
La bancada morenista y aliados aprobaron la reforma constitucional que prohíbe la producción, distribución y venta de vapeadores y cigarros electrónicos.
Legisladoras y legisladores guindas expresaron sus argumentos a favor de la prohibición, y contra el uso de estos dispositivos.
Para verificar sus dichos, consultamos a especialistas, estudios y la postura de organismos sanitarios a nivel internacional, como la Organización Mundial de la Salud.
En términos generales, dichas instancias coinciden en estos puntos:
Tanto los cigarros tradicionales como los vapeadores dañan la salud; y sobre estos últimos, se alerta que su diseño, colores y aromas atractivos pueden ser un gancho para que jóvenes comiencen a fumar.
Por otro lado, la OMS y otras instancias coinciden en que no hay evidencia suficiente que determine si el uso de vapeadores es una buena alternativa para dejar de fumar.
Y ocurre algo similar respecto a los dichos sobre que los cigarros electrónicos son más nocivos que los tradicionales. Especialistas mencionan que aún faltan estudios, ya que comenzaron a utilizarse hace relativamente poco.
Los aditivos y saborizantes pueden hacerlos más adictivos, pero es importante la acotación de que hay distintas marcas y modelos de vapeadores, con diferentes sustancias y efectos. Legisladores suelen generalizar, sin considerar esas diferencias.

Las senadoras morenistas Julieta Andrea Ramírez Padilla y Lilia Margarita Valdéz Martínez, así como la senadora del PVEM, Maki Esther Ortiz Domínguez, aseguraron que los vapeadores no son una alternativa para que personas ya fumadoras dejen el tabaco.
“La industria ha llegado a promover la idea de que los vapeadores son una alternativa para dejar de fumar. No existe ni una sola evidencia de que los vapeadores ayuden a dejar de fumar, eso es pura mercadotecnia”, dijo Julieta Andrea Ramírez Padilla.
Existen estudios que sí muestran resultados efectivos de los vapeadores para que adultos fumadores dejen el tabaco.
La organización de investigadores independientes, Cochrane, revisó 88 ensayos en Estados Unidos, Italia y Reino Unido que concluyeron que los cigarros electrónicos con nicotina ayudaron a adultos fumadores a dejar el tabaco a largo plazo, contra otros usuarios que utilizaron otro tipo de terapias.
Al respecto, el neumólogo y profesor de la Universidad de Guadalajara, Gustavo Rosales, explicó que los vapeadores podrían funcionar como una “terapia puente”; sin embargo, apuntó que esto sólo se ha demostrado en países donde los vapeadores sí están regulados, como Reino Unido.
“Cambiar al vapeo reduce significativamente la exposición a toxinas que pueden causar cáncer, enfermedades pulmonares y enfermedades del corazón y de la circulación, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Estas enfermedades no son causadas por la nicotina, que es relativamente inofensiva para la salud”.
Sin embargo, vapear no está exento de riesgos. Los no fumadores y los jóvenes menores de 18 años no deberían empezar a vapear”, señala el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido.
Por otro lado, organizaciones internacionales como la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense (FDA), la OMS y la Cofepris en México, no han aprobado el cigarro electrónico o los vapeadores como una alternativa para dejar de fumar, pues consideran que no hay suficiente evidencia.
“A nivel poblacional no se ha demostrado la eficacia de los cigarrillos electrónicos como productos de consumo para dejar de fumar”, señala la OMS, que recomienda usar otras alternativas avaladas, como los parches o terapias, para estos fines.
“Si bien ciertos cigarrillos electrónicos pueden ayudar a los adultos que fuman a dejar completamente de fumar o reducir significativamente su uso de cigarrillos más dañinos, la FDA no ha aprobado ningún producto de cigarrillo electrónico como dispositivo para dejar de fumar. Se necesita más investigación para determinar la seguridad y eficacia de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar de fumar”, refiere en tanto la FDA.
“El vapeador es 10 veces más dañino que un cigarrillo, se venden sin control. En Ciudad Juárez, de donde yo soy diputada, hay dispensadores, que tú llegas, le echas 180 pesos y te dispensa un vapeador sin ningún control de edad o de qué es lo que contiene el producto”, dijo la diputada Lilia Aguilar Gil.
