El problema de falta de acceso a servicios de salud, que se agravó en todo México entre 2018 y 2022 —en medio de la pandemia de COVID-19 y de las reformas del gobierno federal en esta materia—, tuvo un escenario aún peor en cinco de las 32 entidades del país: Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Michoacán y Oaxaca.
La más reciente medición de la pobreza del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), dada a conocer ayer, indica que el porcentaje de habitantes de esos estados que no tienen cómo o dónde atenderse equivale a más de la mitad de su población.
En Chiapas, por ejemplo, la falta de acceso a servicios de salud pasó de afectar a 17.6% de la gente en 2018 a 66.1% en 2022. En términos absolutos, esto se traduce en un incremento de 939 mil a 3.7 millones de personas.
La situación fue similar en Oaxaca, donde el aumento porcentual en esos cuatro años fue de 16.3% a 65.7%, o bien, de 650 mil a 2.8 millones de habitantes.
Para Guerrero, el porcentaje de personas sin acceso a servicios de salud pasó en ese periodo de 13.8% a 52.7%. Esto equivale a un alza de 428 mil a 1.9 millones de personas.
A nivel nacional, Chiapas, Guerrero y Oaxaca ocupan precisamente los tres primeros lugares entre las entidades con más habitantes en condición de pobreza, de acuerdo con la medición que el Coneval publicó este jueves.
En Chiapas, el porcentaje de población pobre es de 67.4%; en Guerrero, de 60.4%, y en Oaxaca, de 58.4%. La media para el país es de 36.3%.
Michoacán e Hidalgo completan la lista de estados donde más se agravó la falta de acceso a servicios de salud.
En Michoacán, el incremento porcentual fue de 21.2% a 51.2%, mientras que en Hidalgo fue de 14.4% a 50.4%.
El informe que el Coneval publicó este jueves indica que la pobreza bajó a nivel nacional, al pasar de 41.9% de la población a 36.3%. Esto equivale a una reducción de 5.1 millones de personas: de 51.9 millones en 2018 a 46.8 millones en 2022.
Sin embargo, el organismo autónomo también advirtió que creció el rezago en materia de salud, pues en ese periodo de cuatro años aumentó en 30.3 millones la cantidad de habitantes sin estos servicios.
A nivel estatal, no hubo una sola entidad que lograra librar esa tendencia.
Además de los casos de Chiapas, Guerrero, Hidalgo, Michoacán y Oaxaca, destacan otras entidades donde más de 40% de su población carece de posibilidades para atenderse. Estas son Estado de México (44.2%), Morelos (46.4%), Puebla (48.3%), Tabasco (44.8%), Tlaxcala (45.2%) y Veracruz (49.2%).
El Coneval presenta cada dos años las cifras sobre la medición de la pobreza a nivel nacional y estatal. A nivel municipal, lo hace cada cinco años.
Uno de sus principales insumos es la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), aunque también toma en cuenta otras fuentes de información para presentar un panorama multidimensional.
Con esto, el consejo busca resaltar el acceso de las personas a derechos sociales, como educación, salud, seguridad social, vivienda y alimentación, para ayudar a evaluar y diseñar políticas públicas.
José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Coneval, dijo este jueves que los resultados obligan a revisar en particular el tema de salud.
“Hay retos importantes en cuanto a algunas de las carencias. La carencia del servicio de salud es un elemento importante que se debe de analizar en cuanto al incremento del porcentaje de población que reporta esta carencia en los últimos dos años”, señaló.
Al principio del sexenio, el gobierno federal impulsó una reforma que creó al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) con la promesa de que sería la instancia que atendiera a las personas sin seguridad social, pero este año dio marcha atrás a ese plan y promovió que el Congreso aprobara otra modificación que desapareció al Insabi y dio al IMSS-Bienestar la tarea de universalizar la atención.
El presidente Andrés Manuel López Obrador afirma que una de sus metas es lograr que México tenga un sistema de salud como el de los países nórdicos. Sin embargo, argumenta que la pandemia de COVID-19 se atravesó en ese camino porque obligó a concentrar recursos, esfuerzos y tiempo para enfrentar la emergencia sanitaria —que duró desde marzo de 2020 hasta mayo pasado—, pero sostiene que antes de que termine su mandato cumplirá con este objetivo.
Desde 2001, el colectivo artístico chileno Casagrande ha lanzado lluvias de poemas sobre ciudades como Santiago, Madrid, Guernica, Londres y Dubrovnik transformando memorias dolorosas en momentos de belleza reflexión.
Sus ojos estudian atentamente el cielo con expectativa.
