Casi un año de trabajos en un viaducto elevado que ya no se terminará de construir. 522 millones de pesos asignados a Sedena para el proyecto Ejecutivo. Más de 20 mil árboles removidos y según una organización que asesoró al gobierno al menos 1,000 talados.
Son los hechos que dejó tras de sí la decisión de la administración federal de cambiar la ruta del Tramo 5 del Tren Maya y ya no pasar por Playa del Carmen, con la premura de terminar la obra en los plazos que fijó el presidente Andrés Manuel López Obrador.
“No fue en balde”, dijo Román Meyer, secretario de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, sobre los árboles que se quitaron del camellón de una carretera federal en Quintana Roo y las obras que dejaron inconclusas, aunque sin dar una explicación detallada de por qué no se planearon con anticipación los tiempos y costos, para no dejar un proyecto a medias.
Un proyecto de viaducto elevado que, por cierto, el Ejército le propuso al presidente López Obrador. El mandatario asignó dicho tramo de la ruta del Tren a las Fuerzas Armadas en marzo de 2021, descartando licitaciones, y el presidente la había imaginado como una obra de ensueño “para disfrutar la belleza del mar Caribe”.
Sin embargo, ahora lo convierte en blanco de críticas, por el gasto en algo que ya no se construyó (autoridades aún no dan un estimado de cuánto presupuesto ya había sido ejercido) y por el recuerdo de su promesa, de que al hacer el Tren Maya no se tiraría ni un solo árbol.
“Hacer un viaducto elevado toma más tiempo, el proceso constructivo, la definición del sistema de cimentación, el procedimiento de sondeos de mecánica del suelo para determinar cada uno de estos temas, ponía en riesgo la vialidad en cuestión de tiempo”, dijo Meyer en la conferencia del 19 de enero pasado.
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Horas antes, el presidente López Obrador también había dicho que este cambio de ruta había sido para cumplir los plazos de entrega, “porque llueva, truene o relampaguee vamos a estar inaugurando el Tren Maya a finales del año próximo”.
Originalmente, dijo, “habíamos pensado irnos para arriba, como segundo piso, pero se nos elevaba el costo, también se afectaba y también nos consumía más tiempo; entonces, se optó por buscar otro trazo para irnos abajo, a ras de tierra, que no se afecte la carretera”.
Al Tramo 5, que ya llevaba casi un año de planeación y construcción y recién se le modifica el trazo, se han destinado varios contratos, según información disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia.
Sin duda el contrato más notable es el que firmaron Fonatur, Grupo México y Acciona, en el que se acuerda pagar un total de 17 mil 851 millones de pesos para la construcción de toda la sección sur (Playa del Carmen a Tulum) del Tramo 5.
Según lo estipulado en este documento, el gobierno mexicano debió haber entregado 3 mil 169 millones de pesos al consorcio a inicios de 2021 para comenzar la construcción de esta vía.
En cuanto al tramo asignado a la Sedena y que finalmente ya no será terminado en la ruta prevista, se encontró un contrato por 522 millones de pesos, para el proyecto ejecutivo.
Este fue firmado el 2 de agosto por el Ejército y Fonatur, y en él se establece la elaboración del proyecto del Tramo 5 Norte, con labores que iniciarían en agosto de 2021 y terminarían en abril de 2022.
A un grupo de empresas, además, se les asignaron 216 millones de pesos por la supervisión técnica y verificación de control de calidad de los trabajos de construcción de la vía férrea electrificada del Tren Maya. De este monto, señala el contrato, se les entregaron 53 millones de pesos durante el ejercicio fiscal 2021.
Animal Político preguntó a Fonatur sobre el avance del tramo hasta antes de la suspensión, si cambiaría la sección administrada por la iniciativa privada y el impacto económico del cambio, pero hasta el momento no ha obtenido respuesta.
No obstante, ante una pregunta en conferencia de prensa sobre cuánto se gastó en las obras que se cancelaron, May señaló que “tiene un presupuesto asignado, tiene recursos, vamos a dar a conocer, ya que tengamos definido ya todos los estudios vamos a dar el monto”.