“Ese aparatito que se ve inofensivo esconde detrás de él una concentración, de un solo vapeador, hasta de tres cajetillas de cigarro y con eso esconden además sustancias tóxicas que no reportan. Se ha detectado plomo, níquel, cadmio y los productos reportan solo tres sustancias, pero los estudios han revelado hasta 33 sustancias al interior de esos productos y también representan un grave problema ambiental”, mencionó en tanto la senadora Julieta Andrea Ramírez Padilla.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos consideran que “el aerosol de los cigarrillos electrónicos contiene menos sustancias químicas tóxicas que la mezcla mortal de 7 mil sustancias químicas que hay en el humo de los cigarrillos regulares”.
Sin embargo, el mismo organismo también señala que es difícil conocer exactamente qué sustancias contiene cada una de las distintas marcas y modelo de vapeadores. Se han encontrado que algunos aseguran tener 0% de nicotina, cuando sí la contienen.
El doctor Aldo Montemayor y el doctor en Salud Pública, Horacio Tovalín, coinciden en que no es apropiado comparar el cigarro convencional con el del vapeador.
“Determinar cuántas veces es más dañino uno en comparación al otro no es apropiado porque hay muchas variables: la presentación, qué es lo que contiene cada uno, entre otras cosas”, señaló Montemayor.
Puedes leer: Vapeadores: qué sustancias contienen y qué dicen estudios y autoridades de Salud sobre sus efectos
En febrero de 2024, la Cofepris presentó el análisis de productos utilizados para el vapeo en los que se encontraron 33 sustancias tóxicas. Este 13 de diciembre Armida Zúñiga Estrada, titular de Cofepris, insistió en la conferencia mañanera en que los vapeadores señalan en su etiqueta solo tres ingredientes: glicerina, propilenglicol y saborizantes. Aunque al hacerles pruebas, aseguró, se identificaron más de 30 sustancias no declaradas, como tolueno, benceno y dimetil éter.
La funcionaria dijo que se hicieron pruebas con productos de diferentes estados. Sin embargo, no se especificó el tipo ni la marca de los productos analizados.

“Los e-cigarros no tienen una dosis específica y las cantidades de nicotina varían de acuerdo con cada fabricante, por lo que el consumidor realmente no sabe qué ni cuánto está consumiendo”, refirió en tanto una infografía publicada por la UNAM.
Legisladores de oposición han alertado que al prohibir la venta de vapeadores, en lugar de regularla, consumidores podrían recurrir al mercado irregular. Y esto aumentaría el riesgo, ya que podrían adquirir dispositivos que no pasaron por ningún control o estudio de salud, sobre qué sustancias tienen.
“Estos dispositivos, además de ser altamente adictivos, elevan el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, pulmonares y trastornos del aprendizaje. Es importante destacar que la OMS desaconseja el uso de vapeadores como una herramienta para dejar de fumar, ya que no existe evidencia científica que concluya o que respalde su eficiencia”, dijo la diputada morenista Leide Avilés Domínguez.
Los vapeadores resultan adictivos, ya que la mayoría de los líquidos para vapeo contienen nicotina, que es un agente adictivo primario de los productos del tabaco. Las cantidades de nicotina en los vapeadores puede variar de los 36mg/ml hasta los 6mg/ml, aunque no se sabe con exactitud debido a la falta de regulación y la variedad de los dispositivos.
Además de la nicotina, los saborizantes y colorantes artificiales contenidos en vapeadores y algunos cigarros de cápsula, además de sustancias como el aceite de cannabis, fentanilo, mdma o cualquier componente adictivo en estado líquido, pueden hacer que los vapeadores más adictivos que un cigarro convencional, a decir de especialistas y los CDC.
“La mayoría de los cigarrillos electrónicos contienen nicotina, que es adictiva y tóxica para el feto en desarrollo. La exposición a la nicotina también puede perjudicar el desarrollo del cerebro de los adolescentes y de los adultos, que continúa hasta los 20 a 25 años. El aerosol de los cigarrillos electrónicos puede contener sustancias químicas que son dañinas para los pulmones. Además, el uso de cigarrillos electrónicos por parte de los jóvenes está asociado al consumo de otros productos de tabaco, como los cigarrillos regulares”, refieren los CDC.
