Bulos que dicen que los países de Occidente atacan a Rusia; desinformaciones que afirman a la vez que esos mismos gobiernos han dejado de apoyar a Ucrania. Son campañas de desinformación transfronterizas que difunden contenidos sobre el papel de la OTAN y los países de Occidente, a través de actores cercanos o vinculados al Kremlin. Aunque parecen contradictorias, son una estrategia desde hace al menos diez años y en los últimos meses están cobrando más presencia.
Esta falta de coherencia en las narrativas, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD por sus siglas en inglés), no es casual, sino que tiene como fin mantener “a sus oponentes desequilibrados” como estrategia.
Esta investigación es la tercera entrega de un proyecto en el que participan StopFake (Ucrania), Delfi (Lituania), Media Development Foundation (Georgia), Chequeado (Argentina), La Silla Vacía (Colombia), Animal Político (México) y EsPaja (Venezuela), liderada por Maldita.es (España). Mediante la creación de una herramienta tecnológica pionera para el estudio de la FIMI y las campañas de desinformación transfronterizas, el sistema centraliza y funciona como repositorio de los contenidos desinformativos detectados en estos países. El uso de metodología común nos permite identificar las campañas de desinformación transfronterizas, así como las narrativas que se mueven simultáneamente en Europa y América Latina.
Acusaciones sin pruebas, falseamiento de la realidad o difusión de imágenes reales como si fuesen de Ucrania o de la actualidad cuando son de hace meses o años, son algunas de las tácticas empleadas para alcanzar sus objetivos, desplegando una gran variedad de actores que van desde el propio presidente, Vladímir Putin, pasando por medios afines o controlados por Rusia, así como influencers en redes sociales.
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Contenidos como que la OTAN ha bombardeado recientemente la región rusa de Tver, o que países como Francia o Lituania han enviado tropas a Ucrania, han estado circulando en los últimos meses en diferentes países al mismo tiempo. Si bien el contenido desinformativo, los bulos, varían de un país a otro, todos ellos forman parte de una misma narrativa que apunta que la OTAN y los países que la componen están atacando a Rusia de forma directa.
Entre marzo y mayo de 2024, en Georgia, Colombia o México se hizo viral el bulo de que el presidente de China, Xi Jinping, habría dicho que China y Rusia eran “socios y amigos”, y en el caso de que, bajo la influencia de Estados Unidos, la OTAN iniciase un conflicto con Rusia, China utilizaría los recursos militares a su disposición para proteger a Rusia.
No es cierto: no hay constancia de tales declaraciones por parte del presidente de China. El grupo de los BRICS (acrónimo de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es un grupo informal de cooperación política y de seguridad, económica o cultural.
Estas campañas de desinformación viajan de un continente a otro en poco tiempo. Según un informe del Departamento de Estado de los Estados Unidos de 2023, “el Kremlin resucita esta narrativa de desinformación cada vez que los socios de Ucrania anuncian más ayuda militar a Ucrania”. De esta forma, presentan el conflicto a la población rusa como una guerra “elegida por ellos contra Ucrania como respuesta a la supuestas amenazas de Estados Unidos y la OTAN”.
En los últimos meses, hemos visto cómo han surgido bulos y desinformaciones después de que un presidente de un país haya hecho unas declaraciones sobre la guerra o haya mostrado apoyo a Ucrania. También ocurrió después de que Ucrania lanzara por primera vez misiles de largo alcance de Estados Unidos contra Rusia:
La narrativa que señala a la OTAN o a los países que la componen están atacando a Rusia de forma directa es, según el Servicio Europeo de Acción Exterior, la “más común” en los mensajes y afirmaciones analizados en su primer informe sobre la manipulación de la información extranjera y las amenazas de interferencia (FIMI por sus siglas en inglés).
Esta narrativa lleva, al menos, una década activa, según explicó Roman Osadchuk, investigador asociado para Eurasia en el Laboratorio de Investigación Forense Digital del Atlantic Council, un think tank estadounidense en el ámbito de los asuntos internacionales y próximo a la OTAN, en una entrevista con Deutsche Welle. “Probablemente comenzaron ya durante las manifestaciones del Euromaidán, alrededor de 2014. Desde entonces, los rusos han estado afirmando que Occidente está interfiriendo en Ucrania“, explicaba.
