Xóchitl Gálvez, virtual candidata presidencial del Frente Amplio por México, se tituló en 2010 como Ingeniera en Computación con un trabajo en el que tomó fragmentos exactos de nueve tesis de distintas universidades, como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y seis más extranjeras.
De acuerdo con una revisión de El Sabueso al informe profesional de la aspirante presidencial titulado “Diseño de edificios verdes e inteligentes”, pudo confirmarse que el 16% del contenido es idéntico o parecido a tesis de licenciatura y otros artículos académicos y especializados en materia electrónica y computacional. En total, 3 mil 700 palabras fueron reconocidas en otros textos.
Gálvez comenzó sus estudios en la Facultad de Ingeniería en 1981, los concluyó en 1985, y consiguió su título en 2010, con el informe profesional que entregó en mayo de ese año. Ese mismo mes y año se registró como candidata a la gubernatura de Hidalgo por la coalición “Hidalgo nos une”, entonces conformada por el PAN, PRD, PT y Convergencia, hoy MC, con la intención de arrebatarle el cargo público al PRI, entonces gobernada por Miguel Ángel Osorio Chong.
Luego que comenzaron a circular en redes sociales párrafos de su informe profesional idénticos a un documento publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) y otro fragmento tomado de Wikipedia, y medios como Etcétera y El País publicaron hallazgos en el mismo sentido, el pasado 20 de septiembre, Gálvez reconoció que sí tomó fragmentos de otros documentos, que no citó.
Sin embargo, justificó que no presentó tesis para obtener el título profesional y entregó un informe profesional, una modalidad que otorga la UNAM a los alumnos para demostrar su experiencia laboral en campo. Este documento académico presentado en mayo de 2010, le permitió a Gálvez tramitar su cédula profesional con número 6713213 que la acredita como Ingeniera en Computación.
Para la revisión del documento, Animal Político utilizó la herramienta digital Copyleaks, en la que se detectó que en el trabajo titulado “Diseño de edificios verdes e inteligentes”, tomó párrafos textuales y parafraseó ideas, conceptos y procesos técnicos que fueron previamente publicados por los autores de tres tesis divulgadas por la UNAM, sin las citas correspondientes.
Se trata de “Infraestructura y tecnologías en México para edificios inteligentes”, 1998; “Introducción al desarrollo y descripción de los sistemas tecnológicos utilizados en un edificio inteligente”, 2005; y “Planeación general del proyecto residencial Reforma 27”, en 2009.
También se detectó que otras ideas fueron extraídas de tesis universitarias ubicadas en el extranjero: en Ecuador, Colombia y España.
Ante los señalamientos de plagio en la elaboración del documento académico, Gálvez lo minimizó, pues consideró que se trataba de conceptos técnicos.
“La mayor parte de los temas son técnicos, describen equipo, son sacados de manuales técnicos, un tema es la política pública del gobierno federal, que se aclara que es la política en materia ambiental y es un tema que sí la ‘pendejié’ porque sí debí poner de dónde era”, reconoció un día después de las acusaciones.
Ernesto Villanueva, Doctor en Derecho e investigador de la UNAM, aclaró que la senadora panista sí se apropió indebidamente de las ideas de otras personas al no citar la fuente original en la elaboración del informe profesional, lo cual no es compatible con los estándares de ética académica, consideró.
“Puede haber un error, pero cuando son párrafos completos o varios párrafos completos ya no es un error, ahí hay una actitud dolosa de de tomar como tuyo o como ideas personales algo que fue reflexionado y hecho por alguien más”, señaló.
Villanueva aclaró que los conceptos técnicos también deben ser citados al momento de introducirse en un nuevo texto.
“La forma de explicar, de analizar, de llegar a una conclusión, siempre es distinta y cada persona le imprime su propia particularidad o una forma de expresión de la idea que le da una originalidad”, explicó el también académico.
A pesar de que la apropiación de ideas podría ser calificado como un agravio, Villanueva pronosticó que no podría aplicarse el Reglamento General de Exámenes de la UNAM, que recientemente fue reformado para evitar plagio en la elaboración de tesis, debido a que la ley no es retroactiva.
En el caso de obtener ideas de tesis sin citar adecuadamente, los autores originales podría interponer una denuncia, según el Artículo 424, fracción segunda, del Código Penal Federal, por apropiación indebida de ideas con fines de lucro, sin embargo no podría proceder en el caso de Gálvez debido a que el supuesto delito prescribe a los seis años, detalló Villanueva.