Indicó también que en los “próximos días” se dará a conocer el proyecto y la nueva ruta de este tramo del Tren Maya.
Para la construcción del Tramo 5 del Tren Maya (tanto en la sección norte como en la sur), el gobierno gestionó la “reubicación” de aproximadamente 22 mil árboles que se encontraban en el camellón de la autopista 307, donde está el trazo original, lo cual tuvo un costo de al menos 56 millones de pesos.
Esta acción fue cuestionada por grupos ambientalistas como Moce Yax Cuxtal desde julio de 2021, quienes pidieron que Fonatur “informe certera y oportunamente a la comunidad sobre los avances del megaproyecto en cuestión, y las medidas preventivas, de mitigación, etc. que deben estar llevando a cabo”.
Rafael Reynoso, delegado de la Asociación Mexicana de Arboricultura en el Sureste (AMA) que colaboró con el proyecto, dijo en entrevista con Animal Político que se trató de una reubicación de árboles, de especies como macuili, ceiba, siricote, cedro y palmas, los cuales actualmente están en distintos puntos de Quintana Roo.
Calcula que, de los 22 mil árboles, se talaron unos mil, previo a un dictamen técnico.
“Sí se talaron algunos”, dice el especialista, “pero eran árboles de riesgo, otros que no iban a sobrevivir el traslado y especies que no eran nativas de la zona, como almendros y flamboyanes”.
Si bien Reynoso indicó que sí hubo tala, en un comunicado el 21 de enero Fonatur dijo que esto no había ocurrido.
“En el camellón de la carretera federal 307 Cancún-Tulum no hubo tala, sino rescate y trasplante de árboles, los cuales fueron reubicados a espacios públicos como avenidas y parques de Playa del Carmen, Puerto Morelos y Cancún”. señaló el organismo.
Los árboles removidos, detalló Reynoso, luego fueron reubicados en avenidas de Playa del Carmen, en las instalaciones de la Guardia Nacional y, los más pequeños, se encuentran en viveros provisionales y tienen un 92% de sobrevivencia.
Desde la perspectiva de Reynoso, no fue inútil este cambio: “se movieron a lugares dentro de la mancha urbana y podrían generar servicios ambientales dentro de la ciudad; yo lo considero positivo porque en medio del camellón central, si bien daban sombra, nadie la disfrutaba”.
Según los contratos disponibles de la PNT, el gobierno asignó 51 millones a Fonatur Infraestructura para la reubicación de los árboles, 3 millones a una especialista para la supervisión de los trabajos de reubicación, riego, construcción y manejo de vivero de los árboles, así como 870 mil a una organización para un plan de manejo de los árboles.
En un video en la cuenta de Twitter del Tren Maya, publicado en septiembre de 2021, se mencionó que como parte de los trabajos de la ruta 5 habían sido removidos y reubicados 20 mil 515 árboles y palmeras en el tramo Tulum-Cancún.
Con las reubicaciones y con las técnicas de expertos, se refiere, “tenemos un porcentaje de sobrevivencia de 80%. Para garantizar este porcentaje, seleccionamos árboles y fuertes sanos, sin síntomas de marchitamiento. Una vez seleccionados, elegimos la técnica de trasplante más adecuada”.
El doctor Daniel Rivas Torres, profesor e investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo y especialista en Arboricultura, explicó a Animal Político que sí es posible hacer el trasplante de un árbol siempre y cuando se lleven a cabo una serie de medidas técnicas que den garantía del éxito de la operación.
Pero a decir del experto, para considerar que el trasplante fue exitoso es necesario monitorearlo durante por lo menos un año, después del movimiento, y eso se puede comprobar mediante registros fotográficos de todas las partes del árbol.
Rivas Torres señala que la forma más recomendada por los arboricultores para realizar este tipo de trasplantes es que “el árbol debe ser extraído conservando la mayor cantidad de raíces con todo y suelo, porque ésta es la garantía de que el árbol se pueda establecer en el nuevo lugar”.
