
La problemática de la contaminación en Monterrey ha estado muy presentes desde finales del año pasado.
Según la herramienta AirVisual de IQAir, una página suiza que ofrece información sobre la calidad del aire en tiempo real, Monterrey ocupó por algunos días el primer lugar en el ranking de las ciudades más contaminadas del mundo.
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¡Pero eso no es todo! 6 municipios de Nuevo León estuvieron entre los 10 más contaminados del mundo hasta hace unos pocos días, entre los que se encontraban Apodaca, Juárez, Cadereyta, San Pedro Garza García, San Nicolás de los Garza y el sur de Monterrey.
Para ayudarnos a comprender más sobre lo que está ocasionando este grave problema, en Animal MX hablamos con José Antonio Torre, director del Centro para el Futuro de las Ciudades, y Perla Martínez, gerente del Centro para el Futuro de las Ciudades, dos especialistas de medioambiente del Tec de Monterrey.
Perla Martínez explica que no hay solo un causante de la contaminación, sino que hay varios factores que ocasionan que la situación esté tan grave actualmente.
“Al ser una ciudad rodeada de montañas hace que los contaminantes se concentren y no circulen, y en esta época del año se acentúen estos episodios de este calidad del aire extremadamente mala”, resalta la especialista.
José Antonio explica que cuando llegamos a invierno y bajan las temperaturas, esto ocasiona que las partículas se dispersen menos, por lo que la contaminación incrementa cuando hace frío.
“Cuando hay mayor temperatura hay más dispersión, pero cuando hay menor temperatura, hay menor dispersión y entonces se concentra y se genera este efecto con la contaminación”, agrega el director del Centro para el Futuro de las Ciudades.
Sin embargo, como subraya José Antonio, la contaminación está presente todo el año y esta problemática continua creciendo por todas las obras de expansión que se hacen.

Como ha mostrado el análisis de IQAir, el principal contaminante en Monterrey es uno llamado PM 2.5.
Según la Oficina de Evaluación de Peligros para la Salud Ambiental de California del gobierno de Estados Unidos, este contaminante está compuesto de sustancias químicas orgánicas, polvo, hollín y metales que provienen de autos, camiones, fábricas, quema de maderas y más actividades.
“Las PMO 2.5 son partículas microscópicas y que son las más peligrosas porque entran directamente al torrente sanguíneo y son justamente las que están más relacionadas con la con afectaciones a la salud”, explica Perla.
La gerente del Centro para el Futuro de las Ciudades añade que en Monterrey el mayor causante de PM 2.5 es el azufre, el cual genera estas partículas cuando entra en contacto con la atmósfera.
Perla señala que el gobierno ha dado dos cifras aproximadas de muertes relacionadas con la contaminación.
Por un lado, en el Plan Integral de Gestión Estratégica de la Calidad del Aire (PIGECA) -el cual es el plan del Gobierno para reducir las emisiones y mejorar la calidad del aire-, señala que en 2019 (que es la fecha más reciente) hubo mil 700 muertes relacionadas a la contaminación.
Sin embargo, el secretario de Medio Ambiente de Nuevo León, Félix Arratia, dijo en agosto del 2023 durante un taller ambiental que se han registrado 2 mil 500 muertes prematuras asociadas a la contaminación atmosférica en ese estado.
La especialista resalta que es muy difícil también definir las muertes relacionadas a la mala calidad del aire, ya que pueden ir desde enfermedades respiratorias a las cardiovasculares y hasta el Alzheimer.
Como mencionaos arriba, el PIGECA es la estrategia actual para reducir la contaminación en Nuevo León. El programa cuenta con la participación de 82 empresas que se comprometieron con una inversión conjunta de 2 mil 500 millones de pesos para reducir sus contaminantes.
En teoría, el PIGECA es una estrategia en conjunto del gobierno, sociedad y sector privado el cual “busca cumplir con las normativas vigentes”. Pero hay varios problemas con este plan.
Perla Martínez resalta que si las medidas gubernamentales no son suficientemente buenas, entonces lo primero que recomienda es que la gente se movilice y sepa qué exigirle a los gobernantes.
Por otro lado, explica que no debemos ridiculizar estos movimientos, ya que eso los puede deslegitimar y causar que no se les tome en serio. Además, especialmente en época de elecciones, señala que debemos fijarnos en las propuestas de candidatas y candidatos para ver quiénes se toman en serio el tema medioambiental.
“Hay que tener este cuidado en identificar qué acciones (que proponen los políticos) verdaderamente pueden tener un impacto para solucionar y cuáles son meramente mediáticas”, finaliza la especialista del Tec.


“El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, cuenta Sasha.
Sasha viaja en un tren nocturno que se adentra en una zona de guerra. La joven de 22 años va en el llamado “tren del amor”, que parte desde la capital ucraniana, Kyiv, para encontrarse con el hombre que ama en Kramatorsk, una ciudad en la región de Donetsk, en el este del país. El reencuentro será muy esperado, pero también breve.
Mientras toma su café de la mañana, Sasha le dice a BBC News: “No me preocupo por mí misma, sino por mi esposo. En este momento, él está saliendo de su posición”.
El viaje es agotador y muy peligroso, pero para Sasha, vale la pena el esfuerzo. “El camino de ida puede ser largo, pero está lleno de esperanza. Sin embargo, el regreso es más difícil”, comenta.
