Además de la elección judicial a nivel federal, la Ciudad de México también renovará su Poder Judicial local el próximo 1 de junio de 2025. Esto implica que cada persona electora deberá votar por 133 cargos a nivel entidad, más los correspondientes al Poder Judicial de la Federación (PJF).
“Va a haber la elección federal y vamos a tener precisamente el desarrollo concurrente, es decir, ese mismo día, de la jornada electoral que se tendrá que votar en el tema local, en la Ciudad de México”, explica a El Sabueso el diputado Alberto Martínez Urincho, presidente de la Comisión Especial para el Proceso de Selección de Jueces y Magistrados del Poder Judicial de la Ciudad de México en la Elección Extraordinaria del 2025.
De acuerdo con la Convocatoria pública para integrar los listados de las personas candidatas que ocuparán los cargos, emitida por el Congreso local en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, la ciudadanía debe elegir a cinco integrantes del Tribunal de Disciplina Judicial, de los cuales tres cargos son de mujeres magistradas y dos de hombres magistrados.
Las 33 magistraturas que habitantes de la Ciudad de México elegirán son en materia civil, penal, familiar, de ejecución de sanciones penales y justicia para adolescentes, de las cuales 17 plazas son para mujeres y 16 para hombres.
Y también votarán por 95 plazas para juzgados civiles, mixtos, penales, familiares, laborales, entre otros, de las cuales 49 son para juezas y 46 para jueces.
A nivel federal, la Ciudad de México elegirá 104 magistradas y magistrados de tribunales de circuito y 64 jueces y juezas, además de votar por nueve ministras y ministros de la Corte, dos magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), tres de la Sala Regional de la Ciudad de México y cinco del Tribunal de Disciplina Judicial.
Sin embargo, las boletas electorales tendrían un alto número de candidaturas en las elecciones de las magistraturas de circuito, y de juezas y jueces de distrito a nivel federal. Por lo tanto, el INE acordó que para la Ciudad de México creará 11 Distritos Judiciales Electorales de 2 Distritos Electorales cada uno.
Así, el número de cargos a votar se realiza considerando la Lista Nominal de cada Distrito. Para la especialización penal, los cargos se distribuyeron de tal forma que en todos los Distritos Judiciales Electorales se vote por al menos uno de esta materia.
Para saber más: Guía para la elección judicial: cargos que se votarán en 2025, fechas clave del proceso y qué se permitirá en campaña
Para cada cargo del Tribunal de Disciplina Judicial, los Comités de Evaluación de la Ciudad de México seleccionarán hasta 10 personas candidatas, y para cada cargo de magistratura o juzgado seleccionarán hasta 6 personas candidatas. Para ello, los comités deben considerar la especialidad por materia y la paridad de género.
Esto implica que si bien la ciudadanía debe votar 133 cargos a nivel local, habrá diferentes personas candidatas a elegir.
Cecilia Hernández, consejera del Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM), advierte que además de las candidaturas evaluadas por los comités están las de las personas juzgadoras que buscan ser electas, lo que incrementará los nombres de quienes aparecen en las boletas.
“Una vez que termine la convocatoria lo que va a suceder es que las personas que ya levantaron la mano para someterse a elección de los que actualmente están ocupando esos cargos, también entrarán a las boleta de forma directa una vez que el Instituto corrobore que los requisitos de elegibilidad también son los idóneos”, explica en entrevista con El Sabueso.
La convocatoria establece que las actuales personas juzgadoras en funciones tienen derecho a participar en la elección judicial local sin que sea necesario someterse al proceso de evaluación. Así que serán incorporadas de manera directa en los listados de candidaturas.
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El artículo 462 de la Ley Procesal Electoral de la Ciudad de México menciona que las personas juzgadoras del Poder Judicial local serán electas en el ámbito territorial de la capital del país, la cual será considerada como una sola circunscripción. Así que toda la ciudadanía votará por todos los cargos que se someterán a elección.
“¿Esto qué quiere decir? Que no es que por cada alcaldía vamos a elegir a personas diferentes, sino que en toda la Ciudad de México vamos a tener la posibilidad de elegir o de revisar en las boletas a las mismas personas”, precisa Cecilia Hernández.
La consejera del IECM, organismo encargado de organizar la elección judicial local, menciona que el Instituto Nacional Electoral (INE) debe diseñar los modelos de boletas para que los demás institutos electorales puedan implementarlos. Pero adelanta que sí habrá una identificación específica de las boletas para realizar el cómputo de votos.
Sin embargo, el IECM y el INE aún están teniendo reuniones para coordinarse para que, por primera vez, la ciudadanía elija con su voto a las personas juzgadoras del Poder Judicial. Este proceso será mucho más grande que el de 2024 y deberá ser organizado en un tiempo significativamente menor, de cinco meses.
