Para entender mejor
Ante las críticas que hizo el embajador de Estados Unidos Ken Salazar a la reforma judicial que impulsa Morena, la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, publicó un tuit asegurando que “en 43 de los 50 estados de los Estados Unidos de América se eligen los jueces por voto popular”.
Pero su dicho es engañoso.
Sheinbaum no precisa que en la reforma judicial del plan C de Andrés Manuel López Obrador incluye la elección por voto popular de los jueces estatales pero también federales, además de magistradas y magistrados, y de las y los ministros del máximo tribunal, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Mientras que en el caso de Estados Unidos, solo se eligen con voto popular jueces a nivel estatal, pero no a nivel federal, ni a las ministras y ministros de su Corte Suprema, como explicó a El Sabueso en esta nota el abogado y politólogo Bernardo León Olea.
El proceso de designación de jueces federales se encuentra desglosado en el sitio oficial de las Cortes de Estados Unidos, detallando cómo se crean nuevos puestos judiciales.
“Los jueces de la Corte Suprema, los jueces de la corte de apelaciones y los jueces de la corte de distrito son nominados por el Presidente y confirmados por el Senado de los Estados Unidos, como lo establece la Constitución”, explica el Poder Judicial de Estados Unidos en el sitio.
A nivel estatal, varía el método de selección dependiendo del nivel de instancia de justicia, y hay distintos esquemas ya sea para primera designación, o para ratificar su cargo.
En el caso de la máxima instancia a nivel estatal, las denominadas court of last resort o cortes de última instancia, hay 22 de 50 estados donde se eligen jueces por medio del voto ciudadano, ya sea postulados por partidos o por cuenta propia, de acuerdo con datos de la organización independiente National Center for State Courts (NCSC).
En 21 de 50 estados se vota abiertamente para designar jueces de la corte intermedia de apelación, y en 28 de 50 estados en el caso de la corte de jurisdicción general, según los datos recabados por NCSC.
Un estudio de la Universidad de Chicago especifica que en 27 estados los gobernadores designan a los jueces, en 22 de ellos lo hacen con las recomendaciones de una comisión judicial de nominaciones. En otros dos estados, los eligen las legislaturas estatales.
De los estados que hacen elecciones populares, 14 hacen una selección inicial apartidista y 7 hacen elecciones partidistas.
Para las reelecciones, 18 estados hacen consultas populares no competitivas de “retención”, es decir, preguntan al público si quieren que tal juez permanezca en ese puesto, 13 estados hacen elecciones apartidistas, y 5 hacen elecciones partidistas.
En dos estados, Massachusetts y Nuevo Hampshire, los jueces sólo tienen permitido servir durante un periodo, y además tienen una edad obligatoria de jubilación, aunque en el estado de Delaware, son puestos vitalicios.
El resto de los estados dependen de que el gobernador, las legislaturas estatales y las comisiones judiciales de nominación los designen de nuevo para un segundo periodo. También es importante señalar que los métodos para las cortes menores o municipales pueden variar, y ser diferentes a los de las cortes estatales.
De acuerdo con el Instituto para el Avance del Sistema Legal Americano de la Universidad de Denver, las elecciones pueden ser partidistas o apartidistas dependiendo del estado. Las elecciones partidistas funcionan de la misma manera en la que se hacen para cargos como el senado, el congreso o la gubernatura.
En las elecciones apartidistas los candidatos compiten en una primaria no partidista. En la mayoría de los estados con este tipo de elecciones, si un candidato no obtiene al menos el 50% de los votos, los dos candidatos con mayor cantidad de votos compiten en las elecciones generales. En las boletas sólo aparecen con su nombre, sin ningún tipo de logotipo que los relacione con un partido político.
En algunos estados el gobernador tiene el poder de designar a los jueces, apoyado con la ratificación del congreso estatal después de que una comisión judicial estatal nomina a los posibles candidatos para obtener el puesto.
Las comisiones judiciales estatales encargadas de las nominaciones se componen de una combinación entre abogados, otros jueces y personas no expertas –laicos–, para mantener la imparcialidad.
