
Un juez federal de la Corte de Distrito de Columbia, en Estados Unidos, sentenció a 11 años de prisión a Christian Fernando Martínez Castro, “El Guacho”, tras ser hallado culpable de delitos relacionados con el tráfico de drogas y lavado de dinero.
El sentenciado es identificado como esposo de Laisha Michelle Oseguera González y yerno de Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.
Además de la pena privativa de la libertad, Martínez Castro deberá cumplir cinco años de libertad supervisada al concluir su condena en Estados Unidos.
Según el expediente judicial, Martínez Castro fue detenido el 21 de noviembre de 2024 en California, Estados Unidos, derivado de una investigación que lo vinculaba con operaciones financieras ilícitas y el trasiego de sustancias prohibidas hacia territorio estadounidense.
La acusación formal señaló que el esposo de Oseguera González operaba como una pieza clave en la estructura de lavado de activos de la organización criminal, utilizando empresas fachada para ocultar el origen de los recursos obtenidos mediante actividades delictivas.

El Departamento de Justicia informó que, durante el proceso penal, Martínez Castro se declaró culpable el 4 de junio de 2025 de los cargos de conspiración para distribuir cocaína y metanfetamina, así como de conspiración para lavar instrumentos monetarios.
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“La sentencia impuesta refleja la gravedad de las acciones cometidas por el acusado y el compromiso de las autoridades para desmantelar las redes financieras de los cárteles”, afirmó el Departamento de Justicia.
Respecto a los antecedentes de Martínez Castro en México, se le vinculó con el secuestro de dos elementos de la Secretaría de Marina ocurrido el 15 de noviembre de 2021 en Zapopan, Jalisco.
Este incidente se registró poco después de la detención de Rosalinda González Valencia, madre de su esposa y suegra del hoy sentenciado.
Según las investigaciones de las autoridades mexicanas, Martínez Castro habría participado en la planeación de dicha privación ilegal de la libertad como una medida de presión contra el Gobierno federal tras la captura de González Valencia.
Durante la audiencia de sentencia, la fiscalía presentó pruebas sobre el papel de Martínez Castro en la coordinación de envíos masivos de droga.
Los documentos detallan que el sentenciado supervisaba el transporte de cargamentos desde el puerto de Manzanillo, Colima, hacia diversos puntos fronterizos en Baja California y Tamaulipas.
Las autoridades estadounidenses destacaron que el uso de tecnología de encriptación y redes de mensajería privada fue fundamental para que Martínez Castro evadiera la justicia durante varios años antes de su captura en California.
La DEA señaló que esta sentencia forma parte de una estrategia integral para debilitar al CJNG mediante el procesamiento de sus mandos medios y familiares directos con funciones operativas.

Según la información proporcionada por la agencia, el decomiso de activos relacionados con Martínez Castro asciende a más de 15 millones de dólares, los cuales fueron derivados de las operaciones de tráfico de metanfetaminas hacia ciudades del noreste de Estados Unidos.
Tras la resolución judicial, se espera que Martínez Castro sea trasladado a una prisión de máxima seguridad para purgar su condena.
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Las autoridades de México y Estados Unidos mantienen canales de comunicación abiertos para dar seguimiento a otros procesos pendientes contra integrantes del círculo cercano de Oseguera Cervantes.
Esta sentencia ocurre en un contexto de creciente presión internacional respecto a la fiscalización de los flujos de capitales que sostienen a las organizaciones del narcotráfico en la región de América del Norte.