Aunque, por otro lado, el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido refiere que el uso del vapeo frente al cigarro reduce significativamente la exposición a toxinas que provocan enfermedades pulmonares, del corazón, de la circulación, cáncer, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, sin que el vapeo esté exento de riesgos, y recomendando a los no fumadores y jóvenes menores de 18 años que no usen vapeadores.
En el caso de la OMS, asegura que todavía no hay pruebas científicas suficientes para asegurar que el uso de vapeadores es una alternativa real para dejar de fumar, pero sí señala que los vapeadores no son seguros, particularmente para adolescentes debido a que la nicotina es altamente adictiva y la exposición a esta puede tener efectos nocivos duraderos.
“Aquí se ha dicho que la prohibición genera mercado negro. Eso es falso. No tiene cómo comprobarse, es un argumento que usa la industria tabacalera para que esta iniciativa sea frenada”, dijo el diputado morenista Gerardo Ulloa Pérez.
Expertos consultados por El Sabueso coinciden en que la prohibición de la venta de vapeadores pone en riesgo la salud e integridad de los consumidores, ya que al ser comercializados de manera informal no solo se dificultan los controles de calidad y seguridad de los productos, sino también puede aumentar la influencia del crimen organizado en su distribución.

Marcela Madrazo, directora del proyecto “Vapeo Informado”, señala que la industria del vapeo no solo está ligada a grandes industrias tabacaleras, también existen numerosos pequeños productores de líquidos y equipos, sobre los que también habría repercusión.
Por otro lado, la también especialista en adicciones, Guadalupe Ponciano, explicó que dicha prohibición no genera un mercado ilegal, sino que ya existe, y podría agudizarse la problemática.
Esa comercialización, dijo, se debe a la corrupción en aduanas, que es donde entra mercancía ilegal proveniente de países como China, y además se padece la falta de marcos normativos.
Luego de la prohibición del uso de vapeadores mediante un decreto presidencial en 2022, al año siguiente la Cofepris informó sobre el decomiso de 121 mil piezas de estos productos, ubicados en establecimientos y máquinas expendedoras.
A pesar de las prohibiciones de dichos productos, la Encuesta Global de Tabaquismo en Adultos 2023 reveló que el uso de cigarrillos electrónicos en México aumentó al doble, ya que pasó de 975 mil en 2019 a 2.1 millones de usuarios de vapeadores para 2023.
De acuerdo con la encuesta, este incremento se observa desde 2015, pues pasó de 35.3% a 70.7% en 2023.
“En México el 29 de octubre se confirmó la muerte de un joven en el estado de San Luis Potosí, quien fue diagnosticado con un cuadro pulmonar severo y posteriormente el Instituto Nacional de Referencia Epidemiológica confirmó que el paciente tenía una pulmonía atípica causada por el uso de un vaporizador”, dijo la diputada Margarita García García, del Partido del Trabajo.
La Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud Federal confirmó en ese caso la primera defunción reportada a nivel nacional por enfermedad pulmonar aguda grave “asociada” al uso de vapeadores.
De acuerdo con un comunicado del gobierno de San Luis Potosí, un joven de 18 años residente de dicha entidad ingresó el 14 de octubre de 2019 al Hospital Central “Dr. Ignacio Morones Prieto” con un cuadro pulmonar severo, y antecedentes de uso de cigarrillo electrónico. El 29 de octubre de ese mismo año se confirmó su fallecimiento.
Los estudios de laboratorio realizados en el hospital descartaron la presencia de bacterias en cultivos. Por su parte, el Laboratorio Estatal de Salud Pública confirmó la ausencia de virus de la influenza.
Mientras que el Instituto Nacional de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE) no confirmó que el paciente padeciera pulmonía atípica causada por el uso de un vaporizador. Lo que realizó fue un panel viral negativo para influenza, virus sincitial, enterovirus, y otros agentes virales que pueden causar neumonía, y todos resultaron negativos.
Por este motivo, la Dirección General de Epidemiología confirmó la defunción como enfermedad pulmonar aguda grave asociada al uso de vapeadores. Indicando que fue la primera reportada a nivel nacional.
En un aviso epidemiológico del Conave y el gobierno de México, en 2020, también se confirmó que la defunción fue por enfermedad pulmonar aguda grave asociada al uso de cigarrillo electrónico y vapeadores. Se descartó etiología bacteriana en la unidad médica tratante, e infección por virus respiratorios (virus de influenza, parainflueza (1, 2 y 3), virus sincitial respiratorio, coronavirus (229E, NL63& HKU1), enterovirus/rinovirus, metaneumovirus, bocavirus y adenovirus) por parte del InDRE.