Otros estados, como Missouri, tienen sistemas híbridos. Este estado reformó su sistema judicial después de encontrar problemas en el proceso de elecciones populares “debido a la corrupción política del sistema judicial”, según citan en el sitio del Poder Judicial del Estado de Missouri.
Hace 65 años desarrollaron un sistema en el que los jueces son designados por el gobernador con la recomendación de una comisión, pero un año después de su designación hacen un proceso de ratificación por una consulta popular. Si el juez logra obtener más del 50% de los votos a favor, puede conservar su puesto por el resto del periodo, y si no, el gobernador debe designar otro juez.
Se buscó al equipo de Sheinbaum para obtener un comentario, pero hasta la publicación de esta nota no habían respondido.
El abogado León Olea destacó además que el sistema de justicia estadounidense opera de forma distinta al mexicano.
En aquellos estados estadounidenses en los que los jueces son electos por voto popular, apuntó, el derecho ciudadano a los juicios con jurado permite equilibrar el terreno en aquellos casos en los que los ciudadanos deban ser juzgados por jueces electos cuyo sesgo político —ya sea de corte conservador o liberal— pudiera afectar la sentencia.
El especialista además señala que en Estados Unidos todo juez debe de haber tenido, al menos, una formación de siete años. La persona que quiera ser juez debe de haber cursado al menos una licenciatura, hacer tres años de Juris doctor —posgrado que otorga acceso a la práctica de la abogacía— y aprobar el examen de la barra de abogados.
Una encuesta realizada a mil jueces por el Colegio Nacional Judicial de Estados Unidos encontró que el 63% de los jueces prefieren ser designados a ser elegidos por voto popular.
Algunos argumentos señalados en dicha encuesta en contra del voto popular son las preocupaciones éticas y la protección de la imparcialidad, ya que las donaciones a sus campañas pueden crear conflictos de interés.
Sanford C. Gordon, profesor de la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York, señaló que: “Al inyectar la política en la rama del gobierno para la cual la independencia e imparcialidad son indispensables, las elecciones judiciales amenazan con socavar el estado de derecho. Eliminar las elecciones judiciales y sustituirlas por comisiones de nominación bipartidistas (o no partidistas) despolitizaría y restauraría la confianza en los sistemas judiciales estatales”.
Otra de las preocupaciones que citaron los encuestados por el Colegio Nacional Judicial, es que esto afecta el apego al Código Modelo de Ética Judicial, porque para ganar el voto popular, los jueces pueden verse tentados en cambiar sus puntos de vista con la opinión pública. El código dicta que un juez debe mantenerse imparcial sin importar lo que la opinión pública diga.
Otros señalan que el público generalmente no tiene la información necesaria y válida para poder hacer un voto informado por un juez, ya que sólo una minoría ha estudiado Derecho y está familiarizado con las necesidades particulares de estos puestos.
Además la organización Brennan Center for Justice documentó el aumento en el gasto de candidatos, “grupos de interés” y partidos en las campañas para las elecciones de jueces del nivel más alto a nivel estatal, pasando de 54 millones de dólares en 2001 a 101 millones en 2021-2022.
Desde 2001, el colectivo artístico chileno Casagrande ha lanzado lluvias de poemas sobre ciudades como Santiago, Madrid, Guernica, Londres y Dubrovnik transformando memorias dolorosas en momentos de belleza reflexión.
Sus ojos estudian atentamente el cielo con expectativa.
Esta vez, sin embargo, no observan con una sensación de miedo, ansiedad ni urgencia, sino con intriga y emoción.
Y su entusiasmo queda bien recompensado. Un helicóptero que sobrevuela en lo alto lanza una gran nube de cientos de miles de coloridas papeletas que se esparcen en el aire y caen revoloteando lentamente sobre la muchedumbre.
Hay gritos de asombro, muchos saltan para agarrar las esquivas papeletas, otros alzan a sus niños para alcanzarlas o esperan a que caigan al suelo para recoger todas las que puedan y ver qué contienen.
Son poemas. 100, para ser exactos -50 escritos por poetas contemporáneos chilenos y 50 por poetas de la localidad donde sucede el evento- impresos en 100.000 tarjetas del tamaño de un marcador de libro.
