Las vacunas no contienen metales como el mercurio y aluminio, pero en TikTok circula un video que desinforma al respecto. Dicha publicación asegura sin pruebas que estos metales presuntamente fungen como adyuvante, y al aplicar las vacunas pueden provocar enfermedades como la trombosis, miocarditis, pericarditis o ictus.
El Sabueso recibió este video que desinforma a través del VerifiChat, pero es falso, ya que no hay evidencia que lo demuestre, por el contrario, estudios científicos han demostrado que las vacunas son seguras.
En el video se observa una placa de aluminio a la que se le aplican unas gotas de mercurio líquido, lo que provoca una reacción química. Sin embargo, esto no tiene relación con la respuesta que realiza el organismo humano a las vacunas.
El video es compartido por varias cuentas antivacunas que promueven desinformación acerca del contenido de las vacunas o posibles efectos secundarios sin sustento científico, como parte de su discurso. Este tipo de información puede provocar que las personas eviten vacunarse o vacunar a adolescentes e infancias, lo que expondría su organismo a virus y enfermedades.
A través de una búsqueda inversa localizamos el video original publicado el 14 de agosto de 2014, en el canal de YouTube Home Science. En este se muestra un experimento de ciencia sobre una reacción química entre el aluminio y el mercurio. Cuando se agrega mercurio líquido al aluminio, se forma una amalgama.
El aluminio normalmente está protegido por una gruesa capa de óxido, pero la formación de la amalgama la altera. A medida que el óxido crece, se forman las fibras blancas, según la explicación científica del sitio.
El video insinúa que esto ocurre en nuestro cuerpo, luego de vacunarnos con estas sustancias. Pero como ya mencionamos las vacunas no contienen dichos elementos.
Por ejemplo, en esta liga puede revisar los ingredientes que contienen las vacunas contra el COVID-19 de diferentes farmacéuticas en el que se específica que no contienen conservantes como el timerosal ni ningún otro conservante, ni metales como el mercurio. Ninguna de las vacunas COVID-19 afecta a nuestro ADN ni interactúa con él, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
La Organización Mundial de la Salud señala que un adyuvante en una vacuna es un vehículo para que el antígeno llegue hasta el sistema inmunológico y de esa manera el ser humano se proteja finalmente contra la enfermedad. Las vacunas están compuestas por tres elementos básicos: el antígeno, los adyuvantes y los preservantes.
Según los CDC, la mayoría de las vacunas no contienen mercurio. Sin embargo, vacunas contra la influenza de dosis múltiples contienen una pequeña cantidad de timerosal. De acuerdo con el Doctor en Investigación Clínica y ex Director de los Hospitales Civiles de Guadalajara, Héctor Raúl Pérez Gómez, el timerosal, un derivado del mercurio, no es un adyuvante sino un compuesto que evita que la vacuna se contamine con alguna bacteria o con algún hongo. En el campo de la química, un derivado es un compuesto producido sobre la base de otro.
“El mercurio no se ha utilizado como adyuvante en las vacunas. Ni la OMS ni ninguna agencia internacional, permitiría la utilización de un biológico, que pudiera representar un riesgo. La población no debería hacer caso de estos vídeos que no tienen ningún sustento científico”, asegura el Dr. Pérez Gómez. Entre los adyuvantes está el hidróxido de aluminio, pero no se utiliza en dosis que representen un riesgo para la salud. No causa intoxicación y es segura para su uso en vacunas.
El video también asegura que las vacunas contienen ADN fetal y animal, lo cual ya ha sido desmentido por sitios de verificación como El Sabueso y Maldita.es. La idea proviene de las investigaciones realizadas en los años 60, que utilizaron líneas celulares descendientes de tejidos extraídos de dos fetos, que fueron resultado de abortos por causas terapéuticas.
El Sabueso, Reuters, AP y Chequeado han verificado que las vacunas no contienen hidróxido u óxido de grafeno, que son sumamente tóxicos. Este rumor comenzó a circular en redes sociales con las vacunas contra el COVID-19 en el año 2021.
Según registros públicos de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y de la Secretaría de Salud de México, las vacunas de COVID-19 que se aprobaron en Estados Unidos y México no contienen óxido de grafeno.
En conclusión, el video que asegura que las vacunas tienen mercurio y aluminio que funciona como un adyuvante desinforma.
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La victoria en la ceremonia de los Oscar de 1970 de “Cowboy de Medianoche”, una inesperada producción sobre dos compañeros sobreviviendo el bajo mundo de Nueva York, le abriría las puertas a un nuevo movimiento en el Hollywood de los años 70.
Cuando Midnight Cowboy (“Cowboy de medianoche”) se estrenó hace 56 años, revolucionó por completo la idea de un éxito masivo en Hollywood. Era una desgarradora historia de soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York, impulsada por las interpretaciones de sus actores principales, las cuales terminarían definiendo sus carreras.