El especialista acota que esto depende mucho del tipo de árbol, edad y lugar donde se vaya a realizar el movimiento, pero “en general el árbol debe llevar un cepellón, como le llamamos a las raíces con todo y suelo, por lo menos de 10 veces el tamaño del tronco”.
Dice además que el traslado también debe garantizar que las raíces no se dañen para que lleguen lo más enteras posibles al lugar dónde se traslada. En las imágenes difundidas por el gobierno se ve que son trasladados con muy poca raíz y prácticamente sin tierra, sin embargo, es solo una muestra de lo ocurrido con algunos de los árboles.
El gobierno mexicano dio el ‘banderazo’ a las obras del Tramo 5 del Tren Maya el 5 de marzo de 2021, apuntando que la sección norte (Cancún aeropuerto a Playa del Carmen) estaría a cargo de la Sedena y que la parte sur (Playa del Carmen a Tulum) correspondería a las empresas Grupo México y Acciona.
Durante este evento, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que se haría el tramo elevado “para no causar daños y además ayudar aún más a la economía de Quintana Roo, a esos transportistas, que yo por eso creo que están pase y pase”.
Además, mencionó que sería un “mirador”. “Va a ser el tren más bello, el tren que va a permitir admirar mejor las bellezas en el mundo, porque va a ir arriba, de Cancún hasta Playa”, comentó sobre la obra… que meses después sería descartada.
“Se trabaja a prueba y error, y es la ciudadanía los que están pagando las consecuencias, así como también el turismo; las acciones que hoy se toman por parte del gobierno Federal, son advertencias que se habían hecho por parte de nuestros empresarios en su momento”, acusó la diputada Kira Iris, representante del distrito X en Quintana Roo, que abarca Playa del Carmen.
Cuando aún era presidente electo, en 2018, López Obrador también prometió que “no se va a expropiar ningún terreno, ninguna pequeña propiedad, ningún ejido” para la construcción del Tren Maya. Sin embargo, el 17 de enero se informó sobre la “expropiación” de 198 predios privados.
“El mecanismo más rápido para resolver, o sea, son expropiaciones concertadas con los dueños de los terrenos, que se han portado de primera, gente que tiene sus hoteles y en las partes de atrás, en los espaldares de la playa, tiene sus hoteles en 100 hectáreas y tienen 300, entonces el tren va a atrás y atraviesa el tren un kilómetro de su propiedad. Hay quienes no están cobrando, quienes están ayudando, porque es una obra muy importante para todos”, dijo en la conferencia del 19 de enero de 2022.
Este no es el primer cambio que se realiza en la ruta del Tren. Con el más reciente se han anunciado al menos cinco, aunque el caso de la ruta 5 destaca porque en él ya se tenían varios meses de trabajo en la obra.
En junio de 2019, Fonatur anunció un “ajuste en el recorrido” para lograr ahorros, con lo que el Tren no iría directo de Valladolid, Yucatán, hacia Cancún, sino primero de Valladolid hacia Tulum.
Luego el 10 de marzo de 2020, el gobierno decidió volver al trazado original, con el recorrido de Valladolid a Cancún, debido al hallazgo de cenotes y vestigios arqueológicos.
En agosto de 2021, informaron que, por un lado, las vías ya no ingresarán al centro de la ciudad de San Francisco en Campeche y que “la estación será construída en la periferia, a las afueras de la mancha urbana”.
Además, en el mismo mes, indicaron que para “eficientar” el tiempo de construcción sería descartada la estación en la La Plancha, Yucatán, para moverla hacia la zona de Teya.
Con información de Samedi Aguirre
El entonces obispo Robert Prevost fue uno de los jerarcas católicos que tuvo que gestionar la crisis provocada por el escándalo del Sodalicio en la iglesia peruana.
El papa León XIV es recordado en Perú por su tiempo allí como obispo de Chiclayo y por su desempeño en otros cargos eclesiásticos.
