Andrés Manuel López Obrador presumió el 5 de abril en su primer informe trimestral que “México es, después de la India, el país con menos infectados con coronavirus y el tercero con menos defunciones por número de habitantes”. Su afirmación es falsa, aún cuando haya querido hacer una comparación solo entre los países que integran el G-20.
Si se considera cada país con al menos un caso confirmado, México estaba el pasado 5 de abril en la posición 71 del listado de países con casos por cada millón de habitantes. India era la posición 30.
Casi una semana después, el 11 de abril, el presidente volvió a decir en un video que compartió en sus redes sociales que “estamos entre los 10 países del mundo con menos infectado de coronavirus y estamos también entre los 10 países con menos defunciones por la epidemia”.
De hecho, considerando número de habitantes y una tasa por millón, con una cifra inferior que México en casos confirmados están otros países latinoamericanos, pues México tiene una tasa de 17, contra 0.9 de Nicaragua, 4 de Guatemala, 11 de El Salvador, 16 en Bolivia y Paraguay.
Si la comparación se hace por muertes, el dicho de López Obrador tampoco se cumple. En el listado que considera a cada país con al menos un caso de COVID-19, México se ubica en la posición 109.
Lo que pudo haber pasado es que López Obrador se refirió en su informe a que México está en segundo lugar en casos confirmados y tercero en muertes por el nuevo coronavirus entre los países del G-20. Bajo esa premisa es cierto el dato de defunciones por COVID-19, pues el país está detrás de India e Indonesia en tasa por cada millón de habitantes.
Sin embargo, aún esa comparación es engañosa, pues no considera el momento en que inició la pandemia en cada país, además de que el registro oficial de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre el avance del COVID-19 es por número totales de casos.
India reportó su primer caso el 30 de enero. Casi un mes después, el 27 de febrero, México confirmó el suyo. Es decir, la epidemia en este momento está en un periodo diferente en cada país.
Hasta el 5 de abril, cuando el presidente hizo la comparación, México sumaba 39 días desde la aparición del primer caso confirmado y la India ya llevaba 67 días.
El 9 de marzo pasado fue el día 39 de la India. Hasta ese día, en ese país se contabilizaron 43 casos y ninguna defunción, según la OMS. Lo que significa una diferencia abismal entre el número de casos reportados en México en ese periodo.
El presidente dijo la primera vez que su cálculo es de “casos por número de habitantes”, es decir, no habló de números netos sino de la tasa de contagio y defunción. Aunque ese no es una registro oficial para la OMS que presenta sus reportes en números totales.
Con los datos oficiales de la OMS la afirmación de López Obrador tampoco tiene sustento.
Hasta el 5 de abril, la OMS informó que en la India había 3,374 casos confirmados con COVID-19 y 77 muertes; una cifra superior a la de México. De hecho, India es el país con más casos confirmados de la región del Este de Asia.
Al revisar las cifras de la OMS, por debajo de México solo en América hay 29 países con menos casos confirmados de coronavirus y menos defunciones. A nivel mundial hay muchos más.
De hecho, hasta el 11 de abril la OMS reportaba a México como el séptimo país con más casos de COVID-19 en la región americana.
*Nota del editor: Esta nota se actualizó el 12 de abril, luego de que el presidente repitiera la afirmación
Los mensajes de los líderes de Estados Unidos y de Rusia revelan diferentes perspectivas sobre un posible acuerdo de paz para Ucrania.
Donald Trump prometió el año pasado que terminaría la guerra de Ucrania en “24 horas”.
La semana pasada dijo que no se resolvería hasta que él y el presidente ruso, Vladimir Putin, pudieran “reunirse” y resolverlo en persona.
El lunes, la cosa cambió de nuevo.
Después de una llamada telefónica de dos horas con Putin, Trump dijo que las condiciones de un acuerdo de paz solo podrían negociarse entre Rusia y Ucrania, y quizás con la ayuda del papa León XIV.
Aun así, el presidente estadounidense no ha perdido su optimismo ante la perspectiva de paz, y publicó en las redes sociales que los combatientes “comenzarían inmediatamente” las negociaciones para un alto el fuego y el fin de la guerra.
La percepción de Trump no parece coincidir con la visión rusa.
Putin se limitó a declarar que su país está listo para trabajar con Ucrania para elaborar un “memorándum sobre un posible futuro acuerdo de paz”.
Hablar de memorandos y un “posible futuro” de paz se antoja lejos del compromiso necesario para cimentar acuerdos duraderos rápidamente.
Putin volvió a enfatizar que cualquier resolución del conflicto tendría que abordar las ‘”raíces” de la guerra, que, según ha afirmado Rusia en el pasado, es el deseo de Ucrania de estrechar lazos con Europa.
Existe la posibilidad de que la última opinión de Trump sobre la guerra en Ucrania pueda ser una señal de que Estados Unidos abandonará finalmente la mesa de negociaciones.
“Hay grandes egos involucrados, pero creo que algo va a suceder”, dijo Trump el lunes por la tarde. “Y si no sucede, simplemente me retiraré y tendrán que seguir adelante”.
Sin embargo, un movimiento así vendría con su propia lista de preguntas y riesgos.
Si Estados Unidos se desentiende de la guerra, una amenaza planteada también por el vicepresidente estadounidense, JD Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio, ¿significaría que Estados Unidos también pondrá fin al apoyo militar y de inteligencia a Ucrania?
Si ese es el caso, es probable que lo agradeciera Rusia, que contaría con mayores recursos que una Ucrania sin el respaldo estadounidense.
La sola perspectiva basta para preocupar al presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky.
“Es crucial para todos nosotros que Estados Unidos no se distancie de las conversaciones y la búsqueda de la paz”, dijo el lunes después de la llamada entre Trump y Putin.
Al margen de la retórica del lunes, parece que Ucrania y Rusia están dispuestos a continuar algún tipo de conversaciones, y eso ya es un progreso después de casi tres años de guerra.
Aún está por determinarse si el equipo ruso será algo más que la delegación de bajo nivel que viajó a Estambul, Turquía, para reunirse con los ucranianos el viernes pasado.
Trump ha ofrecido a Rusia la promesa de reducir las sanciones contra Moscú y nuevos acuerdos comerciales e inversiones económicas como el incentivo que moverá a Putin hacia un acuerdo de paz.
Lo volvió a mencionar en sus comentarios posteriores a la llamada. Por otro lado, no se discutieron consecuencias negativas para Rusia, como nuevas sanciones a la banca rusa y las exportaciones de energía.
El presidente estadounidense advirtió el mes pasado que no toleraría que Putin le “tomara el pelo” y señaló que Rusia no debería atacar áreas civiles.
Pero el domingo, Rusia lanzó su mayor ataque con drones contra ciudades ucranianas en lo que va de guerra, y la llamada del lunes entre los dos líderes mundiales ha dejado claro que cualquier alto el fuego o acuerdo de paz se atisba todavía muy lejano.
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