
Como parte de una estrategia para digitalizar los pagos del transporte público en la Ciudad de México, las autoridades anunciaron que la Tarjeta de Movilidad Integrada puede utilizarse en el celular, pero ¿en qué dispositivos funciona y cuáles son los riesgos de utilizar este tipo de tecnología?
Para que los celulares puedan acceder a la tarjeta de movilidad en su formato digital es necesario que el dispositivo cuente con la tecnología de Comunicación de Campo Cercano (NFC, por sus siglas en inglés), de lo contrario no será posible.
Para Víctor Cárcamo, ingeniero en sistemas y especialista en ciberseguridad, este tipo de digitalización es un paso importante para crear ciudades más inteligentes y sostenibles, pues considera que se trata de un buen proyecto. A pesar de ello, subrayó que el gobierno capitalino no ha considerado el posible riesgo de vulneraciones cibernéticos a los usuarios debido al uso constante de tecnología NFC.
“El proyecto no es malo, porque en realidad en muchos países ya se maneja así, solo es cosa de que se implemente de manera más integral considerando la seguridad también”, apunta el especialista.
Para que los usuarios puedan acceder a la tarjeta en su modalidad digital deben seguir una serie de pasos. Lo primero que deben hacer es descargar e ingresar a la App CDMX desde el dispositivo móvil.
Se debe contar con una Cuenta Llave CDMX o se debe crear una para hacer uso de la tarjeta digital. Una vez que se ingresa, lo siguiente es que se debe dar click al apartado “Recarga Tarjeta”.
Posteriormente, será necesario que en su celular los usuarios activen el chip NFC y seleccionen la opción de “tarjeta virtual”.
Antes de poder utilizar la tarjeta, los usuarios deben realizar una recarga mínima en su tarjeta virtual mínima de 15 pesos.
La Agencia Digital de Innovación Pública (ADIP) de la Ciudad de México informó que actualmente los únicos dispositivos móviles con los que se puede digitalizar la Tarjeta de Movilidad Integrada son aquellos que cuenten con un sistema operativo Android y Huawei, es decir, de momento los IPhone, que tienen sistema IOS, no pueden ser utilizados para acceder al transporte público de la ciudad.
Es importante que los celulares tengan la tecnología NFC activa. Víctor Cárcamo explica que la NFC, conocida como comunicación de campo cercano, es una tecnología inalámbrica de corto alcance que permite el intercambio de datos entre dispositivos cuando se encuentran muy cerca.
“Algunos de los ejemplos en los que se emplea este tipo de tecnología es cuando se realiza un pago con tarjeta sin contacto, que no es necesario deslizar o meter el plástico en una terminal, sino que solamente la aproximas al dispositivo para que se realice el cobro”, menciona el especialista.
El ingeniero en sistemas señala que la mayoría de dispositivos de gama media alta y alta cuentan con NFC. En el caso de celulares de la marca Samsung, de los más populares y que cuentan con este tipo de tecnología se encuentran: Galaxy S24 y S25, A15, A25, A26, A35, A36, Fold y Flip plegables, entre otros.
Motorola también cuenta con modelos con esta tecnología como el Moto G56 y G15, así como los Edge 60 Pro y Razr 60 Ultra. De Xiaomi, algunos de los que tienen NFC son Redmi 13, 14, POCO M5s y Redmi 9C.
Cabe mencionar que aunque la Tarjeta de Movilidad Integrada digital no está disponible todavía para IPhone, este tipo de dispositivos ya cuentan con la tecnología NFC desde su versión 6.
Para verificar que un celular tiene NFC, el especialista comenta que en la mayoría de veces se menciona en la misma caja del dispositivo o también se puede ingresar a los ajustes del celular, dar click en conexiones y buscar la opción que indique NFC o pagos sin contacto.
De acuerdo con lo que informó el Gobierno de la Ciudad de México, la versión digital de la Tarjeta de Movilidad Integrada se puede utilizar en los principales transportes operados por la administración capitalina.
Los medios de transporte a los que se puede acceder con esta modalidad de tarjeta es el Metro, Metrobús, Cablebús, Trolebús y Tren Ligero.
Uno de los transportes en los que todavía no se encuentra disponible para el pago digital es la Red de Transporte de Pasajeros (RTP), aunque se prevé que entre enero y febrero de 2026 pueda integrarse al esquema.