Nueve meses atrás, en diciembre de 2022, la bancada del PAN en el Senado de la República, a la que pertenece Gálvez, exigió a la ministra Yasmín Esquivel Mossa renunciar a su cargo ante las acusaciones de plagio de sus tesis para obtener el título de licenciada en Derecho por la UNAM.
“Las ministras y ministros de la SCJN deben conducirse con toda honorabilidad y rectitud, más aún aquellas personas que aspiran a presidir nuestro más alto tribunal de justicia. Quienes integramos el Grupo Parlamentario del PAN en el Senado de la República solicitamos que la ministra Esquivel se abstenga de participar en cualquier decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en tanto no se aclare su situación”, reclamó la fracción parlamentaria.
El primer capítulo del informe profesional de Xóchitl Gálvez, relacionado con el marco teórico, es similar al capítulo 1 de la tesis “Introducción al desarrollo y descripción de los sistemas tecnológicos utilizados en un edificio inteligente”, del autor Sergio Hernández, quien publicó en 2005 para la UNAM.
Del capítulo 1 titulado: “Historia del edificio inteligente” se tomaron varios conceptos descritos en los apartados relacionados con la “integración de servicios”, “área de automatización del edificio”, “sistema de seguridad”, “sistema de ahorro de energía”, “área de automatización de la actividad”, “área de telecomunicaciones”, “área de planificación ambiental”, “servicios compartidos, “diseño”, y “administración y mantenimiento”, los cuales fueron desarrollados por el autor en seis páginas.
En tanto, de la tesis titulada: “Planeación General del Proyecto residencial Reforma 27”, publicada por Claudia Gómez y Víctor Jiménez, se extrajo la idea relacionada con la descripción de los principales elementos del sistema que conforman un edificio inteligente.
Se trata de los siguientes dos párrafos:
“… la cual se pueden agregar estaciones adicionales si se requieren. Desde este punto neurálgico, comienza una red de comunicación a, y entre controladores de aplicación específica (CAE’s), así como a interfaces especiales para equipos periféricos (planta de emergencia, subestación y tableros de Iluminación).
Una red secundaria desde controladores, permite la comunicación con la instrumentación de los equipos, la cual permite la implementación de estrategias de monitoreo y control para automatizar la operación de las instalaciones del inmueble de manera eficiente. Dado que la programación de operación de los equipos reside en los CAE’s, el sistema funciona aún si uno o más controladores salen de operación o se interrumpen las líneas de comunicación”.
De la tesis publicada en 1998, titulada “Infraestructura y tecnologías en México para edificios inteligentes”, de la UNAM, tomó los aspectos relacionados con el sistema de administración y ahorro de energía.
“Las posibilidades de un sistema de administración y ahorro de energía son múltiples. Cabe mencionar las siguientes: zonificación de la climatización, intercambio de calor entre zonas, inclusive con el exterior, uso activo o pasivo de la energía solar, identificación del consumo, control automático y centralizado de la iluminación, control de horarios para el funcionamiento de equipo y control de ascensores”.
El concepto de CPU fue obtenido de la tesis titulada “Diseño y construcción de un PLC modular a base de microcontroladores”, de Juan Carlos Bedón Salazar e Iván Rodrigo León Guerrero, quienes la presentaron para obtener el grado de ingenieros electromecánicos por la Escuela Politécnica del Ejército, con sede en Latacunga, Ecuador.
En el apartado de “Puntos de monitoreo y control de los subsistemas” del capítulo 2 del informe, Xóchitl Gálvez también tomó el siguiente párrafo:
“El control de procesos industriales se hacía en forma cableada por medio de contactores y relés. Al operario que se encontraba a cargo de este tipo de instalaciones, se le exigía tener altos conocimientos técnicos para poder realizarlas y posteriormente mantenerlas. Además cualquier variación en el proceso suponía modificar físicamente gran parte de las conexiones de los montajes, siendo necesario para ello un gran esfuerzo técnico y un mayor desembolso económico”.
