos acuden a brindar respetos a la fallecida en un rincón de este espacio adornado con velas, fotografías y mensajes de apoyo y denuncia.
“Que nuestra vocación no nos cueste la vida”, dice una pancarta.
“Yo no te conocí, Catalina, pero tengo un médico que me recuerda a ti”.
“Mi hermana es médica y odio verla sufrir desde hace más de seis años”, dicen otras dos.
La tragedia de Gutiérrez desempolva el malestar por las condiciones de estudiantes y residentes de medicina del que por muchos años se habló en corrillos y círculos íntimos.
El doctor Carlos Jaramillo, un exresidente de medicina de la Javeriana, dijo en un video publicado en Instagram que muchos callan debido a la alta competitividad y recelos del sector, donde cada año cientos de estudiantes se disputan unas pocas plazas de residencia.
Su testimonio acumula más de 6,5 millones de visualizaciones en esta red social y es solo una muestra de todo lo que se ha compartido en los últimos días.
Denuncias y testimonios
Son decenas quienes, como Jaramillo, hablan en redes sociales de horarios extenuantes, pagas precarias, acosos y humillaciones por parte de docentes y compañeros de residencia.
En esa misma línea, la Asociación de Sociedades Científicas de Estudiantes de Medicina de Colombia expresó una “profunda consternación con los hechos que llevaron a la tragedia, el acoso sistemático a los médicos residentes y estudiantes, y el maltrato hacia los mismos por parte de docentes y administrativos”.
También hay relatos de quienes dicen haber arrojado la toalla y renunciado a sus sueños por la dureza del sistema.
La exresidente de cirugía de la Javeriana que habló con BBC Mundo dice que, además de las denuncias de maltratos que están emergiendo, “el entrenamiento es muy duro tanto físico como psicológicamente” en Colombia y otros países.
En su caso, también dice haber sufrido y presenciado repetidos episodios de machismo, “con muchas personas cuestionando el hecho de que una mujer quisiera ser cirujana”.
“Muy pocas personas me veían a la par de los hombres. Abiertamente me decían que las mujeres a duras penas podíamos ser pediatras o ginecólogas, pero no cirujanas”, añade.
Esta exresidente acabó optando por abandonar el país y reemprender su carrera en Estados Unidos, una decisión impulsada precisamente por ese machismo que denuncia.
“Desde el comienzo me avisaron de que sería una cuestión de maltrato y aguante. Entramos a las 5:00 am y salimos sin horario. Desde el primer día se viven altos niveles de maltrato”, contó por su parte Jaramillo en su video viral de Instagram.
Decenas de miles de comentarios a su publicación validan su historia y cuentan experiencias similares.
“Hago radiología y mis jornadas son incluso de hasta 36 horas seguidas. El cansancio es tal que a veces no logro comprender qué estoy viendo en las pantallas”, comentó el usuario Daniel Chávez.
“Todos hemos vivido de alguna u otra manera el bullying en las residencias médicas. Es algo normalizado (…). Estoy aterrado de la cantidad de denuncias que me han escrito, pero por primera vez no me siento solo”, dijo el doctor Juan José Márquez, quien también publicó un emotivo video con más de 240.000 visualizaciones a raíz de lo ocurrido.
“El sistema de residencias debe ser modificado estructuralmente de fondo para formar mejores seres humanos”, añadió.
Repercusión política
La indignación por la muerte de Gutiérrez coincide con el estreno de Daniel Rojas Medellín como nuevo ministro de Educación tras la tercera renovación que se produce en el gabinete de Petro desde que es presidente de Colombia.
“Asumo compromiso de revisar prioritariamente e integralmente las condiciones de los estudiantes residentes del área de salud (…). La salud mental no puede ser un asunto marginal en los debates de educación superior”, escribió Rojas en X.
Así, el caso de Gutiérrez adquirió una dimensión política cuando Petro denunció que “la muerte por suicidio y la opresión a una residente solo muestra el impacto neoliberal de un sistema que ya no reconoce el derecho de ser humano”.
Asimismo, el ministro de Salud colombiano, Guillermo Alfonso Jaramillo, anunció una convocatoria con distintos gremios y entidades para analizar los sucesos.
“No podemos dejar que pasen situaciones en las que los internos, residentes, estudiantes y médicos en general puedan tener situaciones que no permitan el sano funcionamiento en sus profesiones y desempeño como médicos en las distintas clínicas y hospitales del país”, publicó el Ministerio de Salud de Colombia en su cuenta de X.
La Javeriana asegura que revisará e indagará “sobre la existencia de situaciones que no están en línea” con su “modo de proceder” y tomará las medidas que sean necesarias “para garantizar el bienestar de la Comunidad Javeriana”.
Aunque a la vista de las reacciones de los últimos días, el caso Gutiérrez parece haber dejado al descubierto más bien un problema estructural que ha afectado a generaciones de residentes.
Si tú o alguien de tu entorno se encuentra deprimido o en problemas, busca ayuda. Puedes encontrar aquí recursos de apoyo según tu región:
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