El equipo de El Sabueso se puso en contacto con la Secretaría de Salud de San Luis Potosí y la Secretaría de Salud Federal para obtener más detalles sobre este caso; no obstante, al momento de esta publicación, no ha recibido respuesta.
Sin distinguir de qué forma se dio el consumo ni con qué tipo de productos para fumar, el gobierno de México reportó en esta infografía que cada año mueren más de 63 mil personas en el país por tabaquismo, es decir, 173 personas al día.
La diputada del PT también mencionó que hay estudios “que han concluido que el 80% de las muertes causadas por el uso de vapeadores son personas entre los 18 y 35 años”.
Se contactó a la diputada Margarita García García para conocer las fuentes de información de las declaraciones, pero hasta la publicación de esta nota, no recibimos respuesta.
Identificamos un reporte de 2019 de los CDC estadounidenses donde se menciona un brote multiestatal en Estados Unidos de lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos o vapeo (EVALI).
El documento señala que el 80% de los pacientes tenía menos de 35 años y el 15% era menor de 18 años, pero no indica que ese porcentaje muriera.
De acuerdo con el informe, se registraron 26 muertes en 21 estados y la edad media de fallecimiento fue 49 años, en un rango de 17 a 75 años.
En cuanto a que supuestamente el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) asegura que de no realizar acciones que regulen o prohíban el uso de vapeadores, seguirán muriendo 140 mexicanos por día, que también hizo la diputada, la Secretaría de Salud, la Conadic y el INSP realizaron un informe donde indican que a nivel nacional se registran “141 muertes por día que pueden ser prevenibles”, por tabaquismo, sin mencionar específicamente a los vapeadores.

Mas de 350 palestinos han muerto desde el pasado 10 de octubre en Gaza, donde seis semanas después del inicio del alto el fuego la situación sigue siendo desesperada para la gran mayoría de sus habitantes.
Israel y Hamás sellaron el pasado 10 de octubre un acuerdo de cese el fuego que debía poner fin a dos años de un conflicto que ha devastado la Franja de Gaza.
Seis semanas después del inicio de ese cese de hostilidades, el derramamiento de sangre no ceja en Gaza, donde civiles palestinos siguen muriendo a diario por disparos o ataques israelíes.
La intensidad del conflicto se ha reducido, pero eso no ha evitado que la cifra de víctimas palestinas siga creciendo, aunque más lentamente.
La ayuda humanitaria, tras meses de férreo bloqueo, vuelve a entrar a la Franja, pero no en el volumen necesario para hacer frente a las necesidades de una población que sigue, en su gran mayoría, desplazada y en un territorio que se ha quedado prácticamente sin infraestructuras.
El alto el fuego ha permitido que la ONU empiece a reabrir las escuelas que opera en la Franja, la mayor parte de ellas dañadas por los bombardeos y que siguen sirviendo de refugio para muchas familias. El sistema sanitario también sigue siendo muy precario. Solo 36 de los hospitales de Gaza están parcialmente operativos, según Naciones Unidas.
Hamás, aunque ha quedado muy debilitado, se niega a desarmarse, como demostró al día siguiente de iniciarse el alto el fuego, cuando sacó a 7.000 milicianos armados a las calles para reafirmar el control sobre zonas de Gaza desocupadas por las tropas israelíes. Pero su hegemonía está siendo cuestionada por un nada desdeñable número de grupos armados han proliferado en la Franja dispuestos a hacerle frente.
En medio de todo esto, los palestinos aguardan a que el plan de paz que propuso el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, del que el alto el fuego solo constituía una primera fase, avance y pueda comenzar la reconstrucción de un territorio controlado aún en su mayoría por el ejército israelí.
El goteo de víctimas desde el día en que entró en vigor el alto el fuego no se ha detenido.
Más de 350 personas han muerto en Gaza en ataques israelíes desde entonces, lo que elevan la cifra total de víctimas palestinas desde el inicio del conflicto el 7 de octubre de 2023 a 70.100, muchas de ellas mujeres y niños, según cifras del ministerio de Sanidad de Gaza.