StopFake, fact-checker ucraniano, tiene diversas verificaciones de esta misma narrativa desde, al menos, 2016. Por ejemplo, ese año, medios controlados o afines al Kremlin difundieron que se había advertido de “un ataque inminente de la OTAN”. En 2020, verificaron desinformaciones que decían que tropas de la OTAN habían entrado en el Donbás.
Su popularidad y permanencia en el tiempo también se debe a la intervención de diversos actores cercanos al Kremlin que han contribuido a su difusión en redes sociales. Ha sido ampliamente difundida y amplificada por diversos actores, desde ministros del Kremlin a influencers.
Putin es el principal promotor de la retórica de que la invasión de Ucrania es una guerra defensiva para “proteger la soberanía de Rusia”. La ha utilizado para justificar la movilización militar, los referendos fraudulentos y la agresión contra Ucrania, acusando a Occidente y a la OTAN de ser los verdaderos responsables del conflicto. En su discurso a la nación en la Nochevieja de 2022, acusó a Occidente de “mentir sobre la paz mientras se prepara para la agresión” y de “utilizar cínicamente a Ucrania como medio para debilitar y dividir a Rusia”.
Su ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, también ha contribuido con afirmaciones como que Estados Unidos ha creado una coalición de casi todos los Estados europeos miembros de la OTAN y la UE y está utilizando a Ucrania para librar una guerra por poderes contra Rusia.
En marzo de 2022, el Ministerio de Defensa ruso dijo que Estados Unidos estaba desarrollando en Ucrania “armas biológicas étnicas” para atacar a personas de etnia eslava, como los rusos. Fue amplificado por la agencia rusa de noticias TASS.
En octubre del mismo año, el ministerio publicó fotografías que supuestamente probaban que Ucrania estaba construyendo una bomba sucia. Pero, en realidad, las fotos muestran algo totalmente distinto. Deutsche Welle lo verificó: las imágenes compartidas resultaron ser antiguas de centrales nucleares rusas y detectores de humo en Eslovenia.
Aún con contradicciones y mensajes contrapuestos como que un país como Francia o Lituania ha enviado tropas a Ucrania o que los países están cansados de apoyar económicamente a los refugiados de la guerra, estas narrativas están penetrando en la sociedad y forman parte tanto de la desinformación extranjera, fuera de Rusia, como de la doméstica, en el propio país, teniendo efectos en ambos lados según encuestas.
Así lo demuestra un estudio del Centro de Monitoreo, Análisis y Estrategia, una organización sin ánimo de lucro que analiza teorías de la conspiración, desinformación y narrativas antisemitas): el 19 % de los encuestados en Alemania estaba de acuerdo en que la guerra de agresión rusa contra Ucrania fue una reacción de Moscú a las provocaciones de la OTAN, afirmando que no le dejaron otra alternativa. Otro 21 % estaba de acuerdo “en parte” con esa afirmación, por lo que, en total, un 40 % de los alemanes creía, al menos parcialmente, en esa narrativa.
Otra encuesta, esta vez tomada en Rusia por el Levada Center este 2024, la principal agencia encuestadora independiente de Rusia, calificada de “agente extranjero” por este país en 2016, afirmaba que “dos tercios de los encuestados todavía responsabiliza a Estados Unidos y la OTAN de lo que está sucediendo en Ucrania, y su convicción ha aumentado a lo largo del año”. También dos tercios,
(65%) culpan a Estados Unidos y a los países de la OTAN por las muertes y la destrucción en Ucrania, unos porcentajes que han ido en aumento desde el inicio de la invasión.
Como explicó la investigadora del Real Instituto Elcano, Mira Milosevich-Juaristi, en un análisis publicado en 2017, uno de los mensajes principales de la desinformación dirigida por el Kremlin es que Rusia estaba amenazada por el Occidente hegemónico y decadente, que aspira a excluirla del orden internacional.
Antes del inicio de la invasión rusa de Ucrania fueron varios los bulos y desinformaciones que traspasaron fronteras en los meses y semanas previas al inicio de la invasión. A finales de enero, un mes antes del inicio de la guerra, después del despliegue de soldados rusos en la frontera con Ucrania y los avisos por parte de Estados Unidos de la intención rusa de invadir el territorio ucraniano, se viralizó un vídeo en el que supuestamente la BBC habría alertado de una guerra inminente entre Rusia y la OTAN y del peligro de un ataque aéreo nuclear. No solo era un bulo sino que se trataba de una representación de ficción de una empresa irlandesa, y ya había circulado años antes, en 2018. Fue desmentido por otros verificadores como Reuters.