De la tesis: “Implementación de ingeniería conceptual, básica y de detalle para el diseño de un sistema electrónico de monitoreo de equipos de apoyo de aire acondicionado de la central telefónica de Colón”, que Cristian Felipe Bravo y Felipe Caicedo Medina presentaron para obtener el título de ingenieros electrónicos, la virtual candidata presidencial tomó el concepto de Protocolo Modbus, del cual incluso copió dos párrafos exactos, sin referirse a la fuente original.
“Convertido en un protocolo de comunicaciones estándar de facto en la industria es el que goza de mayor disponibilidad para la conexión de dispositivos electrónicos industriales. Las razones por las cuales el uso de Modbus es superior a otros protocolos de comunicaciones son: es público, su implementación es fácil y requiere poco desarrollo maneja bloques de datos sin suponer restricciones.
Modbus permite el control de una red de dispositivos, por ejemplo un sistema de medida de temperatura y humedad, y comunicar los resultados a un ordenador. Modbus también se usa para la conexión de un ordenador de supervisión con una unidad remota (RTU) en sistemas de supervisión adquisición de datos (SCADA). Existen versiones del protocolo Modbus para puerto serie y Ethernet (Modbus/TCP)”.
Para su informe final, con el que obtendría su grado como ingeniera computacional, Gálvez también tomó frases textuales de otra tesis, pero de la Escuela Politécnica Nacional, ubicada en Quito, Ecuador, y que fue presentada por Andrés Cevallos y Fernando Mejía, en 2007.
Se trata de la descripción del Protocolo Modbus que se desarrolla en el capítulo 1 de dicho documento y del cual Gálvez obtuvo otro párrafo, sin citar.
“Cada dispositivo de la red Modbus posee una dirección única. Cualquier dispositivo puede enviar órdenes Modbus, aunque lo habitual es permitirlo sólo a un dispositivo maestro. Cada comando Modbus contiene la dirección del dispositivo destinatario de la orden. Todos los dispositivos reciben la trama pero sólo el destinatario la ejecuta (salvo un modo especial denominado “Broadcast”)”.
Las tesis de los autores de las universidades en Ecuador se convirtieron en los favoritos para obtener información para el informe final de Gálvez en la UNAM. Del proyecto de grado para la obtención del título del ingeniero electrónico en instrumentación Jorge Parra en la Escuela Politécnica del Ejército (ESPE), sacó el concepto de CPU, otra vez sin citar la fuente.
Estas son las líneas tomadas textualmente: “CPU: la unidad central de procesos es el auténtico cerebro del sistema. Es el encargado de recibir órdenes del operario a través de la consola de programación y el módulo de entradas”.
Como en otras ocasiones, la aspirante presidencial dijo: “Mi postura ya la hice pública. Respetaré la decisión que tome la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) sobre mi título profesional. Si lo anula, volveré a presentar un trabajo impecable para acreditar mi experiencia profesional”.
El pasado 20 de septiembre, la UNAM informó que investigará el presunto plagio en el informe de titulación de Xóchitl Gálvez. Enrique Graue, rector de la máxima casa de estudios, pidió a la Facultad de Ingeniería que turne el asunto al Comité de Ética para elaborar un análisis.
Aunque estas palabras estén incluidas en el diccionario de la Real Academia Española, eso no significa que pertenezcan a la norma culta.
Si necesitas saber lo que es una azotehuela, parrillar, un pósnet, rapear, un sérum, tutti frutti o yuyu, desde diciembre pasado lo puedes consultar en el Diccionario de la Lengua Española de la Real Academia y de la Asociación de Academias de Lengua Española.
Más sorprendente puede ser descubrir que también están en el diccionario palabras como “almóndiga”, “toballa” o “murciégalo”.
Desde que existe una versión electrónica del DLE (como se conoce el diccionario), cada año se publican nuevas incorporaciones. En 2024, se llegó a la actualización 23.8 o, lo que es lo mismo, la octava actualización de la vigésima tercera edición, publicada en 2014.
Estas actualizaciones afectan tanto a nuevas palabras, como a la incorporación o revisión de acepciones, etimologías… sin que haya un número exacto estipulado. En la última edición supuso más de cuatro mil novedades (entre incorporaciones, modificaciones y supresiones); el número de entradas en el diccionario asciende a 94 mil.
El Diccionario de la Lengua Española es un diccionario de uso: para determinar si un término está asentado y podría incorporarse, existen bancos de datos que proporcionan sus datos exactos, como es el caso del CORPES XXI. Esto permite hacerse una idea de si está extendido el término.