Los milicianos de Hamás continúan siendo objetivo del ejército israelí, pero la enorme mayoría de víctimas siguen siendo civiles, como el fotógrafo Mahmud Wadi, fallecido este martes en un ataque con dron en Jan Yunis. O los hermanos Fadi y Juma Abu Assi, de 8 y 11 años que, según su familia, estaban buscando leña para cocinar al este de esta misma ciudad cuando fueron alcanzados el pasado sábado por el fuego israelí.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) aseguraron a la BBC que habían disparado sobre dos sospechosos que cruzaron la Línea Amarilla.
Esta demarcación, que delimita el territorio al que Israel aceptó retirarse tras el alto el fuego, no está claro para muchos palestinos, a veces con consecuencias fatales.
Pero las muertes no solo se han producido en las inmediaciones de la Línea Amarilla. Israel ha llevado a cabo bombardeos de zonas densamente pobladas en Gaza en respuesta, según las FDI, a ataques de Hamás.
En uno de ellos, en la noche del pasado 28 de octubre, murieron 104 palestinos en una oleada de bombardeos en Ciudad de Gaza, Beit Lahia, Bureij, Nuseirat y Jan Yunis, según el ministerio de Sanidad de la Franja. Israel alegó que actuó contra “decenas de objetivos terroristas”.
Tanto las FDI como Hamás se han acusado mutuamente de violar el alto el fuego en repetidas ocasiones.
El pasado 21 de noviembre, el portavoz de Unicef, Ricardo Pires, recordó que, desde el cese el fuego, dos niños han muerto de media cada día en Gaza.
“Esto no son estadísticas. Cada uno de ellos era un niño con una familia, un sueño, una vida truncada repetidamente por la violencia continuada”, dijo Pires a los periodistas.
El estricto bloqueo que Israel impuso en Gaza durante meses antes del alto el fuego, impidiendo el acceso de ayuda humanitaria a la Franja, provocó una hambruna que mató a más de 200 personas, según la propia denuncia de la ONU.
El acuerdo de alto el fuego alcanzado entre Israel y Hamás establecía que 600 camiones de ayuda humanitaria debían entrar diariamente a la Franja para satisfacer las necesidades básicas de sus 2,1 millones de habitantes.
Sin embargo, aunque desde el 10 de octubre Israel ha aflojado los controles y se ha permitido la entrada de ayuda, no se han alcanzado los niveles necesarios, según la ONU.
El acceso humanitario sigue estando muy restringido, tal y como denunciaron recientemente un grupo de expertos de Naciones Unidas, entre otras cosas porque solo se han reabierto dos de los seis pasos fronterizos.
“El volumen de camiones de ayuda que entran en Gaza nunca ha alcanzado el objetivo acordado de 600 al día y, con frecuencia, ha sido inferior a la mitad de esa cifra”, afirmaron los expertos, entre los que se encuentra Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los territorios palestinos.
Amnistía Internacional también ha denunciado que Israel sigue bloqueando “la entrada de equipos y materiales necesarios para reparar las infraestructuras vitales y retirar municiones sin explotar, escombros contaminados y aguas residuales”, señaló recientemente la organización en un comunicado.
Israel asegura que desde el inicio del alto el fuego han entrado en Gaza una media de 600 a 800 camiones diarios con alimentos, suministros para refugios y material médico, según la Coordinadora de Actividades Gubernamentales en los Territorios (COGAT). El 41% de esos camiones van al sector privado, según sus propias cifras.
Según la OCHA, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, aunque la frecuencia con la que los gazatíes comen ha mejorado en la mayoría de los hogares, “el consumo de alimentos sigue estando muy por debajo de los niveles anteriores al conflicto”, y la dieta se basa principalmente en cereales, legumbres y cantidades moderadas de lácteos y aceite, con un acceso muy limitado a alimentos nutritivos como la carne, las verduras y las frutas.
Tal y como relató a la BBC Sami Matar, de la ONG Anera, que gestiona una cocina comunitaria en Gaza, “nos vemos obligados a cocinar principalmente tres tipos de comidas a la semana: arroz, pasta y lentejas (…) Necesitamos que la comida sea más variada, para garantizar verduras frescas y proteínas esenciales como la carne y el pollo”.