“Ambos institutos tendrán que ponerse de acuerdo para ayudar a transitar a la ciudadanía en esa elección, porque sí es un buen número de de cargos que se tienen que renovar y entonces tienen que encontrar el método más accesible para la ciudadanía”, sostiene el diputado Alberto Martínez Urincho.
6 de enero de 2025. Los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de la Ciudad de México deberán instalar sus respectivos Comités de Evaluación para integrar el listado de candidaturas del Poder Judicial.
7 al 31 de enero de 2025. Plazo para que las personas interesadas se inscriban en el proceso de selección de candidaturas a los cargos de elección popular.
1 de junio de 2025. Elección extraordinaria.
1 de septiembre de 2025. Toma de protesta a quienes resulten electos.
El gobierno de Milei busca reintegrar al sistema financiero local los dólares no declarados por los argentinos.
A principios de 1975, Rubén Stupiello decidió vender una casa en Buenos Aires y depositar sus pesos en un banco argentino, atraído por una alta tasa de interés que le permitiría hacer más dinero con su dinero.
La estrategia le funcionó, pero la buena racha le duró poco.
Pocos meses después, el ministro de Economía argentino de aquella época, Celestino Rodrigo, anunció el 4 de junio de 1975 un paquete de medidas económicas que derivó en una devaluación del peso por encima del 100%.
Desconcertado por la situación, Rubén se apresuró a retirar su dinero del banco. Al hacerlo, notó que los pesos equivalentes al valor de una casa le alcanzaba con suerte para comprar un auto.
El “Rodrigazo”, como se conoció al plan económico de Celestino Rodríguez, terminó de convencer a muchos argentinos que la mejor forma de ahorrar en su país era en dólares y no en una moneda local que se ha caracterizado por perder valor desde entonces.
“En Argentina, no confiamos en nuestra moneda. Después de décadas de devaluaciones muy fuertes, sabemos que quien ahorró en pesos en los últimos 50 años perdió en comparación a quien ahorró en dólares”, le dice a BBC Mundo Guido Zack, doctor en Análisis Económico.
Pero ahorrar en dólares y depositar la divisa estadounidense en bancos tampoco resultó una garantía.
En el año 2001, en medio de una de las peores crisis económicas, el ministro de Economía de ese entonces, Domingo Cavallo, impuso restricciones al retiro de los dólares que los ahorristas tenían en el sistema bancario.
Esta medida, que se conoció como “Corralito”, terminó con la caída del gobierno de ese entonces y con una pesificación forzosa de esos ahorros en dólares a un tipo de cambio menor al que regía antes de la crisis.
A la desconfianza en el peso se sumó la desconfianza en los bancos, por lo que muchos ahorritas escondieron en sus casas los “verdes” (como se conoce en Argentina al dólar) para un uso futuro.
Así nació la expresión: “debajo del colchón”, una práctica que rápidamente se convirtió en hábito entre los argentinos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos calcula que unos US$246.000 millones están por fuera del sistema bancario argentino, según el informe “Balanza de pagos, posición de inversión internacional y deuda externa” de 2024.
La cifra supera ampliamente a las reservas internacionales del Banco Central de Argentina que rondan los US$38.300 millones y se calcula que representan el 45% del PIB del país.
Por eso, el gobierno de Javier Milei quiere reinsertar esos dólares en el sistema.
“Los que tienen los dólares bajo el colchón son los héroes que van a sacar adelante este país”, sostuvo el mandatario en el Congreso Económico Argentino de abril pasado.
“Ustedes no metieron dólares abajo del colchón porque odian al país. Lo hicieron porque del otro lado había un conjunto de delincuentes que les robaron con el impuesto inflacionario”, remató.
En esa dirección, el gobierno anunció a mediados de mayo un plan que habilita a las personas con ahorros no declarados a utilizar ese dinero para comprar una propiedad de hasta US$43.000 o colocar hasta US$85.000 en plazos fijos en los bancos sin justificar su origen.
“Este cambio de régimen apunta a devolverle la libertad a la gente y dejar de pensar que la gente que se tuvo que refugiar en el mercado informal son delincuentes”, agregó el ministro de Economía, Luis Caputo.
La medida llega después del exitoso blanqueo de capitales por US$22.500 millones que alcanzó el gobierno el año pasado y del nuevo préstamo del FMI por US$20.000 millones.
“Me dijeron, no sé si es verdad, que hay más de US$200.000 millones bajo el colchón y Dios sabe dónde. Si ese dinero se invierte en Argentina, imaginen lo que sería ese país”, comentó la directora del organismo, Kristalina Georgieva, en un evento con legisladores organizado en Washington.
Pero, ¿de qué hablamos cuando los argentinos se refieren a los dólares “en el colchón” y qué nos dicen sobre el problema crónico de la escasez de divisas de su economía?
Santiago, un empresario gastronómico de 37 años, dice que nunca depositó sus ahorros en un banco y que adoptó esta posición, al igual que gran parte de los argentinos, al mirar la experiencia de su familia de las últimas décadas.