Esta lluvia de versos, en lugar de explosivos, transforma los dolorosos recuerdos del pasado en un momento de belleza y reflexión y convierte el espacio público en un ambiente de arte y literatura.
Ese es el propósito del colectivo artístico chileno Casagrande, que ya lleva más de dos décadas realizando estos eventos en diferentes ciudades del mundo, cuyas poblaciones civiles han sido víctimas de bombardeos aéreos.
El más reciente sucedió este miércoles 14 de mayo, en Rotterdam, para coincidir con el 85 aniversario del bombardeo nazi que devastó esa ciudad de Países Bajos.
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Casagrande está conformado por tres artistas chilenos: Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, todos nacidos en 1973, el año en que Chile sufrió el cruento golpe militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende.
Surgieron como un colectivo cultural en torno a una revista que hacía arte interpretativo en espacios públicos, un género conocido como performance.
En 2001, decidieron aprovechar la apertura al público del Palacio de la Moneda, en la capital de Santiago -la sede presidencial que fue bombardeada por las fuerzas militares el 11 de septiembre de 1973- para “hacer un nuevo bombardeo, pero esta vez con poemas de poetas chilenos de nuestra generación”, expresó Joaquín Prieto a BBC News Mundo.
“Fue toda una experiencia liberadora”, relató. “Fue un momento en que volvíamos a reconocer un espacio simbólico, como el Palacio de la Moneda bombardeado, en una nueva instancia, en una nueva imagen, viendo caer estos poemas”.
La reacción fue tan grande que decidieron reproducir el proyecto en otras ciudades con la idea de lanzar poemas sobre los lugares que han sido bombardeados en el pasado sin ser objetivo militar.
Eso los llevó a Dubrovnik, Guernica, Varsovia, Berlín, Londres, Milán y Madrid. El más reciente evento lo realizaron este miércoles en Róterdam, la segunda ciudad de Países Bajos.
El 14 de mayo de 1940, a la 1:27 de la tarde (hora local), la Alemania nazi inició un bombardeo sobre Rotterdam que devastó la ciudad. La mayoría de los edificios históricos quedaron aplastados, salvo la catedral de San Lorenzo.
Contrario a la reconstrucción de otros cascos antiguos europeos tras los conflictos bélicos, Rotterdam se erigió de cero, con diseños de vanguardia y posteriormente la creación de la gran esplanada Binnenrotte, seleccionada por los artistas para su bombardeo poético.
“Es un lugar bien emblemático porque se volvió a reconstruir la ciudad con una arquitectura moderna, con las casas cubo y el edificio lápiz, pero al mismo tiempo está la catedral, como un recuerdo de lo que quedó en pie”, señaló el artista Prieto.
El lanzamiento de los poemas se realizó el mismo día del indiscriminado bombardeo alemán hace exactamente 85 años, sin embargo, es la única vez que los artistas de Casagrande hacen coincidir las fechas de sus eventos.
“Queremos que los bombardeos de poemas se inscriban también en la historia con otra fecha en la que las ciudades recibieron, no bombas, sino poemas”.
El colectivo chileno trabajó en esta ocasión en coordinación con el festival de poesía de Róterdam Poetry International que inicia la celebración de su 25.ª edición.
“Ellos han sido clave. Nos invitaron y comisionaron para hacer esto”, explicó Prieto.
El proyecto está armado con varios elementos. Como en ocasiones anteriores, Casagrande seleccionó poemas de 50 poetas chilenos de diferentes ciudades “avalados por sus publicaciones”.
Esta vez, la contribución local vino de otros 50 poetas neerlandeses escogidos por Poetry International, que también se encargó de hacer las traducciones correspondientes del y al español.
La temática de la poesía es variada y la única limitación es la longitud, pues los versos tienen que caber en un lado de un marcapáginas de 7 cm x 22 cm, y por el otro viene la traducción.
“Este año le hicimos un guiño a Gabriela Mistral [la premio Nobel de Literatura chilena] que recibió el galardón hace 80 años en 1945”, contó Prieto.
Los marcapáginas también vienen con un diseño especial que también se repite en la publicidad que se hace a través de las redes sociales y los medios locales y nacionales, además de en pancartas en sitios públicos.