Los usuarios pueden recargar su tarjeta haciendo uso de la App CDMX. Los métodos de pago son a través de una tarjeta bancaria o con el sistema de pagos CoDi, con ello no es necesario que los usuarios acudan a los puntos físicos que se encuentran al interior de las estaciones del transporte para obtener saldo.
Es importante destacar que para utilizar la tarjeta digital no es necesario tener conexión a internet, pues basta con acercar el celular al torniquete para que se realice el pago, sin embargo, en el caso de recargar o consultar saldo sí es necesario estar conectado a una red Wi-Fi o utilizar datos móviles.
El especialista en sistemas destaca que uno de los grandes beneficios que ofrece este tipo de digitalización es que los usuarios pueden revisar su saldo en tiempo real y las rutas del transporte que aborden.
“El uso constante de la aplicación va a permitirle a los usuarios planear con anticipación su trayecto o podrán buscar, en tiempo real, alternativas que pueden tomar para llegar más rápido o con mayor comodidad a su destino”, puntualiza Víctor Cárcamo.
Aunque se trata de una implementación innovadora, el ingeniero en sistemas detalla que existen riesgos de usar este tipo de tecnología de manera masiva como el robo de datos.
“Creo que es un buen proyecto, sin embargo hay muchos temas de seguridad que deben ser considerados, que regularmente no se planifican esos escenarios de seguridad, eso brilla por su ausencia”, asegura el especialista.
El robo de datos del que pueden ser víctima los usuarios es a partir de técnicas como el sniffing –intercepción de comunicaciones cercanas– y el skimming –lectura oculta–.
También es posible que se instale un malware en el dispositivo desde etiquetas NFC maliciosas y a partir del fraude por etiquetas –ataques de reenvío–.
El espionaje también es posible, pues un dispositivo no autorizado puede captar la señal NFC durante una transacción, ya que la NFC es una forma de comunicación por radio, es posible que con otro dispositivo se intercepten los datos si cuenta con el equipo adecuado y está dentro de la línea de alcance.
En el caso de que se pierda o roben un dispositivo habilitado para NFC y el propietario no lo haya asegurado con un PIN o un candado biométrico, existe el riesgo de que se realicen transacciones no autorizadas.
Aunque existen diferentes riesgos al utilizar este tipo de tecnología, también hay maneras de protegerse, la principal es activar NFC solamente cuando sea necesario utilizarlo, recomienda Víctor Cárcamo.
Añade que uno de los métodos más efectivos es usar bloqueos biométricos como reconocimiento de voz, rostro o huella en el celular y en el acceso de tarjetas, así como también desactivar el pago sin contacto si no se utiliza.
Otra de las medidas que son funcionales es utilizar billeteras o fundas bloqueadoras, las cuales funcionan creando una especie de “jaula” con materiales que bloquean las ondas de radiofrecuencia, lo que impide que los lectores no autorizados capturen los datos de las tarjetas bancarias o de acceso, protegiendo de robo de datos y clonaciones fraudulentas.
“En México no son tan comunes este tipo de fundas, pero como ya todo tipo de tecnología es objeto de clonación o suplantación, es común en otros países que hasta la billetera traiga algún tipo de protección”, finaliza el ingeniero en sistemas.

Los astrónomos han detectado señales de que nacen cada vez menos estrellas. Podría ser parte de un declive gradual del Universo y de todo lo que contiene. Pero ¿por qué? ¿Y cuánto deberíamos preocuparnos?
En las últimas dos décadas los astrónomos han ido notando pistas de que el cosmos tal vez ha pasado su mejor momento.
Una de esas señales es que menos estrellas han ido naciendo.
Ahora, eso no significa que el universo se está quedando sin estrellas. Hay estimaciones de que hay por lo menos un septimillón de ellas -eso es un número seguido de 24 ceros.
Pero los astrónomos creen que la producción de nuevas estrellas se está reduciendo.
El consenso científico actual es que el universo tiene una edad de 13.800 millones de años.
Las primeras estrellas se formaron poco después de que el Big Bang apareciera.
De hecho, el año anterior, el telescopio espacial James Webb halló un trío de estrellas en nuestra galaxia, la Vía Láctea, que se cree tienen una edad cercana a los 13.000 millones de años.
Las estrellas son esencialmente bolas gigantes de gas caliente que comenzaron su vida de la misma forma.
Ellas se forman en nubes enormes de polvo cósmico conocidas como nebulosas. La gravedad junta los gases, que eventualmente se calienta y se convierte en una estrella bebé, o como se le conoce, protoestrella.