En ese caso, al comprobar que una voz está suficientemente implantada al aparecer en el corpus con un número significativo de casos, ya sea en una zona geográfica, o en un estilo concreto, se incluye en el diccionario. Pero no siempre lo más documentado es lo más culto.
La Real Academia justifica la inclusión de los términos con el siguiente criterio de uso:
“El diccionario es una herramienta para entender el significado de las palabras y expresiones que se emplean en textos actuales y antiguos de las numerosas áreas hispanohablantes y de los distintos registros”.
¿Por qué, entonces, pueden preguntarse los lectores, no se incluyen neologismos como “juernes” (voz coloquial usada en España procedente de un cruce entre jueves y viernes, en la que se aplica al día jueves la característica del viernes de ser víspera de festivo) o “brillibrilli” (objeto con un brillo especial)?
De nuevo, lo amplio de su uso es el criterio esgrimido por la Academia:
“Trata el diccionario de recoger exclusivamente las palabras y acepciones de nueva creación que se consideran extendidas y asentadas en el uso de los hablantes. De ahí que muchos neologismos de creación muy reciente no generalizados deban esperar para poder incorporarse al diccionario”.
Lo que más suele llamar la atención de las voces registradas en el diccionario son aquellas vulgares o coloquiales, entendiendo por estas los usos ajenos a la norma culta, porque puede parecer que no son adecuadas a este tipo de obras.
El hecho de ser un diccionario de uso hace que en él tengan cabida voces que son incorrectas o se consideran “vulgarismos”. Pero incluirse en el diccionario no significa que deje de ser vulgar: es importante distinguir entre “estar incluido en el diccionario” (cualquier voz que aparezca en él) y “pertenecer a la norma culta” (uso perteneciente a un estilo cuidado).
Abreviaturas, como vulg. (vulgar) o coloq. (coloquial) nos informan del estilo al que corresponde su uso.
Muchos de los vulgarismos incluidos se mantienen porque fueron incluidos en el pasado:
“En general, solo se pueden encontrar en el diccionario algunos de los vulgarismos que se incluyeron en siglos pasados y que hoy, como mucho, siguen usándose en niveles de lengua bajos. Así, almóndiga entró en la primera edición del diccionario (en 1726), donde ya se consideraba una variante corrupta y sin fundamento de albóndiga”.
Otros, en cambio, son más recientes, como la palabra “conchudo”, que se introdujo en 1992 con esta definición: “2. adj. coloq. Am. Sinvergüenza, caradura”.
Por esta razón, la entrada para almóndiga es la siguiente:
almóndiga 1. f. desus. albóndiga. U. c. vulg. .
Se marca que es femenino (f.), pero también vulgar (vulg.) y en desuso (desus.), es decir, no pertenece a la norma culta, la misma indicación hecha en el Diccionario panhispánico de dudas:
“No debe usarse la forma almóndiga, propia del habla popular de algunas zonas”.
Aun así, tanto ha corrido el rumor de que estaba “admitido”, que la RAE se pronunció al respecto para aclarar que ni se ha incluido en el diccionario en época reciente, ni pertenece al lenguaje culto.
Por su parte, la palabra “cocreta” nunca se ha integrado en los diccionarios académicos, salvo en el Diccionario panhispánico, aunque advirtiendo de que “Es errónea la forma cocreta, usada a veces en la lengua popular”.
Tampoco ha estado en los diccionarios académicos fragoneta, que no está documentada en el CORPES XXI.
Otro ejemplo interesante es murciégalo, forma que “entró ya en 1734 como variante válida e incluso preferida de murciélago (…) y fue solo en ediciones posteriores cuando adquirió la marca de vulgar y desusada, según fue cayendo en desuso en la lengua culta general”.
Algo similar ocurrió con asín, también vulgar, de la edición de 1770 o toballa, en desuso.
Almóndiga, murciégalo, toballa o asín están en el diccionario aunque no pertenecen a la norma culta. Tampoco lo están brillibrilli o juernes, por no hallarse todavía suficientemente documentados. Si algún día se incluyeran, probablemente lo harían como coloquialismos, por lo que no pertenecerían a la norma culta, es decir, no estarán aceptados, aunque estén registrados.
*Amalia Pedrero González es profesora titular de lengua española de la Universidad CEU San Pablo, España.
Este artículo fue publicado en The Converation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.
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