No importa si estás de vacaciones o si es tu día libre. No te quedes sin nada que hacer en la CDMX y mejor lánzate a conocer estos museos abren los lunes.
Es cierto que muchos establecimientos aprovechan este día de la semana para cerrar y hacer mantenimiento, montar nuevas exposiciones, restaurar piezas y más. Peeero no aplica en todos.
Así podrás iniciar la semana bien paseada y sorprendida con distintas colecciones. Y lo mejor de todo, es que algunos son museos con entrada gratuita.
Ubicado en Polanco, en Plaza Carso, es uno de los edificios más impactantes de la CDMX y es un lugar que sí o sí debes visitar.
Cuenta con un acervo de más de seis mil piezas entre las que destacan las colecciones Antiguos maestros europeos y virreinales, del Romanticismo a las Vanguardias, o 20 siglos de arte en México.
Abre todos los días de 10:30 a 18:30 y la entrada es gratuita.
¿Quieres hacer algo más divertido? Pues entre los museos que abren los lunes encuentras este que es casi un paquete doble.
Por un lado está el Museo de Cera con más de 260 figuras con una apariencia realista impresionante. Y al lado está el Museo de Ripley, el único recinto en América Latina donde verás lo que Robert Ripley encontró en sus más de 200 viajes.
Ambos museos se encuentran en la calle Londres #4 y #6 en la Col. Juárez. Abren todos los días del año de 11:00 a 19:00.
Acá la entrada para visitar un museo es de $170 adultos y $140 infancias/Inapam. O puedes comprar boleto para ambos por $280 adultos y $220 niños/Inapam.
En el Centro Histórico también encuentras museos que abren los lunes, como el del Estanquillo, que cierra todos los martes.
Este recinto abrió en 2006 bajo el deseo de Carlos Monsiváis de compartir su colección de más de 20 mil piezas. Entre ellas se incluyen documentos históricos, fotografías, pinturas, dibujos, partituras, grabados, miniaturas y maquetas.
Igual es de los museos con terrazas chidas en CDMX. Así que no dejes de visitarla.
El Museo se ubica en la esquina de Isabel La Católica y Francisco I. Madero. Abre de miércoles a lunes de 10:00 a 18:00. Entrada libre para todo público.
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También en el Centro Histórico, encuentras el Museo Kaluz, colección tiene grandes obras de la plástica mexicana de distintas épocas, estilos y corrientes.
Actualmente tienen la exposición Casi oro, casi ámbar, casi luz. Bienvenida del paisaje mexicano al paisaje japonés. Se trata de un diálogo entre dos tradiciones de pintura de paisaje modernas de México y Japón.
Museo Kaluz está en Av. Hidalgo #85, casi esquina con Reforma. Abre de miércoles a lunes de 10:00 a 18:00 y tiene un costo de $60 nacional, $90 extranjeros, $30 estudiantes y adultos mayores.
Los Miércoles la entrada es gratuita y menores de 12 años tampoco pagan.
Otro de los museos que abren los lunes y que encuentras sobre la calle de Madero, en el Centro Histórico, es este dedicado al diseño en México.
En el MUMEDI convergen todas las disciplinas ligadas al diseño en diferentes plataformas: diseño gráfico, industrial, joyería, textil, interiores, arquitectura, fotografía, tipografía, ilustración y proyectos multidisciplinarios.
Además, también tienen un restaurante que combina la comida mexicana e internacional con el diseño. O puedes aprovechar para visitar su tienda con objetos de diseño, libros y publicaciones de todo el mundo.
El museo abre de lunes a viernes de 10:00 a 20:00, y sábado y domingo de 09:00 a 21:00. El restaurante y la tienda abren todos los días de 08:00 a 22:00.
Quizás no es tan conocido, pero si buscas qué hacer los lunes en CDMX es una excelente opción para visitar. Su labor es divulgar el acervo histórico y artístico bajo el rescuardo de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Sin embargo, este lugar también busca ser un espacio para creadores de arte contemporáneo mexicano para que puedan promover sus obras.
Curiosamente, este museo solo abre entre semana y cierra sábado y domingo. Visítalo de lunes a viernes de 10:00 a 17:00; la entrada es libre.
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Es una de las sedes del Fomento Cultural Citibanamex, organismo que coayuva al rescate y conservación del patrimonio histórico, arquitectónico y artístico del país.
Constantemente tienen exposiciones temporales, pero vale mucho la pena simplemente dar una visita por este palacio que es una joya arquitectónica del barroco novohispano.
Aquí fue donde Iturbide habitó tras ser coronado como Primer Emperador Constituncional de México y por eso lleva su nombre.
El lugar se ubica en Madero 17, Centro Histórico y la entrada es libre. Abre de lunes a domingo de 10:00 a 19:00 y cuenta visitas guiadas todos los días a las 12:00, 14:00 y 16:00.
Si quieres ponerte nostálgica con juguetes de tu infancia o saber con qué jugaban tus abuelos, entonces date una vuelta por el MUJAM.
Aquí el acervo que se exhibe es como de unas 20 mil piezas, pero hay muchas más que pertmanecen en la bodega y que a veces salen en exhibición temporal.
Sorpréndete con Barbies de colección, futbolistos, luchadores, ediciones especiales y más que fueron inicialmente juntadas por el coleciconista Roberto Y. Shimizu.
Aunque estas palabras estén incluidas en el diccionario de la Real Academia Española, eso no significa que pertenezcan a la norma culta.