Tras conocerse que el elegido para ocupar el trono de San Pedro sería el cardenal Robert Prevost, abundaron los testimonios de personas que lo trataron y destacaban su humildad, cercanía y compromiso.
Pero Prevost tuvo que lidiar con un asunto especialmente incómodo para la comunidad católica peruana: las denuncias de abusos y agresiones en el Sodalicio de Vida Cristiana, un influyente grupo religioso en el centro de un escándalo que la Iglesia trataba de zanjar y que dio lugar a un pulso interno en la jerarquía católica local.
El Sodalicio fue finalmente disuelto por el papa Francisco solo unos días antes de morir.
Según cuentan varias personas que vivieron el asunto desde dentro, el cardenal Prevost jugó un papel fundamental en la eliminación de un movimiento al que muchas de sus presuntas víctimas consideraban tan corrupto como invencible.
El grupo religioso Sodalicio de Vida Cristiana se fundó en 1971 por el laico peruano Luis Fernando Figari y llegó a tener más de 20 mil seguidores en 25 países.
Figari y otros fundadores buscaban crear un movimiento que contrarrestara el auge que en aquella época vivía en América Latina la llamada Teología de la Liberación.
En 1997 el papa Juan Pablo II le dio reconocimiento oficial y quedó integrado en la estructura de la Iglesia.
Según testimonios de quienes formaron parte del Sodalicio, la vida comunitaria estaba regida por una estricta disciplina y se exigía una obediencia total a los líderes.
En 2015, el libro “Mitad monjes, mitad soldados”, de los periodistas Pedro Salinas y Pao Ugaz, recogió los testimonios de una treintena de antiguos miembros del grupo que decían haber sido víctimas de abusos físicos, sexuales y psicológicos perpetrados por Figari y otros responsables de la organización.
La publicación del libro provocó una gran escándalo en Perú y removió los cimientos del mundo católico allí.
Óscar Osterling, antiguo sodálite que denunció haber sido víctima de Figari y los otros líderes, le dijo a BBC Mundo: “Durante años nadie nos hizo caso y queríamos que alguien adentro de la Iglesia tomara la bandera de la lucha de las víctimas”.
La Fiscalía peruana comenzó a investigar en 2015, pero nunca se produjo ninguna condena y las víctimas protestaban porque tanto la iglesia peruana como el Vaticano ignoraban sus denuncias.
El periodista Pedro Salinas, que ha seguido el tema todos estos años, asegura que “el Sodalicio parecía intocable, pero todo cambió después de un viaje del papa Francisco a Chille en 2018”.
El pontífice se encontró con una respuesta muy fría o incluso hostil.
Gran parte de la sociedad chilena estaba indignada por el escándalo de abusos sexuales a menores por el que había sido condenado el conocido sacerdote Fernando Karadima y que salpicó al obispo emérito de Osorno, Juan Barros, al que se acusaba de encubrir a Karadima.
En medio de la polémica por el destacado papel de Barros en la visita papal, varias iglesias fueron atacadas y en algunas los descontentos escribieron la palabra “pedofilia” y consignas críticas con la jerarquía católica.
Salinas estuvo en ese viaje a Chile y afirma que la actitud de Francisco “cambió radicalmente después de aquel desastre”.
El Papa expulsó del sacerdocio a Karadima y se abrió una crisis en la iglesia chilena que llevó al cese de siete obispos.
El efecto de lo ocurrido en Chile llegó hasta Perú.
“En 2019 Pedro Salinas me avisó de que la Conferencia Episcopal nos iba a atender en una reunión y me pidió que convocara a los antiguos sodálites que pudiera”, recuerda Osterling.
Según cuenta, una veintena de ellos, también de fuera de Perú, participaron en una reunión en la que, recuerda, estuvieron cinco obispos, entre ellos Robert Prevost.
“Era la primera vez que nos escuchaban en años”, asegura Osterling.