“Tuve problemas con ella tal como lo veo ahora”, le confesó el actor Dustin Hoffman a la BBC en 1970, al reflexionar sobre su interpretación del enfermizo estafador neoyorquino Enrico “Ratso” Rizzo en el filme. “Puedo ver mis inconsistencias en el personaje”.
La película, estrenada en cines el 25 de mayo de 1969, obtendría nominaciones al Oscar tanto para Hoffman como para su coprotagonista, Jon Voight, quien interpretó a un ingenuo joven tejano que aspiraba a ser el gigoló de una mujer rica.
Basada en la novela de James Leo Herlihy de 1965, la sombría historia sobre soledad, sexualidad y supervivencia en Nueva York de “Cowboy de medianoche” era muy distinta a la de “El graduado”, en la que la actuación de Hoffman había sido una revelación
Al director, John Schlesinger, no le pareció que Hoffman fuera la opción más obvia para interpretar a un estafador callejero después de haber interpretado a un joven de clase media, de aspecto impecable, recién salido de la universidad.
“Jerry Hellman [el productor de la película] lo había visto en una obra en el off Broadway, y dijo: ‘Es un actor de personajes maravilloso; no se dejen llevar solo por ‘El graduado’, mejor vayan a conocerlo'”, declaró Schlesinger al programa On Screen de la BBC en 1994.
“Así que fui a Nueva York, y Dustin me recibió con un impermeable viejo y sucio. Paseamos por la zona de la Calle 42 y la de Hell’s Kitchen, que es una zona predominantemente italiana, y se integró tan perfectamente con el entorno que, al final de la noche, no había ninguna duda de que había conseguido el papel”.
Pero para interpretar al enfermizo Rizzo, quien padece una discapacidad en una pierna, además de tuberculosis, Hoffman sintió que necesitaba revisar constantemente las tomas de la película durante el rodaje para asegurarse de que su actuación fuera consistente entre las tomas.
“Tenía que intentar mantener una postura, un andar, un dialecto. Tenía la preocupación de que todo eso fluctuara”, declaró en el programa Film Night de la BBC en 1970.
El actor declaró posteriormente a Vanity Fair en el año 2000 que terminó metiéndose una piedra en el zapato para asegurarse de cojear ante la cámara sin tener que pensar en ello.
“Creo que la persona promedio verá un trabajo así y lo encontrará muy difícil”, dijo Hoffman.
“Pero mi impresión es que el papel de Jon Voight en ‘Cowboy de medianoche’ fue mucho más difícil porque, de alguna manera, era un poco más confuso, no parecía que, tal como estaba escrito, tuviera el filo que requería y hay que reconocerle el mérito de lo que le dio”.
Voight también estaba lejos de ser el candidato ideal para el papel de un desubicado aspirante a estafador que termina arruinado y desesperado en Nueva York, y que, a la vez, forja un vínculo improbable con Rizzo.
Inicialmente, Schlesinger había descartado al actor por no considerar que tuviera el físico adecuado para el papel.
“Rechazamos a Voight, y una maravillosa directora de casting en Nueva York por aquel entonces, Marion Dougherty, nos dijo: ‘Te estás perdiendo algo, ¿por qué no quieres ver a Jon Voight?'”.
“Dijimos: ‘Esa cara no es lo que estábamos pensando’, y ella dijo: ‘Conózcanlo, que lea una escena’, así que aceptamos y él entró y nos pareció bastante extraordinario, así que lo agregamos a la lista de personas que íbamos a evaluar”.
A pesar de la insistencia, el director igual eligió al actor canadiense Michael Sarrazin para el papel.
Por suerte para Voight, Sarrazin tenía contrato con Universal Pictures, y cuando triplicaron el precio que iban a pedir por él, Schlesinger volvió a revisar las pruebas de pantalla.
Voight, quien estaba dispuesto a cobrar el salario mínimo del Sindicato de Actores de Cine (SAG), terminó siendo elegido. “Tenía una personalidad agresiva, además de una dulzura e inocencia totales que creo que el papel necesitaba”, dijo Schlesinger.
“Cowboy de medianoche” no parecía una candidata obvia para convertirse en éxito de taquilla. El productor habitual de Schlesinger, Joe Janni, había rechazado el proyecto, advirtiendo al director que la película podría arruinar su carrera.
Pero Schlesinger, quien era gay, le dijo a la BBC en 1994 que la historia de marginados que luchan por sobrevivir al margen de la sociedad era algo con lo que se identificaba.
“No me interesan demasiado los finales pseudofelices de gente caminando de la mano hacia el atardecer, porque no creo que sean ciertos. Por eso, la mayoría de las películas que he hecho tienen interrogantes al final”, explicó.