Ya a principios de febrero circuló un mapa de supuestas bases de la OTAN. Se movió en España, Portugal, Bulgaria, Ucrania. Desde la OTAN explicaron que ese mapa no representaba sus bases alrededor del mundo y que los puntos que aparecen en él no se corresponden con los que señalan la presencia de la organización en distintos países en los mapas de la web de la OTAN.
En Ucrania, también justo antes del inicio de la guerra, se hizo viral un vídeo donde se pueden ver soldados en un metro, afirmando que eran las tropas de la OTAN, que ya se encontraban en Kiev. Sin embargo, era un vídeo grabado en Estocolmo (Suecia), en 2015.
A la vez que estamos viendo una amplia campaña desinformativa sobre supuestos ataques directos de países occidentales a Rusia, en ocasiones, aparecen desinformaciones que indican todo lo contrario, que los países están cansados de apoyar económicamente a los refugiados de la guerra o al país en sí.
Un ejemplo es la desinformación que circuló el pasado mes de septiembre afirmando que Suecia estaba “dispuesta a pagar 30.000 euros a cada inmigrante ucraniano que decida abandonar voluntariamente el país escandinavo”. StopFake lo desmintió. Si bien es cierto que se trata de una medida propuesta por el Ministerio de Migración y Asilo por la que se pretendía aumentar la cifra de 3.000 euros a 30.000 en 2026, está destinada a los inmigrantes que dependen del apoyo social del Estado debido al desempleo o a sus bajos ingresos, pero no a aquellos que tienen “un permiso de residencia según la directiva de migración masiva y proviene de Ucrania”, como explica la página web de ese ministerio.
En otras ocasiones, esas desinformaciones indican el cese del apoyo militar a Ucrania y el soporte a otros países en conflicto, en su lugar. Un ejemplo es el bulo que circuló en Georgia apuntando al cese de ayuda de Francia a Ucrania y apoyo a Armenia, en su lugar. Como explica Myth Detector, verificador georgiano, Francia firmó acuerdos de cooperación militar con Armenia en 2023 y, en junio de 2024 se firmó un contrato para el suministro de sistemas de artillería, no obstante, eso no excluye la ayuda militar a Ucrania. En países como Venezuela se movió que Estados Unidos había dejado de apoyar Ucrania, como verificó EsPaja.
Si bien la mayoría de los bulos van en la misma dirección, afirmando que Occidente ataca a Rusia, a veces aparecen contenidos que indican que ciertos países la apoyan. Es el caso de las imágenes de aviones sobre el cielo de Marsella, en Francia, con la bandera del país que circuló con mensajes que apuntaban a que se trataba de la bandera de Rusia, que tiene los mismos colores pero en otro orden. Como explicaron los verificadores de La Silla Vacía, en Colombia, las imágenes, del 8 de mayo, corresponden a la celebración de la llegada de la llama olímpica a esa ciudad, en el marco de los Juegos Olímpicos 2024 que se celebrarán desde julio en París, en la que los aviones pintaron la bandera francesa y se veían los colores invertidos por la perspectiva.
También fue verificado por otros fact-checkers como dpa o AFP Factual.
Otra desinformación que forma parte de la narrativa contrapuesta es el vídeo que circuló en países como Argentina, Bolivia o Chile, de un avión despegando con afirmaciones como “el Gobierno boliviano anuncia el envío de más de 3.000 militares al país aliado de Rusia”. Como explicó Chequeado, el Gobierno de Bolivia no envió tropas militares para participar del conflicto bélico y las imágenes originales correspondían a un desfile militar por el aniversario de la Fuerza Armada Boliviana en octubre de 2013.
Todos estos contenidos pueden resultar contradictorios a la narrativa predominante de que Occidente o la OTAN están acusando a Rusia, e incluso se pueden ver como una falta de compromiso con la coherencia con el objetivo de estas campañas de desinformación, reduciendo su efecto, según un artículo publicado por RAND en 2016. Estas contradicciones pueden formar parte de la estrategia en sí y ser una táctica para “generar incertidumbre y ambigüedad”. Al cambiar constantemente las narrativas, “los propagandistas rusos mantienen a sus oponentes desequilibrados y crean una niebla que enmascara la verdad”, explica en un informe la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos en 2023.