Según Salinas y Osterling, de aquella reunión surgió la propuesta de redactar una carta que sería enviada al Papa, pero que nunca se concretó porque el arzobispo Miguel Cabrejos, entonces presidente de la Conferencia Episcopal peruana, se echó atrás después.
BBC Mundo intentó sin éxito contactar con monseñor Cabrejos.
A partir de ahí, las cosas empezaron a moverse.
“Prevost se puso en la piel de las víctimas y comenzó a actuar de manera muy discreta y efectiva”, señala Salinas.
“En una ocasión recibí un mensaje de un sodálite que me decía que se iba a quitar la vida. Se lo hice llegar a Prevost y a Carlos Castillo (hoy arzobispo de Lima) y esa persona finalmente no se suicidó”, asegura Salinas.
En 2023 el papa Francisco llamó a Roma a Prevost, que asumió el cargo de prefecto del Dicasterio para los Obispos.
El nuevo prefecto forzaría la renuncia del obispo emérito de Piura, José Antonio Eguren, uno de los miembros de la élite que fundó el Sodalicio y que fue implicado en investigaciones periodísticas en un presunto caso de tráfico de tierras.
“La caída de Eguren fue un signo de que la cosa estaba girando y se estaba haciendo algo de justicia”, afirma Osterling.
Ese mismo año, el Papa enviaba a Perú al arzobispo de Malta Charles Scicluna y el sacerdote español Jordi Bertomeu con la misión de investigar los abusos en el Sodalicio.
El año siguiente, el Vaticano expulsó del Sodalicio a su fundador, una decisión que fue valorada entonces por la periodista especializada Pao Ugaz como “el anuncio del principio del fin de una organización que hasta ahora había gozado de impunidad”.
El fin se concretó solo días antes de la muerte del papa Francisco y su sucesión por Léon XIV. El 14 de abril de 2025 se firmaba en el Vaticano el decreto de supresión del Sodalicio por “la falta de carisma de origen divino en el fundador (Luis Fernando Figari) así como en los abusos y el comportamiento impropio y abusivo de Figari y de muchos de sus colaboradores”.
“Prevost fue fundamental en los últimos pasos, porque entre 2015 y 2023 no se hizo nada y es a partir de que él llega al Dicasterio para los Obispos que las cosas empiezan a moverse”, asegura Osterling.
El padre Bertomeu lo corroboró en unas recientes declaraciones a El Periódico de Tarragona: “El papel del nuevo papa León XIV en la supresión del Sodalicio es imprescindible: fue él mismo, como Prefecto del Dicasterio para los Obispos, quien estudió y valoró nuestras investigaciones y, en nombre de Francisco, exigió la renuncia del arzobispo José Antonio Eguren”.
Salinas sostiene que las acusaciones de que Prevost no elevó las denuncias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes que recibió en su etapa como obispo de Chiclayo, que volvieron a aparecer en los medios en los días previos al cónclave que lo eligió Papa, responden a “una campaña de sectores conservadores vinculados al Sodalicio que buscaban desprestigiarlo ante la perspectiva de que fuera él quien sucediera a Francisco”.
Osterling cree que “las denuncias volvieron a surgir como venganza del Sodalicio, pero la Diócesis de Chiclayo aseguró que se enviaron al Vaticano y se tramitaron según el manual; otra cosa es que ese manual sea insuficiente y ese sea uno de los lastres que debe sacudirse la Iglesia en los próximos años”.
Ese será uno de los retos del nuevo Papa.
José Enrique Escardó, primer exsodálite que denunció públicamente abusos, mostró en sus redes su confianza en él y compartió el mensaje que le envió a Prevost tras conocer su elección como papa.
“Si bien no soy católico, creí en Francisco y en lo que hizo y creo en usted. Ojalá que pueda escuchar este mensaje. Creo que usted puede hacer muchísimo, muchísimo más. Estoy sumamente emocionado y espero poderlo visitar”.
Escardó también compartió la que dijo era la respuesta de León XIV: “Cuenta conmigo. ¡Fuerza y vamos adelante!”
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