Estos productos, asegura, “no pueden entrar en Gaza para su distribución como ayuda humanitaria”, y solo las importan vendedores locales, aunque muchos gazatíes no tienen dinero para comprarlas.
Quien ha dejado de operar en Gaza seis meses después de ponerse en marcha es la polémica Fundación Humanitaria de Gaza (GHF, por sus siglas en inglés), que crearon Estados Unidos e Israel para eludir el sistema tradicional de ayuda de la ONU. Cientos de personas murieron por disparos israelíes durante sus caóticas entregas de cajas de ayuda humanitaria.
El acuerdo de alto el fuego establecía que el ejército israelí se retiraría de Gaza “en base a estándares, hitos y plazos” que debían ser acordados por todas las partes.
Un mapa que distribuyó la Casa Blanca entonces mostraba las tres etapas propuestas para la retirada de las tropas israelíes, que dejaba en la primera fase, la única que se ha acordado por el momento, bajo control israelí un 53% de Gaza, toda la franja que se extiende a lo largo de la frontera con Israel.
En las siguientes fases, este territorio debería reducirse hasta el 40% en la segunda etapa y hasta el 15% en la última, una suerte de “perímetro de seguridad” que “permanecería hasta que Gaza esté debidamente protegida frente a cualquier resurgimiento de la amenaza terrorista”.
Actualmente, las FDI permanecen tras la conocida como Línea Amarilla, en un territorio que, según una investigación de BBC Verify que analizó videos e imágenes satelitales, es mayor de lo previsto en el acuerdo con Hamás.
En algunos puntos, los marcadores colocados por las tropas israelíes para señalizar la división se encontraban cientos de metros más al interior de la Franja de lo que se esperaba según la línea de retirada.
En este territorio, Israel ha destruido además barrios enteros en lo que parecen demoliciones intencionadas. Según un análisis de BBC Verify, al menos 1.500 edificios fueron derribados en el primer mes tras el alto el fuego.
Israel alega que estas demoliciones no violan lo acordado ya que según los términos del cese al fuego, “todas las infraestructuras del terror, incluyendo túneles, deben ser desmantelados en Gaza. Israel actúa en respuesta a las amenazas, violaciones y la infraestructura del terror”, dijo un portavoz de las FDI.
Pero algunos analistas y expertos en derecho internacional opinan que estas demoliciones podrían estar violando las leyes de la guerra, que prohíben la destrucción de propiedad civil por parte de una potencia ocupante, así como poniendo en peligro el acuerdo de alto el fuego.
Más del 90% de la población de Gaza se ha visto desplazada durante los dos años de conflicto y la mayoría sigue viviendo en tiendas de campaña improvisadas.
Muchos no pueden regresar a sus hogares porque ya no están ahí. Según cifras de la ONU, el 80% de los edificios de la Franja han sido destruidos. En la Ciudad de Gaza, el principal núcleo urbano del territorio, esta cifra se eleva hasta el 92%.
En los últimos meses y, especialmente desde el inicio del alto el fuego, una serie de facciones armadas enfrentadas a Hamás han proliferado en la Franja de Gaza.
Entre ellos hay grupos que se apoyan en clanes familiares, bandas criminales y nuevas milicias, algunas de las cuales cuentan con el respaldo de Israel, como ha admitido el propio primer ministro Benjamin Netanyahu.
Hamás no parece estar dispuesto a ceder el control de la Franja y en las semanas posteriores al alto el fuego se han podido ver videos en redes sociales de sus milicianos propiciando palizas o ejecutando a plena luz del día de miembros de grupos rivales a los que acusan de colaborar con Israel.
Estas nuevas formaciones operan, cada uno en su porción de territorio, dentro de la Línea Amarilla, la parte de la Franja que sigue controlada por el ejército israelí.
Están, por ejemplo, las Fuerzas Populares, el grupo que lidera Yaser Abu Shabab en la zona de Rafah, que ha sido acusado de haber saqueado camiones de ayuda humanitaria enviados a Gaza durante la guerra. O las Fuerzas de Ataque Antiterrorista, que dirige Hossam al Astal en los alrededores de Jan Yunis. Otro de los grupos es el Ejército del Pueblo – Fuerzas del Norte, que está liderado por Ashraf al Mansi y que opera en el norte de la Franja.