Una de las campañas desinformantes de los últimos meses, que tiene como fin minar el apoyo de los países de Occidente a Ucrania, está relacionada con los soldados que van a ayudar a Ucrania a luchar en el frente.
La desinformación “sobre el número de mercenarios extranjeros y los países de los que proceden”, afirma un estudio sobre campañas de desinformación en la guerra de Ucrania, “es parte integrante de una campaña de desinformación mucho más amplia que Rusia ha estado llevando a cabo de forma sistemática y coordinada desde el comienzo de sus operaciones militares en Ucrania”.
En 2018 ya circulaban contenidos afirmando que se habían encontrado tres soldados muertos de la OTAN en el Donbás, algo de lo que no mostraron ni había evidencias, tal y como verificó StopFake. En 2024, la narrativa sigue siendo actual. Las imágenes de voluntarios extranjeros luchando en Ucrania han sido utilizadas para reforzarla, presentando el conflicto como una lucha entre Rusia y la OTAN, en lugar de una guerra contra Ucrania.
A pesar de los años que lleva en circulación, las estrategias usadas para difundir estos bulos son siempre las mismas, de acuerdo a los contenidos analizados por las organizaciones que forman parte de este proyecto:
Una de estas campañas lanzadas recientemente y que tienen a soldados de otros países como protagonistas de las desinformaciones, pretende disuadir a combatientes internacionales de unirse a las Fuerzas Armadas de Ucrania, como explicó EFE Verifica, en una investigación publicada recientemente.
Esta investigación se ha llevado a cabo siguiendo una metodología que incluye una escala de valores de riesgo de que un contenido sea parte de una campaña de desinformación, de acuerdo con los siguientes criterios: canales donde se ha difundido la desinformación, países en los que ha circulado un mismo contenido desinformativo, plataformas en las que se ha compartido y narrativas identificadas.
¿Quiénes participan en este proyecto?
Este proyecto colaborativo, financiado por la Fundación Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, NED) pretende mejorar las capacidades tecnológicas para la detección, análisis y clasificación de la desinformación de las organizaciones de fact-checking de Europa del Este y Eurasia. Liderado por la Fundación Maldita.es (España), participan StopFake (Ucrania), Media Development Foundation (Georgia) y Delfi (Lituania); mientras que permite la interconexión con otras organizaciones de América Latina: Chequeado (Argentina), Vacía (Colombia); EsPaja (Venezuela) y Animal Político (México) .
¿Cómo sabemos que un contenido circula al mismo tiempo en varios países?
La Fundación Maldita.es ha diseñado un sistema centralizado que actúa como repositorio mediante el cual los verificadores de Ucrania, Georgia, Lituania, además de Maldita.es, pueden enviar los contenidos que reciben por sus respectivos chatbots o aquella que identifican en internet, de acuerdo con la metodología establecida para este proyecto. Si el contenido circula en un país o más, se envía una alerta al resto de países para que comprueben si la desinformación circula en esos países y en caso afirmativo lo señalan en el sistema compartido. Que una desinformación haya sido vista en un país no necesariamente significa que la organización de fact-checking publique la verificación, ya que puede no haber sido lo suficientemente viral.
Falleció la actriz a quien se considera en México como inspiradora del cineasta Luis Buñuel. En su carrera se cuentan más de 100 películas y decenas de obras de teatro.
“Yo escogí a Buñel, no él a mí”. De eso presumía hace años la actriz mexicana Silvia Pinal.
“Me enamoré de su cine, de su humor negro, de su manera de ser y supe que no descansaría hasta ser dirigida por él y lo logré”, dijo en una entrevista concedida al diario La Jornada.
Se trató de una declaración sorprendente que se recuerda ahora tras su muerte.
Pinal contaba la historia de cómo se filmó Viridiana, en 1961, una de las obras maestras del cineasta español y la primera cinta mexicana que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Pinal murió este 28 de noviembre a los 93 años en Ciudad de México donde estaba hospitalizada desde el 21 de noviembre por una infección urinaria.
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, lamentó el fallecimiento de la actriz a la que definió como “parte de la memoria cultural de México”.
“Muchas generaciones de mexicanas y mexicanos crecimos admirándola”, escribió Sheinbaum en sus redes sociales.
En la autobiografía de Pinal, Ésta soy yo. Silvia Pinal, la actriz recordaba que la filmación fue una especie de regalo de bodas de su entonces marido, el empresario Gustavo Alatriste.