Si necesitas saber lo que es una azotehuela, parrillar, un pósnet, rapear, un sérum, tutti frutti o yuyu, desde diciembre pasado lo puedes consultar en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia y de la Asociación de Academias de Lengua Española.
Más sorprendente puede ser descubrir que también están en el diccionario palabras como “almóndiga”, “toballa” o “murciégalo”.
Desde que existe una versión electrónica del DLE (como se conoce el diccionario), cada año se publican nuevas incorporaciones. En 2024, se llegó a la actualización 23.8 o, lo que es lo mismo, la octava actualización de la vigésima tercera edición, publicada en 2014.
Estas actualizaciones afectan tanto a nuevas palabras, como a la incorporación o revisión de acepciones, etimologías… sin que haya un número exacto estipulado. En la última edición supuso más de cuatro mil novedades (entre incorporaciones, modificaciones y supresiones); el número de entradas en el diccionario asciende a 94 mil.
El Diccionario de la Lengua Española es un diccionario de uso: para determinar si un término está asentado y podría incorporarse, existen bancos de datos que proporcionan sus datos exactos, como es el caso del CORPES XXI. Esto permite hacerse una idea de si está extendido el término.
En ese caso, al comprobar que una voz está suficientemente implantada al aparecer en el corpus con un número significativo de casos, ya sea en una zona geográfica, o en un estilo concreto, se incluye en el diccionario. Pero no siempre lo más documentado es lo más culto.
La Real Academia justifica la inclusión de los términos con el siguiente criterio de uso:
“El diccionario es una herramienta para entender el significado de las palabras y expresiones que se emplean en textos actuales y antiguos de las numerosas áreas hispanohablantes y de los distintos registros”.
¿Por qué, entonces, pueden preguntarse los lectores, no se incluyen neologismos como “juernes” (voz coloquial usada en España procedente de un cruce entre jueves y viernes, en la que se aplica al día jueves la característica del viernes de ser víspera de festivo) o “brillibrilli” (objeto con un brillo especial)?
De nuevo, lo amplio de su uso es el criterio esgrimido por la Academia:
“Trata el diccionario de recoger exclusivamente las palabras y acepciones de nueva creación que se consideran extendidas y asentadas en el uso de los hablantes. De ahí que muchos neologismos de creación muy reciente no generalizados deban esperar para poder incorporarse al diccionario”.
Lo que más suele llamar la atención de las voces registradas en el diccionario son aquellas vulgares o coloquiales, entendiendo por estas los usos ajenos a la norma culta, porque puede parecer que no son adecuadas a este tipo de obras.
El hecho de ser un diccionario de uso hace que en él tengan cabida voces que son incorrectas o se consideran “vulgarismos”. Pero incluirse en el diccionario no significa que deje de ser vulgar: es importante distinguir entre “estar incluido en el diccionario” (cualquier voz que aparezca en él) y “pertenecer a la norma culta” (uso perteneciente a un estilo cuidado).
Abreviaturas, como vulg. (vulgar) o coloq. (coloquial) nos informan del estilo al que corresponde su uso.
Muchos de los vulgarismos incluidos se mantienen porque fueron incluidos en el pasado:
“En general, solo se pueden encontrar en el diccionario algunos de los vulgarismos que se incluyeron en siglos pasados y que hoy, como mucho, siguen usándose en niveles de lengua bajos. Así, almóndiga entró en la primera edición del diccionario (en 1726), donde ya se consideraba una variante corrupta y sin fundamento de albóndiga”.
Otros, en cambio, son más recientes, como la palabra “conchudo”, que se introdujo en 1992 con esta definición: “2. adj. coloq. Am. Sinvergüenza, caradura”.
Por esta razón, la entrada para almóndiga es la siguiente:
almóndiga 1. f. desus. albóndiga. U. c. vulg. .
Se marca que es femenino (f.), pero también vulgar (vulg.) y en desuso (desus.), es decir, no pertenece a la norma culta, la misma indicación hecha en el Diccionario panhispánico de dudas:
“No debe usarse la forma almóndiga, propia del habla popular de algunas zonas”.
Aun así, tanto ha corrido el rumor de que estaba “admitido”, que la RAE se pronunció al respecto para aclarar que ni se ha incluido en el diccionario en época reciente, ni pertenece al lenguaje culto.
Por su parte, la palabra “cocreta” nunca se ha integrado en los diccionarios académicos, salvo en el Diccionario panhispánico, aunque advirtiendo de que “Es errónea la forma cocreta, usada a veces en la lengua popular”.
Tampoco ha estado en los diccionarios académicos fragoneta, que no está documentada en el CORPES XXI.
Otro ejemplo interesante es murciégalo, forma que “entró ya en 1734 como variante válida e incluso preferida de murciélago (…) y fue solo en ediciones posteriores cuando adquirió la marca de vulgar y desusada, según fue cayendo en desuso en la lengua culta general”.
Algo similar ocurrió con asín, también vulgar, de la edición de 1770 o toballa, en desuso.
Almóndiga, murciégalo, toballa o asín están en el diccionario aunque no pertenecen a la norma culta. Tampoco lo están brillibrilli o juernes, por no hallarse todavía suficientemente documentados. Si algún día se incluyeran, probablemente lo harían como coloquialismos, por lo que no pertenecerían a la norma culta, es decir, no estarán aceptados, aunque estén registrados.
*Amalia Pedrero González es profesora titular de lengua española de la Universidad CEU San Pablo, España.
Este artículo fue publicado en The Converation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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