Algunos de estos grupos aspiran a acabar formando parte de las futuras fuerzas policiales de Gaza y aseguran, aunque no está confirmado, que trabajan en coordinación con la Junta para la Paz, el organismo internacional que deberá administrar Gaza bajo el plan del presidente estadounidense Donald Trump.
Su despliegue despierta recelos entre parte de la población gazatí y de la Autoridad Nacional Palestina, que desconfía del apoyo que Israel parece prestar a algunos de estos grupos.
“Israel podría exigir la integración de estas milicias, debido a sus propias consideraciones políticas y de seguridad específicas”, señaló el general Anwar Rajab, portavoz de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina, a la corresponsal de la BBC en Medio Oriente Lucy Williamson.
Pero las exigencias de Israel, prosiguió, “no necesariamente benefician a los palestinos. Israel quiere seguir imponiendo su control de una u otra manera en la Franja de Gaza”.
En el acuerdo de alto el fuego, Hamás se comprometió a devolver en un plazo de 72 horas a los 20 rehenes israelíes vivos y los cadáveres de los 28 secuestrados que aún se encontraban en Gaza.
Según los términos de lo pactado, Israel debería devolver 15 cadáveres de palestinos en su poder por cada rehén fallecido en manos de Hamás.
Todos los rehenes vivos fueron liberados el 13 de octubre a cambio de 250 presos palestinos y 1.718 detenidos de Gaza.
Hasta ahora se han entregado los restos mortales de 26 secuestrados, 23 de ellos israelíes, así como un tailandés, un nepalí y un tanzano.
A cambio, Israel ha devuelto los cadáveres de 330 palestinos muertos durante la guerra. En su mayoría son cuerpos sin identificar de los que no está claro si fallecieron en Gaza o bajo custodia israelí, y algunos muestran signos de tortura, según han denunciado los doctores que los recibieron.
Israel ha acusado a Hamás de retrasar deliberadamente la recuperación de los cadáveres de los rehenes, mientras que Hamás ha insistido en que está luchando por encontrarlos bajo los escombros.
La lentitud de los avances ha supuesto que no se haya avanzado en la segunda fase del plan de paz del presidente Donald Trump para Gaza. Este incluye planes para la gobernanza de Gaza, la retirada de las tropas israelíes y el desarme de Hamás y la reconstrucción.
Hamás tomo 251 rehenes el 7 de octubre de 2023, cuando lanzó un ataque sorpresa sobre el sur de Israel en el que mató a más de 1.200 personas -en su mayoría civiles- que desencadenó una respuesta militar de una intensidad sin precedentes del ejército israelí sobre Gaza.
El cese de las hostilidades, el retorno de los rehenes, la retirada del ejército israelí de zonas de Gaza y la entrada de ayuda humanitaria forman parte de la primera fase del conocido como plan de paz de Trump para Gaza, que cuenta con 20 puntos.
Una vez alcanzado, la partes debían avanzar hacia las siguientes etapas, que prevén el despliegue de una Fuerza Internacional de Estabilización (FIE) y, en un futuro, el posible camino hacia el establecimiento de un Estado palestino, algo que el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ha rechazado.
El pasado 17 de noviembre, el plan presentados por Estados Unidos recibió el espaldarazo del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que permitiría avanzar desde el alto el fuego hacia la reconstrucción de la Franja.
La resolución prevé la creación de una “Junta para la paz” que supervisaría la gobernanza de un comité tecnocrático y apolítico palestino y supervisaría la reconstrucción de Gaza y la entrega de ayuda humanitaria, aunque no especifica quién formaría parte de esa junta.
Tampoco está claro por ahora qué países aportarían efectivos para esas fuerzas de estabilización, ni el papel que tendrá en Gaza la Autoridad Nacional Palestina, a la que el plan exige una reforma profunda.
El plan también prevé la desmilitarización de Hamás y otros grupos en la Franja, algo a lo que la milicia islamista se ha negado.
Según la resolución, la fuerza de estabilización colaborará con Israel y Egipto, junto con una fuerza policial palestina de nueva formación debidamente seleccionada, para ayudar a proteger las zonas fronterizas y garantizar el proceso de desarme permanente de los grupos armados no estatales, incluido Hamás.
La incertidumbre en torno a todas estas cuestiones ha frenado el inicio de la segunda fase del plan de paz, para la que aún no hay fecha.
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