Esta vez, sin embargo, no observan con una sensación de miedo, ansiedad ni urgencia, sino con intriga y emoción.
Y su entusiasmo queda bien recompensado. Un helicóptero que sobrevuela en lo alto lanza una gran nube de cientos de miles de coloridas papeletas que se esparcen en el aire y caen revoloteando lentamente sobre la muchedumbre.
Hay gritos de asombro, muchos saltan para agarrar las esquivas papeletas, otros alzan a sus niños para alcanzarlas o esperan a que caigan al suelo para recoger todas las que puedan y ver qué contienen.
Son poemas. 100, para ser exactos -50 escritos por poetas contemporáneos chilenos y 50 por poetas de la localidad donde sucede el evento- impresos en 100.000 tarjetas del tamaño de un marcador de libro.
Esta lluvia de versos, en lugar de explosivos, transforma los dolorosos recuerdos del pasado en un momento de belleza y reflexión y convierte el espacio público en un ambiente de arte y literatura.
Ese es el propósito del colectivo artístico chileno Casagrande, que ya lleva más de dos décadas realizando estos eventos en diferentes ciudades del mundo, cuyas poblaciones civiles han sido víctimas de bombardeos aéreos.
El más reciente sucedió este miércoles 14 de mayo, en Rotterdam, para coincidir con el 85 aniversario del bombardeo nazi que devastó esa ciudad de Países Bajos.
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Casagrande está conformado por tres artistas chilenos: Julio Carrasco, Joaquín Prieto y Cristóbal Bianchi, todos nacidos en 1973, el año en que Chile sufrió el cruento golpe militar contra el gobierno democrático de Salvador Allende.
Surgieron como un colectivo cultural en torno a una revista que hacía arte interpretativo en espacios públicos, un género conocido como performance.
En 2001, decidieron aprovechar la apertura al público del Palacio de la Moneda, en la capital de Santiago -la sede presidencial que fue bombardeada por las fuerzas militares el 11 de septiembre de 1973- para “hacer un nuevo bombardeo, pero esta vez con poemas de poetas chilenos de nuestra generación”, expresó Joaquín Prieto a BBC News Mundo.
“Fue toda una experiencia liberadora”, relató. “Fue un momento en que volvíamos a reconocer un espacio simbólico, como el Palacio de la Moneda bombardeado, en una nueva instancia, en una nueva imagen, viendo caer estos poemas”.
La reacción fue tan grande que decidieron reproducir el proyecto en otras ciudades con la idea de lanzar poemas sobre los lugares que han sido bombardeados en el pasado sin ser objetivo militar.
Eso los llevó a Dubrovnik, Guernica, Varsovia, Berlín, Londres, Milán y Madrid. El más reciente evento lo realizaron este miércoles en Róterdam, la segunda ciudad de Países Bajos.
El 14 de mayo de 1940, a la 1:27 de la tarde (hora local), la Alemania nazi inició un bombardeo sobre Rotterdam que devastó la ciudad. La mayoría de los edificios históricos quedaron aplastados, salvo la catedral de San Lorenzo.
Contrario a la reconstrucción de otros cascos antiguos europeos tras los conflictos bélicos, Rotterdam se erigió de cero, con diseños de vanguardia y posteriormente la creación de la gran esplanada Binnenrotte, seleccionada por los artistas para su bombardeo poético.
“Es un lugar bien emblemático porque se volvió a reconstruir la ciudad con una arquitectura moderna, con las casas cubo y el edificio lápiz, pero al mismo tiempo está la catedral, como un recuerdo de lo que quedó en pie”, señaló el artista Prieto.
El lanzamiento de los poemas se realizó el mismo día del indiscriminado bombardeo alemán hace exactamente 85 años, sin embargo, es la única vez que los artistas de Casagrande hacen coincidir las fechas de sus eventos.
“Queremos que los bombardeos de poemas se inscriban también en la historia con otra fecha en la que las ciudades recibieron, no bombas, sino poemas”.
El colectivo chileno trabajó en esta ocasión en coordinación con el festival de poesía de Róterdam Poetry International que inicia la celebración de su 25.ª edición.
“Ellos han sido clave. Nos invitaron y comisionaron para hacer esto”, explicó Prieto.
El proyecto está armado con varios elementos. Como en ocasiones anteriores, Casagrande seleccionó poemas de 50 poetas chilenos de diferentes ciudades “avalados por sus publicaciones”.
Esta vez, la contribución local vino de otros 50 poetas neerlandeses escogidos por Poetry International, que también se encargó de hacer las traducciones correspondientes del y al español.