“Mi papá perdió US$40.000 en la década de 1990 de la noche a la mañana un día que el banco con el que operaba cerró. Después, en plena crisis de 2001, otro banco no le dejó sacar sus ahorros por un tiempo. No quiero que me pasé eso”, dice.
La expresión de los “dólares bajo del colchón” hace referencia a los ahorros no declarados, en moneda estadounidense, que no entran al sistema. Pueden estar escondidos en las casas, atesorados en las cajas de seguridad físicas de los bancos o depositados en cuentas en el exterior.
“La manera de protegernos de las devaluaciones y la inflación es ahorrar en moneda extranjera y ahorrar los dólares en billetes. Algunos, esos billetes los ponemos debajo del colchón, que es un eufemismo para decir que escondemos los dólares en nuestras casas”, dice Guido Zack.
De acuerdo al especialista, los incentivos para depositar los ahorros en pesos en el banco no logran compensar la inflación crónica por la que pasa el país. Por lo tanto, destinar los pesos a un plazo fijo en moneda local no siempre termina siendo favorable.
“En los últimos años ahorrar en moneda local en el sistema financiero no ha sido lo más conveniente para los argentinos. Pero eso es algo que debe cambiar, si queremos estabilizar nuestra economía”, añade.
Esta práctica complica mucho la economía local.
Argentina ha sufrido constantes ciclos de estancamiento económico y en buena medida esto se debe a esta escasez crónica de dólares.
“En nuestro sistema bancario faltan esos US$250.000 millones de los argentinos que están fuera del sistema”, dice Zack.
La ausencia de estos dólares en los bancos se traduce en la escasez de reservas internacionales en el Banco Central, que es aquello que un país necesita importar más productos y así hacer crecer su economía.
Cuando los argentinos ahorran en dólares lo que hacen es básicamente sacarlos del circuito económico. Por lo tanto, estos no son dólares que se usen para consumir ni para prestarle a una empresa para que invierta. Por el contrario, son “dólares que están quietos”.
“Y ese es un gran problema de la economía argentina”, explica el economista.
Si toda persona que tiene capacidad de ahorro, en lugar de utilizarla para financiar inversión en la economía local, lo que hace es comprar dólares y sacarlos del sistema, va a haber mucha menos disponibilidad de dólares para prestarle a las empresas dice Zack.
También habrá muchos menos dólares para acumular reservas y estabilizar el tipo de cambio, que es uno de los principales problemas de la economía argentina de la última década.
Para recuperar esos dólares que Argentina necesita, el gobierno de Milei presentó un plan que consiste en no preguntar sobre el origen del dinero no declarado que se utilice para comprar una propiedad o que se deposite en un banco.
“Tus dólares, tu decisión”, anunció el vocero presidencial de Javier Milei, Manuel Adorni, en una rueda de prensa el 22 de mayo pasado.
“Lo tuyo es tuyo y podés gastarlo como quieras sin tener que andar demostrando a cada rato de dónde lo sacaste. Los argentinos vuelven a ser inocentes hasta que la Agencia de Recaudación y Control Aduanero demuestre lo contrario”, agregó.
“Este cambio de régimen apunta a devolverle la libertad a la gente y dejar de pensar que la gente que se tuvo que refugiar en el mercado informal son delincuentes”, sostuvo el ministro de Economía, añadió Luis Caputo.
Esta medida, que se presenta a cinco meses de las elecciones de medio término en Argentina, ha generado controversia.
“¿Dónde están los incentivos? Parecen que si haces las cosas mal salís premiado y si las haces bien estás castigado. Los incentivos están totalmente cruzados”, dice el empresario gastronómico entrevistado por BBC Mundo sobre esta medida que permite blanquear dinero no declarado.
“El relajamiento de la información puede terminar por fomentar la informalidad. Si el Estado no puede controlar el origen de ese dinero, uno puede pensar: ¿Para qué voy a pagar mis impuestos? Y esa es una actitud muy egoísta y totalmente contraria a la solidaridad de un país”, comenta Zack.
Por su parte, la secretaria de Comunicaciones del FMI, Julia Kozack, recordó que Argentina se comprometió “a fortalecer la transparencia financiera y respetar las normas antilavado”.
“Cualquier medida nueva que pueda tener como objetivo alentar el uso de activos no declarados debe ser coherente con estos compromisos. Lo único que puedo decir ahora es que estamos viendo lo que está ocurriendo con suma atención”, alertó.
El gobierno argentino intenta por todos los medios sacar los dólares del colchón. Una ambición que comparten -y han intentado conseguir con poco éxito- los presidentes que antecedieron a Milei desde 1980 hasta la fecha.
La pregunta de fondo es si hoy existen los incentivos necesarios para que los argentinos recuperen la confianza en sus entidades financieras y, en última instancia, en su propia moneda.
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