A medida que el corazón de la estrella se calienta a millones de grados centígrados, los átomos de hidrógeno que están contenidos allí comienzan a agitarse para formar helio a través de un proceso llamado fusión nuclear. Esta reacción emite luz y calor y la estrella ahora está en una fase estable de “secuencia principal”.
Los astrónomos estiman que las estrellas en secuencia principal, incluido nuestro propio Sol, son aproximadamente el 90% de todas las estrellas del universo. El rango varía entre una décima parte hasta 200 veces la masa de nuestro Sol.
Eventualmente esas estrellas consumen su combustible y pueden tomar diferentes caminos en su manera de morir.
Estrellas con masas pequeñas como nuestro Sol entran en un proceso de desvanecimiento que puede durar miles de millones de años.
Para estrellas “hermanas” más grandes, con al menos ocho veces el tamaño del Sol, su final es más dramático: ellas se destruyen en una gran explosión conocida como supernova.
En 2013, un equipo internacional de astrónomos dedicados a estudiar las tendencias en la formación de estrellas afirmó que de todas las estrellas que iban a nacer en la historia del Universo, el 95% ya lo había hecho.
“Vivimos en un universo dominado por estrellas viejas”, dijo en ese momento el autor del estudio, David Sobral, en un artículo publicado en la revista Subaru Telescope.
En la línea del tiempo del universo, parece que su momento de mayor producción de estrellas ocurrió hace unos 10.000 millones de años, en un período conocido como el “Mediodía Cósmico”.
“Las galaxias convierten el gas en estrellas y lo están haciendo a una tasa decreciente”, explica el profesor Douglas Scott, cosmólogo de la Universidad de British Columbia en Canadá.
Scott es el coautor de un informe, que aún no se ha publicado, en el que se analiza información de los telescopios de la Agencia Espacial Europea, Euclides y Herschel.
Él y su equipo de investigadores espaciales fueron capaces de estudiar de forma simultánea cerca de 2,6 millones de galaxias, lo que fue posible gracias al mapa 3D del universo creado por la misión Euclides.
Los astrónomos estaban particularmente iuteresados en el calor que emiten las estrellas. Las galaxias con mayor tasa de formación de estrellas tienden a tener un polvo cósmico más caliente a medida que contienen estrellas más grandes y calientes.
El equipo halló que las temperaturas de las galaxias han ido disminuyendo en los últimos mil millones de años.
“Ya se nos pasó el momento de mayor formación de estrellas, y habrá cada vez menos formación de nuevas estrellas en el universo”, agrega Scott.
Es verdad que la muerte de las viejas estrellas puede llevar a la formación de nuevas usando el mismo material, pero no es tan simple.
Asumamos que tenemos una pila de materiales de construcción y la usamos para hacer una casa. Si queremos construir uno nuevo, podemos reciclar cosas de una casa vieja, pero no todo será útil.
“Eso significa que solo podemos hacer una casa más pequeña. Cada vez que hagamos una demolición, habrá menos materiales que sean útiles hasta que no se pueda construir nada”, señala Scott.
Eso es lo que pasa con las estrellas.
“Cada generación de estrellas tienen menos combustible para gastar y eventualmente no habrá suficiente combustible para hacer una estrella”, añade.
Y concluye: “Ya sabemos que las estrellas menos masivas son más comunes que las estrellas masivas en el universo”.
Los científicos han teorizado durante mucho tiempo que el universo llegará a su fin algún día. Simplemente no pueden estar seguros de cómo ni cuándo.
Una de las teorías más aceptadas actualmente es la muerte térmica.
También conocida como la “Gran Helada”, predice que a medida que el universo continúa expandiéndose, la energía se dispersará hasta que finalmente se enfríe demasiado para sustentar la vida. Las estrellas se alejan cada vez más, se quedan sin combustible y no se forman nuevas.
“La cantidad de energía disponible en el universo es finita”, explica Scott.
Pero antes de que mires con melancolía el cielo, la desaparición de las estrellas tomaría una cantidad astronómica de tiempo.
Scott estima que seguirán apareciendo nuevas estrellas durante los próximos 10 a 100 mil millones de años, mucho después de que nuestro Sol probablemente haya desaparecido.
En cuanto a la “Gran Helada”, podría tardar aún más: a principios de este año, astrónomos de la Universidad Radboud de los Países Bajos estimaron que el final llegaría en aproximadamente un quinvigintillón de años, es decir, un uno seguido de 78 ceros.
Hay tiempo de sobra, entonces, para apreciar las estrellas la próxima vez que haya una noche despejada.
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