La pareja viajó a España para contactar a Buñuel, a quien encontraron en su pueblo natal Calanda, en la provincia de Teruel. Pinal los presentó.
“¿Y él quién es, productor, director?”, preguntó. La actriz respondió: “No, don Luis, es mi marido y es mueblero”.
Intrigado, Buñuel insistió: ¿por qué un vendedor de muebles quería hacer cine?
“Porque me ama”, fue la respuesta. “Ah”, dijo el director. “Es una muy buena razón”.
Alatriste pagó 150 mil pesos de entonces al cineasta por la película. Ése fue el regalo de bodas para su esposa.
Y Viridiana es la cinta por la que más se la recordará y la que la consagró como actriz.
A Silvia Pinal se le consideraba “la última gran diva de México” y entre las razones para la definición destacan las películas Viridiana, El ángel exterminador y Simón del Desierto.
Fue una de las actrices que más filmó con el cineasta español.
En México la llamaban “la musa de Buñuel”.
Pinal nació en en 1931 en el puerto de Guaymas, Sonora, en el noroeste del país.
Por el trabajo de su padre, un exmilitar, vivió en varios lugares antes de asentarse definitivamente en Ciudad de México, donde a los 14 años consiguió su primer empleo como secretaria en un laboratorio farmacéutico.
En 1948, debutó en su primera película con un papel pequeño en Bamba, y a partir de ese momento filmó más de 100 cintas en México y otros países.
Silvia Pinal fue una actriz versátil: lo mismo interpretó a una ingenua chica consentida de familia adinerada, que a mujeres seductoras en busca de conquistar hombres millonarios.
En su filmografía abundan las comedias ligeras o de estilo comercial, con las que obtuvo varios reconocimientos y la volvieron muy popular en México.
De acuerdo con especialistas tuvo un papel central en el estilo de cine que nació en la década de los 50 y cuyo tema más frecuente fueron historias desarrolladas en las ciudades, a diferencia de otros períodos cuando los guiones se basaban sobre todo en la vida del campo.
Fue un contexto distinto que requería, también, de otro tipo de actrices.
“Más que campo, arrabal o barrio debían sugerir una sensualidad más sofisticada, desbordante”, escribió el historiador Felipe Mera en la revista Veredas de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Era una imagen que causaba controversia.
En 1961, por ejemplo, el gobierno de España encabezado por Francisco Franco prohibió la exhibición de Viridiana después de que el diario italiano L’Osservatore Romano la calificó como “blasfema”.
Pinal contaba que las autoridades españolas ordenaron confiscar todas las copias de la cinta, pero amigos de la actriz enterraron en su jardín un par y ella misma llevó a México de contrabando otras tres.
Por eso fue posible que Viridiana se exhibiera en América Latina.
Aunque en México muchos destacan especialmente la belleza de Silvia Pinal, también hay otros momentos que ahora se recuerdan.
Uno de ellos es el período entre 1991 y 2000 cuando la actriz fue sucesivamente diputada federal, asambleísta del Distrito Federal y senadora, postulada siempre por el entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI).
En ese lapso impulsó algunas legislaciones que tuvieron poco éxito, como una propuesta para endurecer sanciones a la reventa de boletos de espectáculos, y modificaciones a la Ley de Cinematografía.
Además fue secretaria general de la Asociación Nacional de Intérpretes, la Asociación Nacional de Actores y promotora de obras musicales en teatros del país.
También protagonizó varias polémicas. En 2000 tuvo que exiliarse durante casi un año en Miami, pues en México fue acusada de malversar fondos de la Asociación Nacional de Productores de Teatro (Protea), que ella fundó.
El aspecto personal de la última diva de México no fue tan exitoso.
Durante varios años Silvia Pinal padeció un glaucoma que le obligó a cancelar presentaciones y alejarse durante un tiempo de los escenarios.
Pero lo más grave ocurrió con su familia. Una de sus hijas, la cantante de rock Alejandra Guzmán, estuvo a punto de morir por complicaciones de una cirugía plástica mal practicada.
Antes, en 1982, había muerto otra de sus hijas, Viridiana, de 18 años de edad, en un accidente automovilístico en Ciudad de México.
Cinco años después falleció su nieta en la piscina de su casa. La niña de 2 años se llamaba igual que su tía.
Fue una de las mayores paradojas para la actriz: Viridiana, el nombre que representó la gloria en su carrera, fue también el mayor dolor en su vida.
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