“Cowboy de medianoche” -que yuxtapone flashbacks, realidad y fantasía para insinuar las motivaciones de sus protagonistas- se editó con la versión de Harry Nilsson de Everybody’s Talkin‘.
La canción se convertiría en sinónimo de la película, pareciendo encapsular el anhelo, la falta de rumbo y el deseo de sus personajes heridos por un futuro mejor.
“Siempre incluyo la música en una etapa muy temprana de edición”, señaló Schlesinger.
“Pensé que no solo era musical y rítmicamente correcta, sino también líricamente apropiada, con una letra maravillosamente apropiada, así que la incluimos en una etapa temprana y fuimos al director musical de United Artists y le dijimos: ‘Esto es lo que queremos'”.
Pero un ejecutivo de United Artists no quería usar una canción ya publicada y, creyendo que su estilo podría replicarse fácilmente, les pidió a los cineastas que trabajaran con un compositor para crear algo nuevo.
“Recurrimos a varias personas, desde Bob Dylan hasta Joni Mitchell, quien escribió una canción con demasiada letra”, dijo Schlesinger.
Dylan finalmente escribiría Lay Lady Lay para la película, pero la presentó demasiado tarde para que se usara.
“Cuando mostramos la película por primera vez a los distribuidores”, continuó Schlesinger, “teníamos Everybody’s Talkin’ en ella, y el mismo hombre se levantó de la proyección y dijo: ‘¡Dios mío! ¿De dónde sacaron esa canción? Es fantástica’. Y le dijimos: ‘Bueno, se la mostramos hace varios meses y dijeron que cualquiera podía reproducirla’. Así que dijo: ‘Bueno, tenemos que tenerla'”.
Debido a que “Cowboy de medianoche” contenía representaciones explícitas de violación en grupo, prostitución y consumo de drogas, su estreno estuvo destinado a limitarse al público adulto.
Y cuando la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA) la revisó, se le otorgó la clasificación “Restringida”, lo que significa que en 1969 ningún menor de 16 años podía verla sin un adulto acompañante.
Pero el director del estudio, Arthur Krim, estaba nervioso: había consultado a un psiquiatra quien había denunciado el “marco de referencia homosexual” de la película y su “posible influencia sobre los jóvenes”.
Fue Krim quien decretó que la clasificación “Restringida” no iba a ser suficiente: “Cowboy de medianoche” debía ser “X”, para que ningún menor de 16 años pudiera verla, ni siquiera acompañado por un adulto.
Una clasificación X, categoría típicamente asociada con la pornografía, solía ser la sentencia de muerte comercial para una película convencional.
Muchos cines se negaban a proyectar películas con clasificación X, mientras que muchos periódicos y canales de televisión se negaban a anunciarlas. Pero Universal Studios convirtió la clasificación en un argumento de venta, pagando anuncios que proclamaban: “¡Todo lo que oyes sobre ‘Cowboy de medianoche’ es verdad!”.
Tras su estreno, la película se convirtió en un éxito inesperado. Recaudó diez veces su modesto presupuesto de US$4 millones y se convirtió en la tercera película más taquillera de 1969.
“Tuvo una acogida extraordinaria”, declaró Schlesinger. “No me imaginaba que estábamos ante algo que iba a ser tan exitoso”.
“Cowboy de medianoche” también recibió elogios de la crítica y siete nominaciones al Oscar al año siguiente.
Terminó con tres premios de la Academia: Schlesinger se llevó el premio al mejor director y Waldo Salt al mejor guion adaptado.
La cinta también se alzó con el Oscar a la mejor película, convirtiéndose en la primera y única película con clasificación X en conseguirlo. (La MPAA reemplazó la clasificación X por la clasificación NC-17 en 1990).
Junto con otros largometrajes de la época como “Bonnie y Clyde”, “El graduado” e Easy Rider, “Cowboy de medianoche” contribuyó al inicio del movimiento del Nuevo Hollywood, que llevaría al cine estadounidense a adoptar durante los años 70 una producción cinematográfica más compleja narrativamente, moralmente ambigua y estilísticamente innovadora.
En 1994, la Biblioteca del Congreso la seleccionó para su preservación debido a su “importancia cultural, histórica y estética”.
A pesar del éxito de taquilla y los elogios de la crítica, Schlesinger declaró a la BBC que la película “de ninguna manera” se habría podido hacer en 1994.
“Hace poco, estaba cenando; entre los invitados estaba el director de Columbia Pictures, y probé un resumen, solo los puntos dramáticos de la historia. Y le dije: ‘Si les trajera eso, ¿lo harían?’. Y él dijo: ‘De ninguna manera, te mostraría la puerta'”.
*Esta es una adaptación de una historia publicada originalmente en inglés por BBC Culture. Encuentras la versión original aquí.
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