Desde el 5 de noviembre de 2025, Ferrocarriles Ucranianos ha suspendido los servicios de tren en Donetsk debido a la intensificación de los ataques contra la infraestructura ferroviaria. Ahora, el tren no se detiene en la propia Kramatorsk, sino en un pequeño pueblo que se encuentra a dos horas en autobús de la ciudad.
“Y durante ese transbordo, cualquier cosa puede pasar”, dice Sasha. “Pero es bueno que los trenes sigan funcionando, porque eso da esperanza”, añade.
Sasha se casó en agosto de 2025.
“Dmytro me lo dijo de inmediato: serás mi esposa. No le creí. No tenía planeado casarme antes de los 25 años”, dice ella con una sonrisa.
Su esposo es militar de carrera. Siete de sus 26 años de vida los ha pasado en las fuerzas armadas de Ucrania. Sasha también tiene vínculos con el ejército. “Todos los hombres de mi familia sirven. Mi padre es policía, pero después de jubilarse también se unió a las fuerzas armadas. Mi hermano mayor también está en el ejército”, explica.
Sasha viaja a Kramatorsk casi todos los meses. Desearía poder hacerlo con más frecuencia, pero para Dmytro es difícil conseguir permisos.
Después de la boda, Sasha llegó a considerar mudarse a Kramatorsk. “Hablamos de ello a principios de septiembre. Y hace un mes, volvimos a hablarlo. Y hace una semana. Hablamos de eso todo el tiempo, pero obviamente ahora no es posible porque Kramatorsk es peligrosa”, explica.
Dmytro elige zonas relativamente tranquilas y seguras para sus breves reencuentros, pero aún así, la ciudad sigue siendo “muy ruidosa” y hay “muchos ataques”. “Cuando él duerme a mi lado, no tengo miedo a nada”, añade Sasha.
El tren que toma desde Kyiv es de alta velocidad. Pero ese día, tiene un retraso de al menos dos horas.
“Va rápido hasta Poltava, pero una vez que llegamos a la región de Járkiv, tenemos que dar rodeos debido a los bombardeos a la infraestructura. Nunca se puede estar seguro de cuándo llegaremos. La gente se va enterando sobre la marcha”, explica el inspector del tren.
A veces el viaje se complica aún más después de que el tren llega al final del trayecto en la ciudad de Barvinkove. En una ocasión, el autobús estaba estacionado lejos de la estación y, finalmente, se marchó sin ella.
“Vi a una taxista”, recuerda Sasha. “Simplemente la convencí para que me llevara a Kramatorsk. Condujimos a través de la niebla durante unas tres horas. La carretera estaba llena de baches”.
“Lo único que me ayuda a seguir adelante es el sentido común: que todavía estamos vivos, hay comunicación, transporte y podemos vernos”, dice Sasha con una sonrisa.
Y después de cada encuentro, comienza a prepararse para el siguiente.
En el andén de Barvinkove, la gente desembarca con cautela. La niebla del atardecer añade atmósfera y, para algunos, una sensación de calma. “Cuando hay niebla, vuelan menos drones”, se susurran las abuelas entre sí.
En la oscuridad, quienes bajan del tren no están muy seguros de hacia dónde ir. La única opción es seguir a la multitud, compuesta en su mayoría por personas vestidas de camuflaje.
Un hombre con barba abraza suavemente a una chica con una chaqueta blanca. Me acerco a la pareja para charlar.
“Tomé valeriana para no llorar. La última vez lloré todo el tiempo y no pudimos despedirnos adecuadamente”, dice Polina, quien conoció a Andriy en un autobús hace cuatro meses. Él se dirigía a alistarse en el ejército. Ella regresaba a casa desde la costa.
Polina tiene 24 años y esta es su primera visita a Kramatorsk. Antes Andriy solía viajar a Kyiv los fines de semana.
“No llevamos mucho tiempo juntos y realmente ansiamos este tiempo a solas. En un momento dado, le dije a Andriy que ya no me importaba: vendría aunque fuera por medio día, solo para tomar un café juntos”, comenta ella.
Finalmente, a Andriy le dieron un pase de fin de semana, y Polina compró un billete de tren.
“Las relaciones a larga distancia son difíciles”, admite Polina. “Cuando Andriy no responde, empiezo a preocuparme de inmediato… pero puede que simplemente se esté duchando o algo así. Además, cada vez que nos vemos, siento que tenemos que volver a acostumbrarnos a la presencia física del otro, porque no nos conocemos desde hace tanto tiempo”.
El peligro es constante. Temprano por la mañana, cuando el tren de Polina llegó de vuelta a Kyiv, escuchó explosiones en el andén. Esa noche, la capital había soportado una de sus alertas de ataque aéreo más largas: más de 10 horas. Más tarde se confirmó que hubo decenas de heridos y dos muertos.
Mientras tanto, los trenes que llevan a las parejas a las ciudades de primera línea también alejan a las familias de ellas. Las autoridades locales instan regularmente a la población a marcharse por seguridad. El frente de batalla está a solo 20 km de las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk. Ambas están bajo constantes bombardeos y también al alcance de los drones.
Cada día, unas 200 personas llegan al centro de evacuación en el límite de las regiones de Járkiv y Donetsk en busca de seguridad.
Algunos viajan en sus propios vehículos con un plan claro para su vida futura. Otros esperan el tren de evacuación de los Ferrocarriles Ucranianos, aunque con retraso debido a los constantes ataques rusos acabará por llegar.
“Ya estoy deseando que llegue el próximo encuentro”, dice Sasha con nostalgia. “Simplemente no hay tiempo para las lágrimas ni para la desesperación”.
Con reportería adicional del equipo de periodismo global de la BBC.
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