Un concepto sencillo, nacido en la isla del Mediterráneo, puede cambiar cómo ves lo cotidiano.
“En Sicilia tenemos una palabra mágica con un sabor propio: Futtitini“, cuenta el actor italiano Giusepppe Capodicasa en un video de BBC Reel.
“No es una mala palabra, es una bendición”, declara.
Recordemos que en Sicilia se habla italiano como en el resto de Italia, pero suena distinto porque detrás hay siglos de historia trenzada en la lengua.
Antes de que el italiano se adoptara como la voz común del país, los sicilianos ya hablaban el siciliano, una lengua romance marcada por las sucesivas conquistas y dominaciones de la isla: griegos, árabes, normandos, españoles… cada uno dejó alguna huella en el acento y en las palabras.
Cuando el italiano estándar empezó a imponerse en el siglo XIX, no borró esa base, sino que se mezcló con ella.
Por eso, aunque alguien como Capodicasa, quien se identifica “100% siciliano”, habla italiano, se notan tonos, giros y palabras que vienen de esa mezcla antigua.
Futtitinni es una de esas palabras.
Una que, según Capodicasa, encierra “una filosofía de vida, una forma de concebir nuestra existencia”.
“Futtitinni… cuán hermoso suena”, dice el filósofo siciliano Pietro Briguglio, pronunciando la palabra gustosamente.
“Cuando la dices, descargas un peso que tenías y quedas ligero”.
El término está muy presente en el lenguage común pues “se presta a ser usado en muchas situaciones”, afirma Briguglio.
Podría entenderse como “no te preocupes demasiado”, “déjalo pasar”, y su sentido se mueve entre “no te amargues”, “no te enredes” -o el mexicano “no te claves”, el colombiano “no te compliques”, el caribeño “no te calientes la cabeza” o el sureño “no te hagas drama”.
Pero según Capodicasa, “es más matizado, más elegante”.
La raíz de futtitinni es el verbo siciliano futtíri, que no es particularmente elegante: es una manera vulgar de decir “copular”.
Proviene del latín futūere, que en español evolucionó como ‘follar’, esa forma coloquial para hablar de las relaciones sexuales que aún se escucha en España.
En siciliano, así como ocurrió en muchas lenguas romances con verbos de origen sexual, futtíri se ha amplió a significados figurados como engañar, fastidiar, robar o tomarse libertades, dependiendo del contexto.
De ahí que futtitinni tenga un matiz entre despreocupado y un poco irreverente, algo así como “que te importe un carajo”, pero con ese tono siciliano que lo vuelve más filosófico que agresivo.
Y es que no se trata de que nada importa, ni de eludir problemas o responsabilidades, ni siquiera de resignación.
“Futtitinni no es superficialidad”, aclara Capodicasa. “Es la capacidad de atravesar las situaciones de la vida con conciencia y ligereza”.
En ocasiones, llama a desprenderse de lo inmutable y seguir viviendo plenamente, como explica el sitio web Entendiendo a Italia.
En esos casos, sirve para para consolar un amigo ante una decepción, para sobrellevar un revés económico, o simplemente para poner en perspectiva un incidente cotidiano.
Es además una herramienta existencial, que sirve para separar lo esencial de lo superfluo, para no cargar con cada contrariedad, y priorizar lo que de verdad importa.
Futtitinni encierra una modo de enfrentar la adversidad con ligereza, dignidad e incluso humor… un sentido que los sicilianos tienen muy desarrollado.
Como notó el político y escritor romano Cicerón, ya en el siglo I a. C., los sicilianos eran “una raza inteligente, pero desconfiada y dotada de un maravilloso sentido del humor”.
“Por terrible que sea una situación, los sicilianos siempre tienen un comentario ingenioso que hacer al respecto”, añadió.
Esa cualidad los ha acompañado a lo largo de sus 3.000 años de historia, a menudo difíciles de sobrellevar.
Solo adoptando una actitud reflexiva, observa Il Italoamericano, pudieron superar la constante tentación de convertirse en figuras trágicas.
Esa actitud se expresa en esa exhortación que los sicilianos usan cuando las cosas se vuelven demasiado abrumadoras: futtitinni.
Y, aunque la palabra existe en dialecto siciliano desde hace generaciones, en los últimos años ha tenido un resurgir notable.
Competiciones de memes, camisetas con la inscripción “Futtitinni“, artículos y blogs que rescatan su significado como “pedagogía de lo esencial”.
Futtitini “no es superficialidad, sino el arte del discernimiento”, señala Francesco Mazzarella en la revista Paese.
Aclara que ese arte del discernimiento es el “que distingue entre lo urgente y lo ruidoso, entre lo que nos edifica y lo que nos consume”.
Explica que cuando un siciliano dice futtitinni, a menudo está diciendo:
“No dejes entrar en tu corazón aquello que no merece habitar allí”.
“No le des poder a quien quiere quitarte el aliento”.
Para Mazzarella, el tradicional término no sólo no ha perdido relevancia sino que, en esta época en la que todo exige atención, y “cada opinión se convierte en guerra, cada imperfección en fracaso (…), futtitinni se ha convertido en revolución”.
Invita a practicar “el buen desapego”, a despreocuparse por lo periferal y centrarse en lo realmente importante.
“¿Tu pareja te dejó?… quizás no era la ideal. ¿Perdiste tu trabajo?… tómatelo como un nuevo comienzo”, ejemplifica Capodicasa.
“Hay quienes hacen yoga, meditación, respiran con el diafragma. Hay quienes van a India a encontrarse a sí mismos”, dice Capodicasa.
“En Sicilia hacemos todo esto con una sola palabra.
“Se dice que un viejo sabio, mientras explicaba las leyes de la filosofía siciliana a un joven discípulo, en cierto momento se detuvo, lo miró a los ojos y le dijo:
“Hijo, si no puedes cambiar lo que te hace sufrir, entonces futtitinni“.
Quizás ese sabio, al pronunciar la palabra, hizo el gesto típico que suele acompañarla para enfatizar: levantando la mano de abajo hacia arriba, como arrojando las preocupaciones al aire.
La intención es distender, dejar de enfocarse en lo negativo.
“La vida te estresa… tómatela con calma.
“Atascado en el tráfico… Paciencia”…
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