La temática de la poesía es variada y la única limitación es la longitud, pues los versos tienen que caber en un lado de un marcapáginas de 7 cm x 22 cm, y por el otro viene la traducción.
“Este año le hicimos un guiño a Gabriela Mistral [la premio Nobel de Literatura chilena] que recibió el galardón hace 80 años en 1945”, contó Prieto.
Los marcapáginas también vienen con un diseño especial que también se repite en la publicidad que se hace a través de las redes sociales y los medios locales y nacionales, además de en pancartas en sitios públicos.
El objetivo es que por lo menos asistan mil personas para que no quede un solo marcapáginas en el suelo. “Es algo bien importante”, dice Joaquín Prieto, “no sólo en términos de obtener los permisos sino también para darle sentido al proyecto”.
Pero en ninguno de los eventos han tenido problema con eso, ya que han contado con una asistencia de público entusiasta.
“Las reacciones son maravillosas, en primer lugar porque llega como una sorpresa”, dice Joaquín Prieto del evento que suele empezar cerca del crepúsculo y dura aproximadamente una hora.
Un helicóptero, en el que van Cristóbal Bianchi y Julio Carrasco con media tonelada de poemas, sobrevuela el lugar donde se congrega la multitud mirando al cielo.
Joaquín está en tierra, comunicado con sus colegas para indicarles por dónde mejor arrojar los marcapáginas con los poemas expertos.
De pronto se ve una nube que se expande y los marcadores de libro van cayendo lentamente sobre su eje, revoloteando y brillando con luces que se apuntan a la nube.
“Lo que me motiva es que al estar abajo veo esa sensación, esos gritos, esos aplausos cuando cae la nube”, describe Prieto. “La gente empieza a comportarse en verdad como niños”.
Saltan para agarrar los primeros poemas, alzan a sus hijos para que los alcancen, otros niños corren tras los poemas que flotan más lejos. Algunos sacuden los árboles para soltar los versos que han quedado atrapados. Incluso hay unos que abren los paraguas al revés para atrapar la mayor cantidad.
Cuando los empiezan a leer se dan cuenta de que hay muchos distintos y se dan a la tarea de coleccionar todos los que puedan. “Cuando por algún motivo tienen uno repetido, entonces lo intercambian con otra persona”.
Así, un lugar que en una época fue devastado por un bombardeo militar es transformado en lugar de paz, de intercambio cultural, de conexión y de reflexión.
A pesar de que el despliegue dura sólo una hora, el éxito del evento depende de una cuidadosa y larga preparación.
Joaquín Prieto señala irónicamente que es casi como preparar un operativo militar. “En un proyecto en general nos demoramos como tres años en realizarlo”, dice.
Deben entrar en contacto con las municipalidades e instituciones culturales locales. Además de comisionar y seleccionar los poemas, diseñar los marcapáginas, crear una estrategia de publicidad, está todo el análisis logístico.
Se estudian los espacios que se van a utilizar, se adquiere la autorización para usar drones de observación y luego para sobrevolar con el helicóptero, y deben adherirse a los estándares de seguridad. “En algunas ciudades han llegado a ser 12 permisos los que se requieren”, comentó Prieto.
Fuera de eso, el tema meteorológico es fundamental.
“Nuestro gran enemigo es el viento, cuando cambia”, reconoce el artista de Casagrande. “Pero ya tenemos experiencia y siempre hemos hecho que la mayoría de los poemas caigan donde está la gente”.
El grupo ahora trabaja con climatólogos que les entrega los pronósticos del tiempo, las temperaturas y el viento.
En la mira de Casagrande están las ciudades que representan las situaciones más dramáticas donde se lanzaron bombas sin ser un objetivo militar. Específicamente Dresde, Hiroshima y Nagasaki.
“Esos son lugares que nos interesaría hacerlos en el futuro”, afirmó Joaquín Prieto.
Sin embargo, son casos delicados, ya sea por el debate histórico que continúa sobre los autores, motivos y efectos de esos bombardeos, o por la manera en que esas ciudades prefieren conmemorar esos hechos.
“Hay una manera como conmemoran esto en Japón, que es con una ceremonia en silencio”, explica. “Es posible que tengan que digerir el proyecto más, cuál es el sentido, etc”.
Pero un miembro de Casagrande ya estuvo en Japón y siguen las conversaciones.
“Es un proyecto-arte. Lo importante aquí es la realización y las lecturas se lo dan las propias personas y los que les interesa darle la vuelta a lo que ha sucedido”, concluyó.
Las imágenes del Colectivo Casagrande y Poetry International tienen derechos reservados
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