El objetivo es que por lo menos asistan mil personas para que no quede un solo marcapáginas en el suelo. “Es algo bien importante”, dice Joaquín Prieto, “no sólo en términos de obtener los permisos sino también para darle sentido al proyecto”.
Pero en ninguno de los eventos han tenido problema con eso, ya que han contado con una asistencia de público entusiasta.
“Las reacciones son maravillosas, en primer lugar porque llega como una sorpresa”, dice Joaquín Prieto del evento que suele empezar cerca del crepúsculo y dura aproximadamente una hora.
Un helicóptero, en el que van Cristóbal Bianchi y Julio Carrasco con media tonelada de poemas, sobrevuela el lugar donde se congrega la multitud mirando al cielo.
Joaquín está en tierra, comunicado con sus colegas para indicarles por dónde mejor arrojar los marcapáginas con los poemas expertos.
De pronto se ve una nube que se expande y los marcadores de libro van cayendo lentamente sobre su eje, revoloteando y brillando con luces que se apuntan a la nube.
“Lo que me motiva es que al estar abajo veo esa sensación, esos gritos, esos aplausos cuando cae la nube”, describe Prieto. “La gente empieza a comportarse en verdad como niños”.
Saltan para agarrar los primeros poemas, alzan a sus hijos para que los alcancen, otros niños corren tras los poemas que flotan más lejos. Algunos sacuden los árboles para soltar los versos que han quedado atrapados. Incluso hay unos que abren los paraguas al revés para atrapar la mayor cantidad.
Cuando los empiezan a leer se dan cuenta de que hay muchos distintos y se dan a la tarea de coleccionar todos los que puedan. “Cuando por algún motivo tienen uno repetido, entonces lo intercambian con otra persona”.
Así, un lugar que en una época fue devastado por un bombardeo militar es transformado en lugar de paz, de intercambio cultural, de conexión y de reflexión.
A pesar de que el despliegue dura sólo una hora, el éxito del evento depende de una cuidadosa y larga preparación.
Joaquín Prieto señala irónicamente que es casi como preparar un operativo militar. “En un proyecto en general nos demoramos como tres años en realizarlo”, dice.
Deben entrar en contacto con las municipalidades e instituciones culturales locales. Además de comisionar y seleccionar los poemas, diseñar los marcapáginas, crear una estrategia de publicidad, está todo el análisis logístico.
Se estudian los espacios que se van a utilizar, se adquiere la autorización para usar drones de observación y luego para sobrevolar con el helicóptero, y deben adherirse a los estándares de seguridad. “En algunas ciudades han llegado a ser 12 permisos los que se requieren”, comentó Prieto.
Fuera de eso, el tema meteorológico es fundamental.
“Nuestro gran enemigo es el viento, cuando cambia”, reconoce el artista de Casagrande. “Pero ya tenemos experiencia y siempre hemos hecho que la mayoría de los poemas caigan donde está la gente”.
El grupo ahora trabaja con climatólogos que les entrega los pronósticos del tiempo, las temperaturas y el viento.
En la mira de Casagrande están las ciudades que representan las situaciones más dramáticas donde se lanzaron bombas sin ser un objetivo militar. Específicamente Dresde, Hiroshima y Nagasaki.
“Esos son lugares que nos interesaría hacerlos en el futuro”, afirmó Joaquín Prieto.
Sin embargo, son casos delicados, ya sea por el debate histórico que continúa sobre los autores, motivos y efectos de esos bombardeos, o por la manera en que esas ciudades prefieren conmemorar esos hechos.
“Hay una manera como conmemoran esto en Japón, que es con una ceremonia en silencio”, explica. “Es posible que tengan que digerir el proyecto más, cuál es el sentido, etc”.
Pero un miembro de Casagrande ya estuvo en Japón y siguen las conversaciones.
“Es un proyecto-arte. Lo importante aquí es la realización y las lecturas se lo dan las propias personas y los que les interesa darle la vuelta a lo que ha sucedido”, concluyó.
Las imágenes del Colectivo Casagrande y Poetry International tienen derechos reservados
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